La revista Arcoíris de letras, creada por pequeños y adolescentes, es uno de los proyectos con los que la AC pretende que se integren al sistema escolarizado
El confinamiento debido a la pandemia de Covid-19 no impidió que durante el año pasado, y hasta la fecha, decenas de pequeños, muchos de ellos ávidos lectores, se involucren en un nuevo reto: convertirse en colaboradores de una publicación periódica.
Así surgió la revista semestral Arcoíris de letras que este mes llega a su número cuatro y es fruto de una de las muchas acciones que desde hace tres décadas lleva a cabo esa institución de asistencia privada, cuyo objetivo es ayudar a disminuir las actividades laborales de niños y adolescentes en espacios públicos.
Buscamos erradicar el trabajo en la calle de ese sector vulnerable de la población a través de diversas estrategias para incrementar su trayectoria y permanencia mediante el fomento de un pensamiento crítico, para que puedan construir un proyecto de vida desde el ejercicio de sus derechos humanos
, explica Patricia Secunza, directora general de Ednica.
La pandemia, un desafío
En entrevista con La Jornada añade que las actividades relacionadas con la lecto-escritura son las que mejor abonan para que las familias que atienden tengan mejores habilidades y aptitudes para que sus hijos puedan estar y permanecer en el sistema escolarizado, “porque algunos pequeños tienen rezagos, pero en la medida en la que van leyendo y escribiendo, van imaginando otras posibilidades. Leer y escribir les permite generar una voz y promover procesos participativos.
Esta revista permite que cada niño pueda narrar sus historias, contar lo que quiera, y esto conlleva otras experiencias que les ayudan a ejercer sus derechos y a la vez tener una perspectiva distinta de cómo se construye un proyecto de vida.
La actual edición de Arcoíris de letras (https://issuu.com/ednicaiap/docs/arco_ris_de_letras) fue todo un desafío, cuenta Patricia, porque, debido a las medidas sanitarias para evitar contagios de coronavirus, tuvieron que cerrar los tres centros comunitarios donde operan en las colonias Morelos (norte de la ciudad), Ajusco (en Coyoacán) y en la alcaldía Xochimilco.
“Resultó muy complejo, porque también sucedió que algunos chicos y sus familias no podían dejar de trabajar. Nos tuvimos que ajustar para continuar a distancia y que los niños y jóvenes pudieran tomar talleres desde la virtualidad, diseñados e impartidos por nuestro equipo operativo.
“Fue difícil para muchos de ellos sortear las dificultades económicas y emocionales de un contexto de pandemia pero no de encierro, porque no podían estar confinados por tener que trabajar en calle. Es una gran adversidad también tener que estar en el sistema educativo a distancia. Pero, finalmente, los educadores de Ednica y los chicos pudieron conformar un equipo resiliente y creativo para seguir construyendo un proyecto de vida y que saliera a la luz la revista
, reitera Patricia Secunza.
La sección de ensayos titulada Libertad en letras
de la publicación se inicia con el texto No me hagas menos
, escrito por Paola Guerrero Soto, de 19 años, quien explica que “la igualdad de género se refiere a que todos y todas tenemos los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades.
En el mundo, muchas mujeres, niñas y adolescentes no tienen las mismas oportunidades que los hombres, existe una gran desigualdad. Es por ello que necesitamos un cambio real; que las mujeres, niñas y adolescentes tengan las mismas oportunidades en la educación, profesional y socialmente, haciendo a un lado estereotipos que la sociedad nos impone, donde nosotras, como mujeres, seamos felices, alzando la voz y siempre ser tomadas en cuenta.
Jonathan Licona, de 11 años, es un viejo lobo de mar, aficionado a las matemáticas y colaborador asiduo de la revista y las actividades de Ednica desde chiquito
. Su libro favorito es El principito, de Antoine de Saint-Exupéry; en el número anterior, de diciembre de 2020 (https://ednica.org.mx/wp-content/uploads/2020/10/Revista-Literaria-CCXochimilco.pdf), escribió sobre otra de sus pasiones: el futbol.
En entrevista con La Jornada vía Zoom, el elocuente niño dice que le gusta ese deporte “porque es un juego de estrategia. Me ponen un poco nervioso las entrevistas, pero me gustan. Lo que más me agrada de escribir es que expreso mis emociones y puedo hablar de lo que me gusta y de lo que no me gusta.
“A mis compañeros de la revista los conocí en Ednica, donde las actividades me ayudan a distraerme y desestresarme. Pasé el confinamiento de la pandemia aburrido en mi casa, hasta que pudimos venir un ratito, pues aquí tengo un espacio donde puedo hacer mi tarea.
“El próximo año voy a la secundaria, pero aún no decido qué voy a ser de grande. Me gusta escribir cuentos de aventuras y fantasía, la poesía se me hace más difícil. Vivo por el mercado de Nativitas de Xochimilco. Cuando mi familia y amigos leyeron mi texto me dijeron que estaba muy bien hecho; me dio mucha alegría.
Si no existiera Ednica, mi mamá no tendría el apoyo que le dan y mis hermanos y yo no aprenderíamos todo lo que nos enseñan aquí
, concluyó el pequeño escritor.
Para conocer más el trabajo de Ednica, así como apoyar sus actividades educativas y altruistas, se puede consultar la siguiente página de Internet: https://ednica.org.mx/
Quiero jugar, reír y cantar,
quiero ser niña y disfrutar
tengo derecho a la libertad,
al respeto y amabilidad,
para crear un mundo donde brille el sol.
Por Xareni Ríos Martínez (7 años, Centro Comunitario Ajusco)
¿Cuándo fue que caíste? / caíste, cuando todo se hizo difícil / difícil, porque todo se volvió rutina/ rutina que ahoga, que desespera, que enoja / enoja, porque ofrece una falsa salida / salida, que sólo se siente bien por momentos / ¿cuándo fue que llegaste hasta aquí? / aquí, parece no haber alternativas, parece ser el fondo / fondo que no se quiere, porque invita a rendirse / rendirse es arriesgado / rendirse, no es opción.
Por Luis Fernando Reyes Ramírez (18 años, Centro Comunitario Morelos)
Había una vez un hipopótamo que se llamaba José, tenía un enemigo que era un perro salvaje que se llamaba Lobo. Antes eran amigos porque querían encontrar un tesoro perdido, pero el perro no quería compartir el tesoro con el hipopótamo. El perro se fue al parque y el hipopótamo lo siguió, los dos encontraron el tesoro al mismo tiempo, no se ponían de acuerdo para repartirlo y salieron peleados. Después de un rato hablaron y se pusieron de acuerdo, repartieron el tesoro a la mitad, llegaron a un acuerdo y volvieron a ser amigos como antes.
Por José Alberto Lara Rodríguez (8 años), Dulce Lara Rodríguez (6 años), Melanie Lara Rodríguez (5 años). (Centro Comunitario Xochimilco)