«Los exvotos» en la Nueva España Bagaje histórico, semiótico y de caso (1777-2018).

Universidad Nacional de Costa Rica.

Facultad de Ciencias Sociales.

Escuela de Historia.

Curso: Antropología e Historia.

NRC: 40293. Código: HIG-438O.

«Los exvotos pictóricos en la Nueva España y la nación mexicana: Bagaje histórico, semiótico y de caso (1777-2018).»

Estudiantes:

Aurora Bustos Garro.

Víctor Julián Granados Moya.

Profesor:

Doctor Aarón Arguedas Zamora.

 

 

 

 

Tema de investigación.

La producción de los exvotos pictóricos como documentos visuales para la construcción histórica y cultural de las transformaciones sociales en la Nueva España y posterior nación mexicana entre los años de 1777 y 2018.

Justificación.

Para los iniciados en la Historia y la Antropología, no es un secreto que los quehaceres abogan por un contraste de diversas disciplinas sociales, esto con la finalidad de fijar una unificación de pensares y de paradigmas que construyen (de manera concisa) un discurso que aborde aspectos sociales, culturales y cosmogónicos en un objeto de análisis de estudio. El interés por analizar dicha temática recae en una propuesta que trascienda en la comparación entre similares y en la promoción de una Historia aproximada a temáticas excluidas (moralmente), esto con la finalidad de complementar el espacio diacrónico que pueda existir mediante la producción de nuevos cuestionamientos.

El periodo en contraste debe ser comprendido desde los procesos de dominación religiosa, que obligaron a los seres humanos a adaptarse a diversos parámetros culturales expresados en los exvotos pictóricos. Empero, las manifestaciones religiosas populares también fueron y son promotoras de códigos particulares, ajenas a las lecturas religiosas que desea llevar a cabo el poder centralizado en Roma. Dichas brechas (expositoras de «una gran libertad e ingenuidad»), complementaron la temática sacra con el pasar de las generaciones, diversificando su temática originaria por otras transgresoras e incluso denunciantes, las cuales comparten (contemporáneamente) el espacio divino junto con la mofa y la sátira.1

Para fines introductorios, es pertinente hacer mención sobre el exvoto como tal, según el sociólogo Carlos Nazario Mora Duro, corresponde a un objeto que manifestó un agradecimiento por medio de un milagro divino o que expresó un anhelo por parte del solicitante ante «un agente poderoso de orden metasocial».2 Sin embargo (como se mencionó con anterioridad), el exvoto sufrió una transfiguración debido al interés de la opinión pública por su cualidad eficaz como método de difusión y su valor histórico. Dicha inclinación

(promocionada por las redes sociales), quedó reflejada posterior a la devolución de 596 exvotos por parte del Ministero per i Beni e le Attività Culturali de Italia.3

Antes de proceder con una breve mención histórica sobre el bagaje del exvoto, es pertinente traer a colación los elementos que caracterizaron su producción en el antiguo Virreinato de la Nueva España y posterior nación mexicana. Las secciones inferiores y superiores (por lo general), estuvieron compuestas por un breve texto el cual hizo alusión a la acción propiciatoria, gratulatoria o burlesca; cabe mencionar que estas referencias están compuestas por faltas ortográficas.4 Además, el texto se complementó con una recreación de la situación solicitante y pasada, de la mano con la advocación (o advocaciones) a la cual se suscribió el feligrés.5

Las representaciones propiciatorias y gratulatorias transformaron su contenido estructural en cuanto a materiales, composición y vías de comunicación, pero, preservando su objetivo inicial. La industrialización y urbanización tuvieron injerencia en la variación temática de los exvotos, los cuales trascendieron de las enfermedades y accidentes al incluir otros aspectos de la vida cotidiana como la prostitución, violencia, homosexualidad, entre otros.6 Provocando un cambio en el uso e interpretación de signos que componen los retablos, como el caso de la cama, anteriormente concebida como señal de dolencia y debilidad y en la actualidad como un elemento de carácter sexual y de infidelidad.

El exvoto es una muestra fidedigna de los estrechos vínculos entre la advocación y el devoto; para el caso novohispano y mexicano, Nuestra Señora de Guadalupe representó a través de la Historia una gran relevancia ante la numerosa cantidad de «milagritos» que, según los feligreses, fueron cumplidos.7 Así como los orígenes del exvoto se transformaron con el tiempo, la representación novohispana de Tonatzin ha entrecruzado lo profano y lo sagrado en las últimas décadas; por ejemplo, cabe aludir a la imagen mariana de la Virgen

del Metro, representación que unificó lo arcaico y moderno, pero que mantienen intacto el fervor a través de las generaciones,8 al igual que la entrega de exvotos pictóricos hacia esta.

Finalizando, el objetivo del ensayo comparativo se enmarca en tres paradigmas científicos, la Historia de las mentalidades, la Antropología cultural y la Semiótica, esto debido a las transformaciones sociales plasmadas en los exvotos pictórico en la Nueva España y la posterior nación mexicana entre los años de 1777 y 2018. Dicha producción cultural debe ser entendida como un medio de comunicación histórico y cultural,9 la cual puede complementar los espacios diacrónicos que otro tipo de fuentes no han logrado solventar grosso modo. Además, corresponde a un elemental acercamiento para la futura reconstrucción de la cotidianidad pasada y presente de la sociedad novohispana y mexicana, respectivamente.

Objetivos.

A. Objetivo general.

1. Analizar la trascendencia de los exvotos pictóricos desde los bagajes históricos, la contrastación semiótica de los signos y el caso particular de Nuestra Señora de Guadalupe, como reflejo de las transformaciones sociales en la Nueva España y posterior nación mexicana entre los años de 1777 y 2018.

B. Objetivos específicos.

1. Explicar el bagaje del exvoto pictórico con respecto a sus transformaciones sociales en la Nueva España y posterior nación mexicana entre los años de 1777 y 2018.

2. Indagar las temáticas plasmadas en los exvotos pictóricos desde el contraste semiótico de las representaciones de signos en la Nueva España y posterior nación mexicana entre los años de 1777 y 2018.

3. Evidenciar la devoción histórica circunscrita a Nuestra Señora de Guadalupe mediante el análisis de los exvotos pictóricos en la Nueva España y posterior nación mexicana entre los años de 1777 y 2018.

 

Capítulos.

A. Trayectoria del exvoto pictórico en la Nueva España y la nación mexicana.

1. El exvoto pictórico y sus elementos básicos en los últimos cuatro siglos.

Para efectos del bagaje histórico en el mundo novohispano y mexicano, es pertinente explicar el significado del testimonio gráfico, objeto puesto en tela de juicio para la construcción de la investigación histórica y antropológica. El exvoto pictórico correspondió a un retablo ofrecido a una advocación o entidad divina, esto con la finalidad de agradecer un favor concedido, o para solicitar el fin de una necesidad o mal específico del feligrés.10 Cabe mencionar que el exvoto pictórico estuvo íntimamente ligada al precepto cristiano de los milagros, elemento indispensable en la cotidianidad de los creyentes y que se mantiene inmutable a pesar de la cantidad de siglos transcurridos desde su empleo.11

Para efectos de la periodización propuesta, los sistemas de signos poseyeron una homogeneidad grosso modo, pueden ser contrastados con los exvotos pictóricos de tradición mediterránea, esto debido a las raíces hispánicas y cristianas de la usanza. Según el historiador Alberto del Castillo Troncoso, los exvotos pictóricos se caracterizaron por una división espacial de tres niveles; primero, la divinidad en cuestión (por lo general Jesús de Nazaret, diversas advocaciones marianas o una persona santificada), en segundo lugar, la recreación del testimonio gratulatorio o propiciatorio (el cual representó los acontecimientos), el tercero y último atañe a la cartela, frase que explica con detalle las solicitudes o intervenciones divinas.12

La religiosidad popular de la sociedad novohispana estuvo supeditada a las directrices de la jerarquía católica. Sin embargo, a la hora de analizar los exvotos pictóricos, se visualizó una relativa libertad de elección y expresión en sus representaciones. Por ejemplo, durante el Virreinato de la Nueva España, los devotos eligieron de manera libre sus protectores, los cuales inspiraron confianza ante las súplicas y milagros aparentemente concedidos.13 Referente a las manifestaciones corporativas, Del Castillo Troncoso explicó que el

cristianismo poseyó (y posee) multiculturalidad y diversidad (distante de parámetros conceptuales), avanzando «a través de prácticas y ritos» alejados de la lógica racional.14

Para Mora Duro, los primeros retablos compuestos por la triada de niveles correspondientes al siglo XVIII, caracterizados con las concepciones populares anteriormente expuestas. Posteriormente, durante la transición del régimen monárquico al republicano, la nación mexicana experimentó una serie de cambios políticos, económicos y tecnológicos. Empero, debido a las fuertes raíces cristianas, las transformaciones en los exvotos fueron parciales y discontinuas,15 proceso donde el dogma se adaptó a los nuevos esquemas (situación que se repitió en el siglo XX y que está vigente en el XXI). Inclusive, un reflejo de dicho fervor puede contrastarse en el epíteto «edad de oro», adjudicado a la segunda mitad del siglo XIX debido a la vasta producción de «milagritos».16

2. Orígenes históricos de los agradecimientos y súplicas.

Según las investigaciones de Elin Luque Algraz y Mary Michele Beltrán, el exvoto más longevo datado en la actualidad correspondió a la Victoria de Samotracia, pieza escultórica griega de los siglos III y II antes de la Era Común, la cual conmemoró la victoria naval de la flota de Rodas.17 Desde entonces, las representaciones gratulatorias y propiciatorias han estado íntimamente relacionadas con el desarrollo y constante construcción de la sociedad occidental. Cabe mencionar que la etimológica del exvoto se ha preservado incorrupta desde tiempos remotos; procede del latín ex y votum, términos que manifestaron promesas, agradecimientos y la acción de ofrecerlos a las deidades.18

Para efectos de los retablos, existió una diversidad de explicaciones desde su origen hasta el contexto mexicano; fue fruto del bajo latín retaulus y este del latín retro y tabula, términos alusivos a «atrás» y «tabla», respectivamente.19 Durante la Alta Edad Media su empleo correspondió a las pinturas decorativas que se encontraban detrás de los altares mayores de las iglesias. Posteriormente, a partir del siglo XII, se empleó para designar

los paneles pintados. Para efectos del fervor novohispano y mexicano de los testimonios gráficos los exvotos apropiaron el término para su designación, el cual se relacionó con la técnica de pintura en láminas de diversos materiales.20

Para la antropóloga Martha Marielba Herrera Reina, los cultos fueron el reflejo de las necesidades espirituales, físicas y materiales de los devotos, peticiones que experimentaron un crecimiento exponencial después del Concilio de Trento, celebrado entre los años de 1545 y 1563. Dicho congreso eclesiástico abogó por el poder intercesor de los entes divinos, la difusión del culto mariano y la celebración de calendarios santorales, entre otros; factores que construyeron a un nuevo cristianismo aferrado a la mediación divina para la solicitud de favores. Dichos postulados no fueron una excepción para el «Nuevo Mundo», creando cultos públicos y privados en las diversas localidades novohispanas.21

3. Apropiaciones desdobladas de los exvotos pictóricos.

Como se explicó anteriormente, el dogma cristiano se acopló a los esquemas sociales durante los últimos cuatro siglos, esto debido al factor impredecible del ser humano, ya que, en el proceso histórico los contextos se modificaron o transmutaron con el pasar de las generaciones. No obstante, a partir del siglo XX proliferó una revalorización de los exvotos pictóricos desde una mirada «desacralizada y recodificada»,22 propia de grupos desligados de los preceptos religiosos y que vieron un inminente potencial en los exvotos como medio de difusión. O como explicó Mora Duro, un «retorno de los símbolos religiosos a lo mundano», ya que lo sacro converge con lo repugnante, según el dogma.23

Entre los nuevos exvotos pictóricos «transgresores», se sumaron situaciones comunes de nuestro presente, las cuales han sido reprochadas por el lente religioso, constructor de heteronomías. En el México contemporáneo conviven dos bloques sociales que emplean los exvotos, el primero, como representante de la longeva tradición religiosa, el segundo, fruto de una sociedad secularizada y que apropió el discurso original para la denuncia, la mofa o la sátira. Cabe aludir que la herejía moderna se ha apoderado de l

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