EL DISFRAZ DEL DESPOJO en «Las venas abiertas de América Latina».

EL DISFRAZ DEL DESPOJO

Eduardo Galeano. Las venas abiertas de América Latina. México, Siglo XXI, 2004.

Eduardo Galeano publicó Las venas abiertas de América Latina, quizá uno de los libros con mayor impacto que se hayan escrito durante los años de inestabilidad política, económica y social en América Latina que siguieron a los diversos movimientos sociales por entonces desatados en la región.

Es así que aún en su septuagésimosexta edición, revisada y corregida, aún sigue siendo una referencia, pese al tiempo transcurrido desde su aparición, esta obra sigue siendo una referencia obligada para los internacionalistas y para todo aquel que tenga interés en formarse un criterio más amplio y acercarse al estudio de América Latina desde una perspectiva distinta, que bien pudiera considerarse radical por algunos debido a su tendencia izquierdista.

A través de diversos estilos como la narración, el ensayo, la crónica y el uso de estadísticas, el autor describe con crudeza la realidad latinoamericana a lo largo de su proceso histórico; así, Galeano plantea las repercusiones del choque cultural entre el mundo europeo y el mundo prehispánico, desde la llegada de las potencias europeas a América, pasando por el nacimiento de las nuevas naciones americanas y abarcando hasta el intervencionismo estadunidense, con lo que entabla una relación entre el proceso histórico y los fallidos proyectos de desarrollo que se pusieron en marcha en Hispanoamérica, con un supuesto futuro prometedor.

Diego Alberto Sánchez Moreno
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La obra de Galeano se divide en dos partes: en la primera se enfoca en los
recursos naturales de América Latina y en cómo la explotación de éstos provocó la riqueza de las potencias europeas y la pobreza de los productores latinoamericanos; mientras que la segunda parte se refiere al intervencionismo y proteccionismo extranjero dentro de las tierras latinoamericanas por medio del
control comercial y político de la región.

De significativa importancia es el primer capítulo del libro, que bajo el título “Fiebre del oro, fiebre de la plata” permite adentrarnos en el horizonte colonial durante el cual las riquezas mineras de las tierras latinoamericanas fueron aprovechadas y explotadas, lo que propició el nacimiento de nuevos centros urbanos a lo largo de la región. Pero el autor no olvida a las principales víctimas de esta fiebre, de modo que es enfático al referirse a ellas como “desterrados en su propia tierra, condenados al éxodo eterno, los indígenas de América Latina fueron empujados hacia las zonas más pobres, las montañas áridas o el fondo de los desiertos, a medida que se extendía la frontera de la civilización dominante. […] donde el alimento de las minorías se convierte en el hambre de las mayorías”.

La rapacidad de la naciente burguesía provocó el agotamiento de los recursos mineros de toda Latinoamérica, haciendo caer las principales ciudades mineras (Potosí, Zacatecas, Guanajuato y Ouro preto) y reestructurando las
necesidades de la economía europea al mutar su modelo económico en primario exportador, con el objetivo de recaudar nuevos ingresos.

De este modo, los productos alimenticios como el azúcar, el algodón, el café y el cacao dejaron de ser fuentes primarias y se convirtieron productos económicos de suma importancia.

Pero estos recursos se convertirían en armas de doble filo, pues al tiempo que hacían crecer las economías europeas, y en menor medida las latinoamericanas, iban desgastando el suelo y propiciando la concentración del monocultivo, aspecto fuertemente criticado por Galeano y del que se sirve para remarcar el turbio futuro que les depara a las naciones americanas.

No obstante, todos estos recursos no eran arrancados del suelo latinoamericano únicamente por la mano de los dirigentes, sino también por las manos de las corporaciones empresariales. De éstas destacó el “liderazgo” estadunidense, alistó las garras para clavarlas en los países latinoamericanos que luchaban por su estabilidad económica y cuando aún buscaban aquella luz colonial que algún día les perteneció.

En la segunda parte del libro, Galeano se enfoca principalmente en la vida económica de los países latinoamericanos después de los fallidos proyectos de desarrollo.

El proteccionismo resalta, para el autor, como una de las medidas necesarias para asegurar un camino exitoso dentro del comercio internacional, pero es rápidamente sofocado por el capital imperialista, nacido del sistema agroexportador, y por la crisis del comercio exterior. Las grandes empresas comienzan la invasión y conquista de los territorios latinoamericanos: la mano de obra barata y los productos primarios son los principales objetivos de
esta temible campaña del capital imperialista, lo que se relata en los últimos capítulos de esta segunda parte, en la que se recortan aquellas verdades atroces de la realidad latinoamericana y comienza a estructurarse el disfraz utilizado por el capital imperialista.

De lo anterior surge la pregunta: ¿qué lugar toma el Estado dentro de este imperialismo?

Galeano expone claramente la debilitamiento del Estado a través de las actividades de los sectores empresariales extranjeros dentro de la región, lo que conlleva un proceso gradual de desnacionalización de empresas
que comenzará a extenderse como una plaga a lo largo de los territorios latinoamericanos, apoderándose de los procesos de industrialización y controlando los mercados internos. Con gran resonancia crítica, Galeano incluye dentro de este gran desembarco capitalista, el apoyo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a aquellas empresas extranjeras para establecerse en la región, siendo éste manejado por Estados Unidos y sirviendo como un disfraz tras los reales objetivos estadunidenses, el despojo de las tierras latinoamericanas. Es por ello que Galeano afirma que: América Latina continúa exportando su desocupación y su miseria: las materias primas que el mercado mundial necesita y de cuya venta depende la economía de la región y ciertos productos industriales elaborados, con mano de obra barata, por filiales de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual funciona como siempre: los salarios de hambre de América Latina contribuyen a financiar los altos salarios de Estados Unidos y Europa

“Siete años después” es el epílogo que Galeano hizo siete años más tarde.

En él, Galeano hace un recuento de los eventos que han ocurrido a lo largo de siete años desde la publicación de su libro en 1971. Los dieciocho puntos en los que está dividido este capítulo son las consecuencias de lo que ha ido
mencionando en la segunda parte, donde sigue recalcando la explotación de la
zona Latinoamericana, y el dominio estadunidense en la región. Por esto mismo, en su último punto remarca que “el subdesarrollo no es una etapa del desarrollo. Es una consecuencia. El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo”
.
Es bastante rescatable dentro de la obra, ya que trae consigo una actualización de los sucesos y de la problemática en Latinoamérica y se complementa perfectamente con toda su obra. Finalmente, la representación de víctima y victimario está presente a lo largo de la obra, donde los pobladores de las tierras latinoamericanas siempre
han sido las víctimas y los victimarios han sido aquellos sujetos ajenos a esta tierras con un hambre voraz de riqueza. Al presentar este tipo de relación, Galeano también enmarca las verdades en dos vertientes distintas: por un lado empapa la verdad con sátiras en ocasiones leves y en otras más directas en
contra de los victimarios resaltando el disfraz que se utiliza para concretar el despojo de la región; por otra parte, en otras ocasiones adorna la verdad con dramatismo o adjetivos resonantes dirigidos a las víctimas. Estos adornos adjudicados a la verdad dentro su obra crean en el lector una conciencia sobre al proceso histórico de lo que ha sufrido Latinoamérica, haciéndole entender las causas y consecuencias del mismo proceso histórico. A pesar de ser un libro publicado ya hace bastante tiempo, sigue siendo de gran utilidad para poder entender la construcción del presente de América Latina, al igual que la relación entre victimario y víctima, reinante aún en el presente latinoamericano.

DIEGO ALBERTO SÁNCHEZ MORENO*

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