Realidad y ficción: la insondable inteligencia de Agatha Christie
Entrevista con Marie Benedict
¿Qué tienen en común Mileva Maric “de Einstein”, Clementine Hozier “de Churchill”, Heddy Lamarr y Agatha Christie? Dos cosas: ser mujeres de notable inteligencia y protagonistas de las cautivadoras novelas biográficas de Marie Benedict, nombre de pluma de la escritora y abogada estadunidense Heather Benedict Terrell (Pittsburgh, 1969). Aunque su intención ha sido visibilizar a grandes mujeres que vivieron a la sombra de sus cónyuges o, como en el caso de Lamarr, la bellísima actriz hollywoodense, resaltar sus actividades como científica, en su más reciente novela, ‘El secreto de Agatha’ (Planeta, 2021) sigue la difícil y penosa trayectoria hacia el éxito de quien estaba destinada a ser la autora de las novelas policíacas más leídas en la historia, mientras padecía violencia doméstica y toda clase de deslealtades por parte del esposo del que tomó el nombre, en un afán de hacerlo sentir menos acomplejado: Archibald Christie.
Nacida el 15 de septiembre de 1890 en Devon, Inglaterra, Agatha Mary Clarissa Miller, fallecida en 1976 a los ochenta y cinco años, no sólo escribió cerca de setenta novelas policíacas, fue también dramaturga y bajo pseudónimo publicó novelas románticas y relatos. En 1926 protagonizó su propia trama policial al desaparecer súbitamente de su hogar, propiciando una búsqueda frenética que levantó sospechas en torno a su presunto asesinato, a manos del mismísimo Archibald Christie, que recién le había pedido el divorcio para desposar a su amante del momento. Se casaría en segundas nupcias con el arqueólogo Max Mallowan.
–¿Estudiaste el estilo de Agatha Christie para dar coherencia a la parte del “Manuscrito” que escribe Agatha en la ficción?
–¡He sido fan de Agatha Christie toda mi vida! Entonces, cuando decidí escribir una novela de ficción histórica sobre su desaparición en la vida real y el impacto en su legado, fue un placer volver a leer las novelas que escribió antes, durante e inmediatamente después de su desaparición. Lo hice para examinar su estilo, como sugieres, pero más aún para estudiar su forma de pensar y los temas que eligió explorar durante el período de la novela. A menudo, los escritores dejan fragmentos de su propia vida en la página.
–Tu novela aborda dos realidades alternas. En una, Agatha escribe para contribuir a la quebrantada economía familiar, aunque su esposo no reconoce su esfuerzo; en otra, lo hace por vocación, porque siempre ha querido escribir novela policíaca. ¿Cuál dirías que es la realidad?
–¡Qué pregunta tan interesante! Con respecto a mi Agatha ficticia, creo que ambas son su realidad, sobre todo dada la época en la que vivió. Es poco probable que Agatha hubiera seguido escribiendo inicialmente, a menos que tuviera la excelente excusa de que su familia necesitaba los ingresos adicionales. No se consideraba apropiado que las mujeres de su rango tuvieran carreras o ambiciones propias. Una vez que sintió que era aceptable para ella seguir el camino de la escritura, creo que reconoció en algún nivel que siempre había tenido el deseo de ser escritora.
–Hay una película de 1979 llamada Agatha, de Michael Apted, que aborda también la desaparición de la autora, aunque el final es completamente diferente a tu novela. ¿Conoces esta película? Si es así, ¿te influyó de alguna manera?
–He visto fragmentos de la película, pero el misterio aquí planteado es mi propia historia, influenciada por mi investigación sobre la vida de Agatha, el período de tiempo en el que vivió, su propia escritura y los temas que exploro en todas mis novelas sobre mujeres que han dejado importantes legados.
–¿Archie amaba a Agatha? Al principio parece que sí, pero luego me deja la impresión de que lo estaba acomplejando con su gran ingenio y su éxito. ¿Qué consideras que es la realidad?
–En mi versión de la vida de Agatha, creo que Archie la amaba cuando la conoció y se casó muy pronto con ella. Sin embargo, creo que él sufrió mucho durante la primera guerra mundial. El trabajo de un piloto militar en estos primeros días de vuelo era increíblemente peligroso y sospecho que regresó a casa con algún tipo de trastorno de estrés postraumático. De esa manera, era una persona diferente a la que se casó con Agatha, y creo que eso hizo que su matrimonio fuera un desafío.
–Se dice en tu novela que hubo alguna participación de sir Arthur Conan Doyle en la búsqueda de Agatha, pero no da mucho más al respecto. ¿Se conocieron Agatha y Doyle? ¿Agatha fue influenciada por este gran autor?
–No estoy segura de que Agatha haya conocido a sir Arthur Conan Coyle en esta etapa de su vida, quizás más tarde. Ella era una gran admiradora de este autor; tanto ella como su hermana mayor eran estupendas lectoras de misterios desde muy pequeñas.
–En la novela hay un spoiler: revelas el final de una de las más intrincadas novelas de Agatha, ¿por qué?
–El libro al que te refieres, El asesinato de Roger Ackroyd, se considera una de las obras literarias más magistrales que utilizan la técnica del narrador poco confiable, y es la novela que Agatha publicó justo antes de su desaparición. A la luz de esto, creo que la noción del narrador poco confiable pudo haber influido mucho en su desaparición, así que la incluí en la novela. Sentí que una escritora tan talentosa en el arte de la trama no podría haber sido víctima de su propia desaparición, lo cual influyó también en la estructura de mi novela.
–¿Consideras que la desaparición de Agatha contribuyó a su posterior e inigualable éxito?
–De alguna manera, sí, creo que mi Agatha fue una mujer histórica inusual que usó sus dones para escapar de las limitaciones de su época, para tomar el control de su vida y volver a escribirse en la narrativa: en su matrimonio, con su hija y en su carrera.
–¿Se puede saber sobre qué famosa dama estás escribiendo actualmente?
–Mi próxima novela, Her hidden genius, arroja luz sobre una brillante científica británica que sacrificó su vida para descubrir la naturaleza de nuestro adn, una mujer cuyas contribuciones transformadoras del mundo estaban ocultas por los hombres que la rodeaban, pero cuyo impulso implacable hizo avanzar nuestra comprensión de la humanidad.