Esta coatepecana fue nominada al Nobel; ve su historia
Mujer polifacética, destacada escritora y, hasta 2022, única nominada al Premio Nobel de Literatura
En el 150 aniversario de su natalicio, María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra fue recordada en su natal Coatepec como “Hija predilecta”, título que se le asignó en 1923 por ser una mujer polifacética, destacada escritora y, hasta 2022, única nominada al Premio Nobel de Literatura.
En un acto solemne, autoridades locales destacaron la vida y obra de quien fuera poetisa, cuentista, traductora, pianista, novelista y dramaturga mexicana del siglo XIX.
Entre lo efectuado en su honor, sobresale la creación virtual de la casa-museo, en un sistema desarrollado por alumnos del Tecnológico de Misantla y disponible en https://www.facebook.com/casamuseo.mariaenriqueta.
El Círculo Cultural AC, Amigos de Ma. Enriqueta, Círculo Cultural Regional y Casa de Cultura Coatepec convocan a tener presente a la coatepecana que con sus letras literarias puso en alto el nombre del pueblo mágico.
En semblanza construida a partir de la investigación del historiador Ulises García Sánchez, sobresale que a los siete años de edad la autora se mudó a la hoy Ciudad de México con su familia. Fue allá donde vio luz su primer cuento, “El maestro Floriani”, publicado en 1895.
Tiempo después conoció al historiador coahuilense Carlos Pereyra, con quien contrajo matrimonio en mayo de 1898. El 13 de noviembre de 1910, visitó su tierra natal, que la recibió con un baile en su honor en la Escuela Cantonal Benito Juárez.
Dos años después creó «Rosas de la infancia», que fue adoptado por la Secretaría de Educación Pública para todas las escuelas primarias de la República Mexicana; vivió 32 años en España, donde produjo gran parte de su obra literaria; en 1918 se publicó su primera novela, «Mirlitón el compañero de Juan». A esta obra le siguieron «Jirón de mundo» en 1919, «Sorpresas de la vida» en 1921 y en 1922, «El Secreto», considerada como la mejor novela femenina hispanoamericana, traducida al portugués, italiano y francés.
Por su trayectoria, en el pueblo mágico, fue develado el obelisco en su honor en 1934, y, para 1948, tras la muerte de su esposo, llegó al puerto de Veracruz y visitó Coatepec en dos ocasiones más. Decidió establecerse en la Ciudad de México, donde murió a los 96 años, el 13 de febrero de 1968.