Al menos unas 25 ardillas han hecho del Zócalo de Veracruz su hogar

¿Sabes cómo sobreviven y quién cuida a las ardillas del zócalo de Veracruz?

“La niña”, “El soruyo”, “El capullo”, “Plomito” y “La charrasqueada”, son algunas de estas ardillas que diariamente se columpian entre los árboles y el cableado de la zona

Veracruz, Ver.-

Al menos unas 25 ardillas han hecho del Zócalo de la ciudad de Veracruz su hogar bajo el cuidado de algunos boleros de la zona que se encargan de alimentarlos y vigilar que nadie les haga daño.

“La niña”, “El soruyo”, “El capullo”, “Plomito” y “La charrasqueada”, son algunas de estas ardillas que diariamente se columpian entre los árboles y el cableado de la zona; por la mañana buscan desayuno que en algunas veces consiste en galletas y pan.

Daniel Soto Flores, bolero de la zona refiere que son un promedio de 25 ardillas que desde hace varios meses se refugian entre las ramas y los árboles del Zócalo de la ciudad.

Explica que aunque parecen iguales cada una tiene una característica y es así como “la flota” le ha ido poniendo sus nombres.

“Son unos animalitos muy tiernos e inteligentes, en la mañana bajan, en cuanto me estoy instalando bajan para que les dé algo de comer, si tengo pan les doy un pedacito o galleta, aunque hay veces que no tengo nada, andan como 20 a 25 y cada uno es diferente, la niña por ejemplo es muy dócil, con sus manitas acaricia; el plomito tiene un ojito lastimado; la charrasqueada tiene rasguños, se distinguen por algún motivo, ya las tenemos identificadas”, detalla.

Indica que por la tarde son muy puntuales porque a las 17:30 horas suben a dormir y se ocultan entre los árboles.

Comenta que en una ocasión presenció cómo un hombre intentó lastimar a una ardilla a través de su perro.

estos animalitos son tan lindos, no son agresivos, obviamente si alguien les quiere hacer daño por supuesto que se tienen que defender, en una ocasión un señor que solía traer a su perro a pasear siempre molestaba a las ardillas con el perro, incluso le decía al animal que las comiera, yo le llamé la atención y me gritó que a mí me valía, pero le advertí que llamaría a las autoridades de protección de animales porque era delito y ya no viene”, expresa.
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