Georg Trakl: Nostalgia de identidad

Georg Trakl: Nostalgia de identidad

Guadalupe Calzada Gutiérrez

 

¿Es cierto que el clima influye en nuestros estados de ánimo? ¿Por qué cuando el día está nublado provoca en nosotros nostalgia, melancolía o tristeza? Tal vez haya algo de cierto, sobre todo si recordamos que en el romanticismo los escritores y poetas se inspiraban en la tristeza, la soledad y la melancolía. El famoso grabado de Alberto Durero El Ángel de la Melancolía, donde también dibuja a Saturno, quien es considerado el patrón de los melancólicos, refleja perfectamente esa emoción. En la medicina antigua, la melancolía formaba parte de los cuatro temperamentos que coinciden con los cuatro humores y le llamaban “la enfermedad de la bilis negra”. Así, la melancolía era estudiada desde la medicina, la astrología o el arte. Aristóteles decía que la melancolía era una calidad del genio de los hombres excepcionales. Por lo tanto, no es circunstancial que el poeta se distinguiera por padecer estados de ánimo variado; es susceptible, propicio a la imaginación y sublimación de los sentidos. El poeta es artífice de la palabra. Piensa que puede cambiar el mundo con sus versos. A veces parece caprichoso o extravagante; tiene la pasión a flor de piel. En otras ocasiones es un niño; inseguro y desprotegido, pero siempre complejo. Complejidad que inconscientemente aprovecha como fúnebre deleite. Pasa de lo real a lo imaginario y muda sus estados de ánimo con gran facilidad. De ser un entusiasta, con grandes proyectos, se transforma en un ser oscuro y suicida. Como el caso de Georg Trakl (1887-1914) poeta austríaco, considerado uno de los pioneros de las vanguardias literarias y el expresionismo literario del siglo xx. De carácter introvertido, reservado, pesimista y predominantemente melancólico, Trakl se inclinó desde muy joven hacia la poesía. En su obra, Cristo es la figura central, una obsesión de la que no pudo sustraerse. Tomó clases de piano pues le gustaba la música romántica, en especial música de Chopin, Liszt y Wagner. A los diecisite años empezó a escribir poemas y poesía lírica. Por ese tiempo, Trakl ya recurría a las drogas. Desde muy joven fue un gran lector. Su interés posterior se centró en Fiódor Dostoievski, Nikolaus Lenau y Friedrich Nietzsche. Algo sumamente paradójico, si consideramos que Georg Trakl era protestante, mientras que Nietzsche propugnaba por el espíritu libre.

Según sus biógrafos, Trakl era un muchacho alegre y abierto, pero en su pubertad se volvió arisco, retraído y arrogante. Eran frecuentes sus experiencias con cloroformo y drogas, y tuvo varios intentos de suicidio. Se piensa que fue en ese tiempo cuando empezó la relación incestuosa con su hermana Grete. En su obra proyecta reiteradamente la idea de la muerte: “Sobre el ángulo negro van y vienen a mediodía, dando recios gritos, los cuervos. Su sombra pasa rozando a la cierva y a veces se les ve detenerse enojados… por una carroña que han olido en algún sitio, y de súbito emprenden hacia el norte su vuelo y se alejan como un cortejo fúnebre por los aires que vibran de placer voluptuoso.”

Su obra poética es muy breve: Poemas (1913) y Sebastián en sueños (1915) publicado póstumamente. Escribió dos obras de teatro: Totentag Fata Morgana; dos obras que se perdieron, aunque se conservan algunos fragmentos de una pequeña representación para títeres llamada Blaubart.

De 1912 a 1914, sirve como oficial durante la primera guerra mundial y participa en la batalla de Grodek. Aunque su participación era en el servicio médico, su naturaleza frágil no soportó los horrores de la guerra y tras una fuerte crisis nerviosa fue recluido al hospital psiquiátrico de Cracovia, donde se suicidó con una sobredosis de cocaína.

La idea de la muerte, en efecto, también es fuente de poesía. El sentimiento subyacente, el estado de ánimo respectivo, la nostalgia, la tristeza o la melancolía, como en Trakl, dan poesía.

 

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