Vetos culturales y otros maniqueísmos: el caso de Valery Guérguiev, director de orquesta

Vetos culturales y otros maniqueísmos: el caso de Valery Guérguiev, director de orquesta

Jelena Rastovic

El reciente veto, en el medio musical de Occidente, al director de orquesta ruso Valery Guérguiev, por no haber condenado la política de Vladimir Putin y la guerra de Ucrania, motiva esta reflexión sobre la creación en el arte y sus vínculos con la sociedad, la política y su consecuencias.

 

El verdadero arte nos conmueve. Esta es la principal propiedad de aquellas obras del arte eterno que no dejan nunca de deslumbrarnos cuando al leer, mirar o escuchar, llegamos a sentir la aceleración de pulso y el movimiento involuntario del cuerpo. Así es el ánfora griega en la Oda de Keats y la esencia espiritual de Dante en la Divina comedia, la misma que inspiró a Ossip Mandelstam a escribir su Coloquio sobre Dante; así son las magníficas pinturas del arte del trecento y el quattrocento italiano, inolvidables, a pesar de la experimentación llamada nueva, con la que hoy se miran, por ejemplo, La maestá o Virgen con el Niño, ángeles y profetas, de Cimabue o El beso de Judas, de Giotto; así son las edificaciones monumentales de la arquitectura religiosa, la catedral de Chartres, la de Milán, la Sainte-Chapelle, o la Santa Sofía y los antiguos monasterios ortodoxos con sus mosaicos, los frescos e iconos auténticos; así es la fuga de Bach y El mesías, de Händel; y Mozart o Brahms o Wagner, o Satie…; y así son las óperas y los ballets de los compositores rusos, El príncipe Ígor, de Borodín, La noche de mayo, de Rimski-Kórsakov, El lago de los cisnes, de Chaikovski y La consagración de la primavera, de Stravinski. Así es, mencionemos también, la inefable Danza de los caballeros, de Prokofiev en la espléndida interpretación de la Orquesta Sinfónica de Londres, bajo la dirección del fenomenal Valery Guérguiev (la grabación en Youtube: Prokofiev: Romeo and Juliet, No 13 Dance of the Knights, tiene más de siete millones de visitas). Este director de orquesta y director artístico de ópera ruso, además de director general del Teatro Mariinski, ha sido asociado con la Ópera del Metropolitan, la Orquesta Filarmónica de Róterdam, la Orquesta Sinfónica de Londres y la Filarmónica de Múnich.

No obstante todo lo anterior, el 1 de marzo de 2022, en diversos diarios, fueron publicados textos como los siguientes:

“La Filarmónica de Múnich cancela su colaboración con el director ruso Valery Gergiev”: El director ruso, cercano a presidente Vladimir Putin, no se distanció de la guerra rusa contra Ucrania y no dirigirá más en Múnich. (Deutsche Welle)

“Todos contra el maestro Gergiev, amigo de Putin y partidario de sus políticas”: Excluido de la Scala de Milán y de la Filarmónica de Múnich, al no condenar la guerra. En contraste, el maestro ruso-polaco Boreyko abre un concierto con el himno de Ucrania. (ABC)

“La Scala despide al director de orquesta Valery Gergiev, amigo de Putin, por no condenar la Guerra de Ucrania”: El Carnegie Hall y la Filarmónica de Viena ya habían cancelado sus proyectos con el maestro, que también ha perdido a su agente. (El Mundo)

“El dilema Gergiev: ¿deben los artistas rusos condenar a Putin?”: El director de orquesta se encuentra en una situación que ya vivieron Carl Orff, Richard Strauss o Von Karajan y nos lleva a preguntarnos si es justo el veto cultural. (La Razón).

El tesoro de la creación humana es inagotable y es de todos; el arte, siendo creado por los artistas de diferentes latitudes, países y culturas, es lo único que puede unirnos. ¿Por qué, entonces, ahora los artistas son utilizados para asuntos políticos? ¿Por qué se les cuestionan cosas de la vida personal que no tienen absolutamente nada que ver con la excelencia de su arte?

Valery Abisálovich Guérguiev ha consagrado su vida a la música. En una entrevista concedida a Vladímir Pozner, en réplica sobre el comentario de que la música y otras materias humanísticas fueron suprimidas de la escuela, dijo: “Pero, y nuestros hijos ¿por qué es necesario, sin preguntarles, alejarlos de forma tan apresurada de lo más hermoso que creó nuestro país, El cascanueces, la obra más popular en la historia de la humanidad? […] Y ahora, casi en ninguna parte, nadie canta nada, esto está en contra de la naturaleza humana.” Al final, Pozner le hace unas preguntas: la característica principal de un hombre; la respuesta de Guérguiev: la nobleza. La característica principal de una mujer; la respuesta de Guérguiev: la belleza. La característica principal de Guérguiev; la respuesta: la concentración. ¿Qué ama más que nada en el mundo? La respuesta: al hombre, puesto que la música fue creada por el hombre. ¿Que odia más que nada en el mundo? La respuesta de Guérguiev: el engaño y la mezquindad cuando se juntan.

 

 

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