Una de las riquezas culturales materiales, inmateriales e históricas que se pueden apreciar en la Ciudad de México estos días de asueto es el arte sacro, que permite conocer el trabajo de pintores cuyas obras fueron realizadas entre los siglos XIII y XIX y son representativas de escuelas europeas como la flamenca, española, germana, italiana y francesa, y que son puestas en dialogo con piezas de maes-tros novohispanos.
Es el caso de los 15 retablos populares del siglo XIX que por primera vez se exhiben
en el Museo Soumaya, sede Plaza Loreto, dedicados a la Virgen de Dolores, y de las piezas que integran la exposición permanente De unas 400 obras, en el recinto en Plaza Carso.
En charla, Alfonso Miranda, director general del Museo Soumaya, explicó que esos retablos populares provienen de distintas tradiciones y estados del país, como Michoacán, Jalisco y Zacatecas
, y representan a la Virgen de los Dolores como a distintas Piedades, en referencia a la obra escultórica La Piedad, de Miguel Ángel.
El dolor como tradición
Esa exposición se suma a una arraigada tradición proveniente del siglo XVIII, y que ahora en el XXI son expuestas desde una perspectiva histórica, de incluir esas identidades culturales mexicanas, comentó Miranda. Representar el dolor de la Virgen es una tradición que viene del medievo, precisó.
Por otra parte, en la sala 3 del Museo Soumaya en Plaza Carso se puede apreciar obra de maestros europeos en dialogo con los del virreinato americano.
Hay una galería de madonas o vírgenes, del siglo XIV hasta el XVIII, con los principales estilos, desde el gótico tardío hasta el manierismo, el barroco y el neoclásico, de cuerpos que no tienen volumetría a representaciones modernas.
Las temáticas representan la historia sagrada, escenas marianas y cristológicas, alegorías y pasajes de santos, así como ejemplos del género del retrato y la vida cotidiana.
Hay un núcleo dedicado a María Magdalena, al que se han sumado dos extraordinarias piezas por su estética y su historia, indicó Miranda. Una de ellas es creación del maestro Del Loro, del siglo XVI, y otra del Maestro de las Medias Figuras, como se identificaba a los creadores que representaban escenas religiosas y mitológicas con figuras de medio cuerpo.
Esta última es la tabla de María Magdalena, que fue propiedad de la familia Rothschild y robada por el alemán nazi Hermann Göring, durante la Segunda Guerra Mundial, explicó. Se cree que esta obra del Renacimiento iba a formar parte del Fuhrermuseum, un museo que pretendía reunir las mil obras de arte más bellas de la historia.
En su reverso, continuó el historiado, resulta igualmente atractiva, porque se aprecia el engatillado, un procedimiento que se usó en el siglo XIX y XX para inmovilizar elementos orgánicos como la madera. La pieza es parte del acervo de arte sacro del Soumaya; en ella se aprecia a una María Magdalena con un perfumero abierto.
Para Alfonso Miranda, el robo de arte sacro en tiempos de guerra, como los que ahora vivimos, nos lleva a entender no sólo cómo hay un despojo de sus legítimos propietarios, sino que también altera procesos de identidad y configuración de colecciones
.
En el caso de la pintura María Magdalena, del maestro Del Loro, se acompaña del dibujo preparatorio de la misma. Para su conservación, a esta obra se le han hecho distintos estudios y radiografías, en las que se puede ver cómo fue el trazo previo a la pintura, lo que habla de la calidad y estética de la misma. Se pueden apreciar, por ejemplo, las variantes que tuvo uno de los ojos, también se puede ver que no tenía una flor, que sí aparece en el trabajo terminado, lo que la hace una obra espectacular
.
Se exhibe también el trabajo de Artemisa Gentileschi (1593-1653), pintora barroca italiana pionera de los movimientos feministas, quien fue llevada a juicio tras ser ultrajada por su maestro
. De ella se presenta a una María Magdale-na melancólica.
Asimismo, obras de autores como Doménikos Theotokópoulos, El Greco (1541-1614), se muestran en dialogo con José de Rivera (1591-1652), llamado El Españoleto.
Tres sedes museísticas
En otra de las sedes del Soumaya, la Casa Guillermo Tovar y de Teresa, ubicada en Valladolid 52, Roma norte, que alberga más de 22 mil libros, parte de la biblioteca personal del historiador y cronista de la Ciudad de México, también se muestra obra sacra, incluidos estofados guatemaltecos, cristos de marfil, obras de Antonio Vallejo (1722-1785) y de Miguel Cabrera (1695-1768), pintores novohispanos, así como un tablero relicario dedicado a Santa Teresa de Jesús
.
Muchos de los libros ya se encuentran digitalizados y se pueden consultar gratis en línea, en la página del Museo Soumaya, así como distintos catálogos e investigaciones. Igual se puede entrar a la plataforma Google Arts & Culture, que permite macroacercamientos de algunas obras en ultra alta definición
, señaló.
Por Semana Santa, incluidos jueves y viernes, las tres sedes del Museo Soumaya: Plaza Carso, Plaza Loreto y la Casa Guillermo Tovar y de Teresa estarán abiertas en horario extendido, de las 10 a las 19 horas, con entrada gratuita.