La Fussball Deutschland Autoren National Mannschaft.  Una inesperada selección nacional de futbol

Cartas desde Alemania

Ricardo Bada

Una inesperada selección nacional de futbol

 

Empezaré por explicar que, en Alemania, el 1 de abril es el equivalente a nuestro 28 de diciembre. O sea, el día consagrado a las bromas, a lo que en España llaman “inocentadas”, en honor a la festividad cristiana que en él se recuerda, la Degollación de los Santos Inocentes. Y como entre nosotros el 28/XII, los diarios alemanes publican ese 1 de abril alguna inocentada inserta con cara de palo entre artículos y columnas de opinión.

En la Radio Deutsche Welle, acá en Colonia, durante los cinco años que duró el informativo diario ¡Buenos días, América!, del que fui su anchorman principal, todos los 1/IV y todos los 28/XII incluía una inocentada en la pauta del programa. La que más me sigue gustando es la que fragüé contando con la voz de nuestra corresponsal en Bruselas, quien leyó desde allá un texto mío narrando la admisión de Argentina en la Unión Europea, gracias –entre otros argumentos absurdos– a que el nombre romano de Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo, fue justamente Argentina, por mor de las minas de plata en sus cercanías. En el estudio tuve que hacer un esfuerzo enorme para continuar el informativo porque estábamos muriéndonos de risa.

Pues bien: el 1 de abril de este año, en la página final del diario al que estoy suscrito, el Kölner Stadt Anzeiger, aparecía un artículo con la información de que, además de la selección nacional de futbol integrada por profesionales de ese deporte, existían otras selecciones nacionales del mismo: la de los alcaldes, la de los soldados del Ejército federal, la de los viticultores [a la que se conoce como Weinelf, “el once del vino”], la de los diputados federales y la de los novelistas, dramaturgos y poetas, bautizada Autonama [reducción de AUTOren NAtional MAnnschaft, selección nacional de autores]. Leí sonriendo el artículo y felicité in mente al de tamaña broma del 1 de abril. Amén dello, como decimos los clásicos, guardé el recorte como souvenir del día.

Hoy (aquel en que escribo estas líneas) empecé a buscar tema para mi nueva Carta desde Alemania y de repente cayó en mis manos ese recorte. Y aunque no creo en nada sobrenatural me extrañó volver a verlo, así es que picado por la curiosidad escribí en la ventana de rastreo de Google las palabras Fussball Deutschland Autoren National Mannschaft, tecleé ENTER… ¡y en 0.76 segundos aparecieron 121 mil resultados! ¡La Autonama existe!

Y no sólo existe: tiene ya su historia. Fundada en 2005, se halla integrada desde 2008 en la Fundación Cultural de la Federación Alemana de Futbol y juega regularmente contra otras selecciones nacionales de autores, no sólo europeos, en torneos y partidos que suelen terminar con lecturas maratónicas en el propio estadio donde acaban de jugar el respectivo encuentro. Cito de la página web de la Autonama: “La pasión común por el futbol es el elemento aglutinador de los encuentros literarios entre una joven generación de autores desde Noruega a Brasil.” Y más que eso: “Hay un mundo de diferencia entre encontrarse en una feria del libro o en un simposio y haber estado juntos una vez en el campo de futbol, sudando, gritando y peleando por el balón”, dice el zaguero central de la Autonama, Norbert Kron, narrador y guionista de tv.

Last but not least: en 2013, la Feria del Libro de Fráncfort estuvo dedicada a Brasil, que iba a ser la sede del Mundial de futbol de 2014, y se decidió celebrar un Mundial de selecciones de autores, en el cual la Seleção, fundada en 2012, fue derrotada por la alemana nada menos que por 9:1. Toda una premonición de la semifinal del Mundial, cuando Alemania derrotó al Brasil en Belo Horizonte por un inapelable 7:1 que ha dejado rastro en el portugués brasilero: “Sete Um” es la expresión que usan ahora para decir que todo salió pésimo.

Sólo me resta decir que cuando descubrí esto y mucho más acerca de la Autonama, me quedé pensando cuál sería la verdadera inocentada del 1 de abril en el Kölner Stadt Anzeiger: debió ser tan convincente que picamos el anzuelo.

 

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