Buñuel se adelantó a todo; exploró al México de lujo y al pobre con inteligencia y mordacidad

Buñuel se adelantó a todo; exploró al México de lujo y al pobre con inteligencia y mordacidad: Michel Franco

El cineasta mexicano promueve Sundown, su reciente película, protagonizada por Tim Roth

El realizador señaló que la violencia es mayúscula y luego no pasa nada.
Armando G. Tejeda
La Jornada

Madrid.

El director de cine mexicano Michel Franco se enfrentó a una crisis interior hace unos años, cuando al borde de cumplir 40 años buscaba el sentido de las cosas, de la vida, de su propio trabajo. Fue así como, en medio de este torbellino interior, inició la escritura del guion del que ahora es su más reciente largometraje, Sundown, protagonizado por el que se ha convertido en uno de sus actores fetiche, el británico Tim Roth. No encontré respuestas pero sí paz después de filmar la película, explicó Franco en una entrevista con La Jornada a su paso por Madrid, donde el filme se estrenó la semana pasada con elogios de la crítica especializada y una buena acogida en la taquilla.

El largometraje de Franco tiene como escenario Acapulco, ciudad que ya ha utilizado en trabajos anteriores, y el personaje principal, encarnado por Tim Roth, es un turista millonario que a lo único que aspira es a que lo dejen en paz, que le permitan ejercer su libertad de no hacer. A partir de ahí, construye una radiografía descarnada de la sociedad mexicana y de la propia condición humana.

–Da la impresión de que uno de sus referentes cinematográficos es Luis Buñuel y no sólo por el hecho de mezclar actores profesionales con personajes sacados de la calle en sus películas…

–Sí, no sólo por el tema de los actores. Podría hablar horas de Luis Buñuel porque, para mí, es el director más importante. Cuando vi Los olvidados de muy chico, con 14 años, me di cuenta de que la película seguía estando vigente a pesar de haber sido filmada muchas décadas atrás. Después lo comparas con el cine que se hacía en México o en el mundo en aquella época, y aunque hay muchas cosas que desde luego valían la pena, si lo comparas, por ejemplo, con Fellini encuentras un abismo. Luego está su aportación de actores y no actores, el surrealismo y el casi neorrealismo que tomó prestado de los italianos. Creo que se adelantó a todo, además de haber hecho en México sus mejores películas. Para mí, Buñuel es el más importante.

Influencia del surrealismo

–En Sundown hay una secuencia en la que aparecen unos puercos en la playa o el puerco abierto en canal en la puerta de la casa. Parece otra vez una influencia del surrealismo…

–Sí, a veces es difícil incorporar en películas sueños o alucinaciones y de nuevo aparece Buñuel, que lo hizo de forma magistral; por ejemplo, en Los olvidados con las gallinas y demás. Esa secuencia son visiones o no sé qué son, pero finalmente son cine y Buñuel entendía ese potencial que el séptimo arte tiene y lo exploró en muchas películas.

–En esta película, como en otras de su autoría, se ve claramente el México de lujo y opulento frente al México pobre, desgarrado, trágico y que al final conviven mal…

–También Buñuel lo exploró con mucha inteligencia y mordacidad. Y esos dos Méxicos es difícil que convivan bien porque lo que sucede en el mundo, y no sólo en este país, es la fórmula para el desastre: que unos pocos tienen todo y la gran mayoría nada. Y eso en México es aún más pronunciado. Por eso yo siempre digo que el statu quo es insostenible y que las cosas tienen que cambiar.

–También hay una violencia seca, fugaz, pero igual de contundente…

–Sí, porque es como sucede también en Acapulco, donde no pasa más de un mes sin un asesinato en las playas o en la costera o en las zonas turísticas. Es una locura y a pesar de eso la gente sigue haciendo su vida normal en el día en la playa y no hay aparentemente consecuencias. La violencia es mayúscula y luego no pasa nada.

–Esta película nació de preguntarse qué era la vida, ¿llegó a alguna respuesta o más bien a más preguntas?

–Respuestas no, pero paz sí, que seguramente se va a agotar pronto. De algo sirve porque son cosas que si ignoras te matan o te enloquecen. Hablarlas y discutirlas e intentar entenderlas aunque nunca lo consigas, te puede traer algo de paz. Es mejor no ignorarlo, aunque se antoje ignorar la idea de la muerte, que a mí me aterra, pero mejor hablarlo.

–El papel que interpreta Tim Roth recuerda a varios personajes literarios, los más cínicos, existencialista o apáticos, ¿hay alguna fuente de inspiración en ellos?

–Sí que la hay. De Camus, de Melville y su personaje de Bartebly. Es algo que se ha explorado más en literatura, aunque también está El pasajero, de Antonioni, o El hombre que nunca estuvo ahí, de los Hermanos Cohen, pero suele tener más éxito en la literatura porque en el cine la gente a menudo busca historias más convencionales. Y un personaje tan apático en el cine al final es un gran reto, tanto para el actor como para el director. Cuando se me ocurrió la idea pensé en El extranjero, de Camus, y en La náusea, de Sartre. A propósito no quise revisitar esos libros porque ya de por sí sabía que estaba impregnado. Los evité hasta haber acabado el guion, luego me di cuenta de que estaban muy presentes, que estaban ahí.

Llevar al límite

–¿Qué ha aportado Tim Roth a su cine?

–Es la segunda vez que trabajo con Tim Roth. Ahora, tras 10 años de amistad y de conocernos de manera más cercana, ya no lo veía únicamente como una figura admirada, sino como un colaborador amigo. De ahí que escribiera este papel para él, donde lo empujo al límite, casi no hay diálogos, el reto está en hacer nada. Y eso es muy difícil para un actor y transmitir todo lo que Tim logra con aparentemente menos herramientas.

–Sus cintas las produce casi siempre usted, ¿quizá con ese afán de romper la cadena en la que siempre acaba imperando el criterio o la cerrazón de las grandes productoras?

–Me volví productor de mis propias películas por necesidad. Para no tener que estar persiguiendo productores a fin de convencerlos de que mi proyecto valía la pena. Por ejemplo, hay muy poca relación, colaboración o diálogo entre México y España en lo cinematográfico. Es casi nulo. Ahora con los premios Platino han tratado de hermanar un poco a todos los países de habla hispana y a Brasil y Portugal, pero ha sido difícil. Entre otras cosas porque al público mexicano no le interesa el cine español y viceversa, en España casi no se ve cine mexicano. Ojalá que Sundown y mis otras películas tengan una buena recepción en España. Pero es una pena que ocurra esto, aunque no es un problema exclusivo entre ese país y México. Es un problema mundial, en el que sólo interesa el cine hollywoodense, porque tampoco el buen cine estadunidense llega a todo el mundo.

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