México y Corea del Sur celebran sesenta años de relaciones diplomáticas

Artes visuales

Germaine Gómez Haro

Presencia de Javier Marín en Seúl

 

México y Corea del Sur celebran los sesenta años de la reanudación de sus relaciones diplomáticas con la presencia de nuestra cultura antigua y contemporánea en el Museo Nacional de Corea en Seúl. La exhibición Aztecas, el pueblo que movió al sol se inauguró con las entradas agotadas por un mes y, paralelo a ese viaje por el universo mexica, el escultor Javier Marín fue invitado a presentar sus obras monumentales Chalchihuites a manera de diálogo entre el pasado y el presente, Mesoamérica y nuestro mundo actual. Quienes conocen la larga y rica trayectoria de Marín lo relacionarán con la estética manierista y barroca en la creación de sus exuberantes cuerpos fragmentados que modela con gran maestría en barro, bronce y resinas; el diálogo con el pasado precolombino se da por primera vez en estas piezas bajo la inspiración poética del chalchihuitl, “piedra preciosa”, que se asocia al agua como elemento vital, toda vez que alude también a la sangre como alimento de los dioses para perpetuar la continuidad de la vida, el devenir sin principio ni fin. Las grandiosas esculturas Chalchihuites, de Marín, son dos círculos de cinco metros de diámetro y un peso aproximado de dos toneladas, en cuya superficie vemos un arrebato de fragmentos de cuerpos realizados en resina y unidos por alambres, ensamblados en una composición ultrabarroca: el horror vacui en su máxima expresión.

En entrevista para La Jornada Semanal, Javier Marín nos habla de las diversas interpretaciones, tanto formales como filosóficas, de estas esculturas: “Los Chalchihuites representan la fragmentación y la reconstrucción colectiva, el pasado y el presente fusionados en diferentes maneras de pensarnos y representarnos. Estas piezas hablan de un diálogo, de una conversación entre el ayer y el hoy. Yo tengo una raíz metida en el mundo clásico que vino de Europa a América, y otra en el mundo prehispánico, las dos están en mí y conviven, es un mestizaje en constante evolución. Cada vez estamos más en contacto con todas las culturas y eso nos hace ciudadanos del mundo. Yo echo una mirada a mi pasado prehispánico y descubro el simbolismo del chalchihuite, pero también veo ahí discursos que son universales, atemporales, entonces me encanta la idea de hablar de la igualdad entre los seres humanos. Los primeros que hice para la Casa de América en Madrid justamente hablan de la igualdad, porque en México todavía tenemos clavada la espinita de la Conquista, cuando toda la historia de la humanidad es de conquistadores y conquistados. Con mis Chalchihuites yo quiero expresar que unos y otros somos la misma gente y estas piezas hacen precisamente alusión a esa igualdad: somos como dos gotas de agua o dos gotas de sangre que representan a la vez a los conquistadores y conquistados.” Sobre los fragmentos de cuerpos y cabezas que componen los círculos monumentales nos comenta: “Fue un ejercicio de desconstrucción y reconstrucción. Tomar mi propio trabajo de épocas anteriores, copias defectuosas o pruebas de material que vuelvo a unificar con el afán de generar un discurso nuevo, completamente distinto. Mi investigación con los materiales me ha llevado al uso de la resina poliéster con un fondo color ámbar que le da muchas calidades y hace resaltar las características del modelado. Hacer estas piezas me llevó a una revisión de mi trabajo de muchos años, un ejercicio muy interesante de redescubrir mi obra como en una panorámica.”

Javier Marín regresa al continente asiático después de haber obtenido el Primer Premio en la Tercera Bienal Internacional de Beijing y de su participación en la exposición colectiva de apertura Tesoros del arte mundial del Museo de Arte de China en Shanghai, en 2012. Con sus Chalchihuites, Marín ofrece ahora al público coreano una metáfora de lo que en el mundo prehispánico se consideró “bello y valioso”, en palabras de Miguel León Portilla: “El chalchihuitl, realidad preciosa que se identiica con el corazón y aún con la persona humana.”

 

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