Bemol sostenido
Alonso Arreola
…Antes que nada, una buena persona; un artista humilde que supo compartir los frutos de su romance con la música sin aspavientos ni grandilocuencias. No fuimos amigos. Apenas estuvimos una o dos veces juntos, es cierto, pero lo sabemos. ¿Cómo? Marciano fue…
…siempre cordial y atento en mensajes públicos o privados, pero hubo un encuentro especial por el cual conocimos su maravillosa energía. La imagen que acompaña este texto da fe de ello. Hay que ver su lenguaje corporal. Ocurrió durante el festival Vive Latino de 2011, cuando coincidimos para tocar en el homenaje al entonces enfermo Gustavo Cerati. Allí, sin planearlo, nos juntamos entre colegas y alguien tuvo a bien sacarnos la foto. Sabo Romo (Caifanes) y Quique Rangél (Café Tacuba) completaron el cuadro. Marciano la publicó bajo el título Sindicato de bajistas. ¿A qué banda pertenecía Cantero? Marciano fue…
…el bajista de Los Enanitos Verdes. Así es, la banda que se bautizara gracias a una famosa y polémica fotografía en que aparecían pequeños “duendes”. Hablamos de un instrumentista que jamás comprometió sus ejecuciones con inseguridades, egos o extrañas búsquedas técnicas como tantos de nosotros. (Aunque, siendo justos y para subrayar de nuevo su humildad, siempre estaba atento a lo que otros hiciéramos sobre el diapasón.) Lo suyo fue la funcionalidad de las notas graves en canciones que debían fluir sirviendo a la voz. Y la consiguió con creces. Sí. Marciano fue…
…alguien especial en ese sentido. A veces pareciera que sus composiciones están inacabadas; que harían falta puentes, obligados melódicos o mayores conjeturas rítmicas. Pero no. Su efectividad es a prueba de balas. Con esas piezas puedes cantar. Con esas canciones puedes bailar. Con esos temas la gente hizo el amor, se casó, tuvo hijos; con ellos lo despidieron a coro desde la calle, desde los autos, desde las ventanas, afuera del ministerio de cultura de Mendoza, Argentina, su tierra natal. Porque Marciano Cantero fue…
…un enfermo de pocas semanas. La muerte se lo llevó rápido, casi de sorpresa. Y la gente reaccionó bella e impulsivamente como pasa en torno a los ídolos del pueblo. Hay imágenes conmovedoras del taxista que no para de corear; del llanto en los hinchas del Atlético Argentino, club de futbol sobre el cual escribiera Cantero: “Cuando con mi viejo iba a la cancha a ver a aquel Atlético.” También hay imágenes de la barra de Tigres en Monterrey, que usó sus melodías para animar a la porra. Y cómo no iba a pasar todo eso luego de dar vida a “La muralla verde”, “Te vi en un tren” o “Lamento boliviano”, himnos en el cancionero hispano. Porque Marciano Cantero no sólo fue…
…el bajista de los Enanos. Hay que decirlo. Era su líder, su cantante, su rostro de lentes gruesos. Era el ángulo central de una banda que se fue haciendo grande desde su debut a finales de los setenta y que luego pasó por tiempos rudos tras no conquistar del todo al público argentino. Así lo sienten muchos de sus coterráneos, quienes señalan a México como el país que realmente le diera su lugar al trío en que sonaban, junto a Cantero, Felipe Staiti (guitarra) y a últimas fechas el Jota Morelli (batería). Tanto así que Marciano fue…
…habitante de nuestro país por mucho tiempo. Acá hizo vida y más arte. Su primer disco en vivo… Es por ello que el olvido no llegará a sus manos y que terminamos estas líneas cambiando de tiempo. Marciano no fue, es alguien que será bien recordado. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.