Ma.Soledad Falabella hace un recuento de la postura literaria, humanística e intelectual de Gabriela Mistral

El legado de Gabriela Mistral

María Soledad Falabella Luco*

En Chile, la memoria e interpretación de la vida y obra de Gabriela Mistral ha sido un campo de lucha tensionado desde polos del conservadurismo e interpretaciones emancipatorias, pulsiones que movilizan nuestra historia común en América Latina.

La visita del Presidente Gabriel Boric a México y el día internacional contra la violencia hacia las mujeres es una oportunidad para volver la mirada sobre la historia de la autora y su obra, cómo ésta se lee en ambos países y el legado que nos deja.

En los últimos años en Chile hemos vivido una explosión de relecturas y apropiaciones de la vida y obra de Gabriela Mistral por parte de movimientos sociales y colectivos. Durante el Mayo Feminista de 2018 y la Revuelta Social de 2019 vimos sus versos y pensamiento político resonando en las paredes de las ciudades y su imagen en murales populares junto a otras luchadoras como Violeta Parra, Gladys Marín y Julieta Kirkwood. Su apasionado amor por Doris Dana, compañera de vida durante su última década, se ha convertido en un emblema del reconocimiento de la pasión lesbianaqueer trans. Esta forma emancipadora de leer a Gabriela Mistral se produce a contrapelo de una lectura conservadora y autoritaria que se instala con fuerza en dictadura, cuando se la utilizó para hacerle contrapeso las figuras culturales de la izquierda, especialmente a Pablo Neruda.

Mistral llegó a México en 1922, invitada por el secretario de Educación José Vasconcelos a colaborar en las Misiones Culturales, cuyo objetivo era montar en el territorio mexicano una red nacional de escuelas y bibliotecas rurales para alfabetizar y dignificar el campo –no olvidemos que la Revolución Mexicana fue una revolución campesina. ¿Pero por qué parte Mistral de Chile?

Gabriela Mistral comenzó a publicar a muy temprana edad, apoyada por la prensa local de cultura masónica. Desde un comienzo la escritura de la joven autora suscitó controversia. Junto con cautivar a un público afín, tuvo muchos detractores que juzgaron sus versos como “oscuros” e impropios para una mujer. Ya en 1906, a los diecisiete años había publicado en La Voz del Elqui “La Instrucción de la Mujer”, texto político que fue ampliamente reproducido en otros periódicos de Chile y el extranjero. Tanta publicidad no fue ni común ni cómoda, aún hoy ser una “mujer pública” tiene connotaciones transgresivas: en el diccionario de la RAE hoy ser una “mujer pública” significa ser “prostituta”. ¿Cómo habrá vivido nuestra autora su exposición?

Matilde León de Guevara cuenta que en 1915 “se queda sin admisión en la Escuela Normal de La Serena y sin saber la causa del rechazo. Tiempo después tuvo conocimiento de que el capellán J.I. Munizaga […] no le habían hecho gracia unos versos aparecidos en un periódico local, como tampoco sus ideas ‘socializantes’”. Recordemos que no fue sino hasta 1925 que con una nueva Constitución en Chile se separa el Estado de la Iglesia. Virgilio Figueroa señala que fue rechazada por “sus escritos algo socialistas y un tanto paganos”. Junto con no estar a la altura de la blancura política y de credo, tampoco cumple con el ideal de “mujer flor” de la época, de la cual se esperaba que fuera nívea, frágil, dócil y silenciosa. En cambio, tenía piel morena, nariz aguileña, cuerpo grueso y alto (1.79 m), y una voz propia que hizo pública en la prensa libre.

En 1916 comenzó su correspondencia con Amado Nervo, quien la alentó a seguir escribiendo y publicando, afianzando así una valiosa relación con México. Sus poemas y artículos aún hoy son inflamatorios, con un fuerte lenguaje antiimperialista y revolucionario. En 1921 publicó “El Grito” en el primer número de la revista El Maestro, fundada por José Vasconcelos. Su apoyo a Sandino es bien conocido. Su discurso era el del libre pensamiento de las revoluciones francesa, rusa y latinoamericanas, el que leyó en bibliotecas masonas junta a la obra de Goethe, Kant, Schiller, Nietzsche y Baudelaire.

Gabriela Mistral recibió la invitación de José Vasconcelos (maestro, masón y compañero de logia de Enrique González Martínez, poeta y embajador de México en Chile a partir de 1921). Este es un momento de inflexión en su vida, pues en Chile había tenido que vivir a contrapelo del sistema, trabajando para un Estado que aún no se separaba de la Iglesia. Tuvo que sobrevivir en una cultura y ambiente que le exigía una formalidad que ella no poseía, ya que no contaba con educación formal completa, ni títulos profesionales. Ya en 1918 había comenzado a buscar emigrar a Argentina o México. Serán finalmente los Estados Unidos Mexicanos los que le abrirán sus puertas a Gabriela Mistral, para colaborar desde la dignidad de su oficio de educadora y poeta.

 

Sobre la autora

María Soledad Falabella Luco (Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas, Universidad de Chile, Ph.D. en Lenguas y Literaturas Hispánicas de la Universidad de California, Berkeley, EU), es Profesora Asociada en la Universidad de Chile en el Departamento de Literatura y el Magíster en Género y Cultura en América Latina de la Facultad de Filosofía y Humanidades, en la misma universidad dirige la Revista Nomadías, la revista feminista con más antigüedad en Chile. Asimismo, es directora y socia fundadora de la ONG ESE:O (eseo.cl), una organización sin fines de lucro que desde 2005 promueve proyectos de literacidad democrática, una combinación de competencias lingüísticas, comunicacionales y cognitivas que promueven la democracia y los Derechos Humanos a través de la plena participación ciudadana.

Se ha especializado en el estudio de la literatura y pensamiento de mujeres en América Latina, especialmente la obra de Gabriela Mistral. Es autora de numerosos artículos académicos publicados tanto en revistas y periódicos en Chile como en el extranjero sobre la Premio Nobel y su legado. En su libro ¿Qué será de Chile en el cielo? Poema de Chile de Gabriela Mistral (LOM Santiago, Chile, 2003), la Dra. Falabella Luco es pionera en trabajar con los manuscritos del Poema de Chile de Mistral. Pone en valor esta obra póstuma menospreciada, demostrando que se trata del legado ético, estético y político que Gabriela Mistral le deja a Chile y su gente. La Dra. Falabella es también coautora de las antologías Hilando en la Memoria. Epu Rupa (Cuarto Propio, Santiago, 2006, 2009); Cantando la infancia, Chile y la tierra Americana. Antología para niños de 4 a 6 años de edad (Santiago, Ministerio de Educación, 2007) y ESE:O Carta Manual: Academic Writing and Crititcal Thinking. The ESE:O Methodology (ESE:O, 2020). Sus publicaciones están disponibles en la red en http://eseo.cl/documentos-y-recursos/.

 

*Frente Feminista de Plataforma Socialista. Universidad de Chile.

Esta entrada fue publicada en Mundo.