Cuatro cartas inéditas en español

Claude Monet y las olas del impresionismo

(cuatro cartas inéditas en español)

Antonio Valle

Asomarse a la correspondencia de grandes artistas siempre resulta cautivador, pues pone al lector en el lugar y en el entorno de los personajes de su vida, de sus llanas preocupaciones cotidianas o, a veces, de verdaderos ensayos sobre su arte. Aquí tenemos un atisbo a la vida personal del genial pintor impresionista Claude Monet (1840-1926).

 

Presentamos cuatro cartas del célebre pintor francés Claude Monet (París, Francia, 1840-1926), sin duda uno de los más destacados del llamado movimiento “impresionista”. La primera de ellas es dirigida a Alice Raingo, con quien el pintor inició relaciones amorosas en 1876, cuando ambos todavía estaban casados; de hecho, Alice aceptó casarse con Claude hasta 1892, después del fallecimiento de su primer esposo, el coleccionista de arte Ernest Hoschedé. Destaca el año de la carta, 1884, tan sólo uno después de que Monet se trasladara por primera vez a Giverny, la famosa finca en la que pasaría el resto de su vida, en 1883; finalmente la compró en 1890, cuando sus finanzas mejoraron drásticamente a mediados de la década anterior.

La segunda carta es dirigida a la destacada pintora Berthe Morisot, fundadora y una de las figuras centrales del impresionismo francés. En ella, Claude Monet expresa su enfado con su agente Paul Durand-Ruel, que planeaba presentar algunas de sus obras en una exposición de impresionismo en su galería de Nueva York sin el permiso del pintor. “Voy a oponerme a ello por todos los medios a mi alcance”, escribió un Monet bastante indignado. En realidad, parece que el pintor estaba especialmente nervioso porque, en cambio, deseaba exponer su obra con el acérrimo rival de Durand-Ruel, Georges Petit.

En lo que concierne a la tercera y cuarta carta, no se sabe con certeza quién las recibió, sólo se dirige a “Mi querido amigo”, y no hay sobre. Un fuerte candidato es Gustave Geffroy, amigo de Monet, que era crítico de arte en la revista La Justice. Poco después de la fecha de una de estas cartas, el 25 de marzo de 1894, Geffroy publicó un artículo en el que elogia a Cézanne, entonces todavía poco conocido, llamándolo “Cézanne fantomatique [Cézanne fantasmagórico]”. Quienquiera que fuera el destinatario, debió de escribir a Monet para preguntarle por Cézanne, lo que dio lugar a una larga respuesta.

Carta a Alice Raingo. Bordighera, 26 de enero de 1884

 

Querida Alice,

 

Hoy he trabajado mucho: cinco lienzos y mañana pienso comenzar el sexto. Así que va bastante bien, aunque todo es muy difícil de realizar: estas palmeras me condenan, y luego las ideas son extremadamente difíciles de plasmar, de poner en el lienzo. Aquí es tan espeso en todas partes…. Es un placer verlo. Se puede pasear indefinidamente bajo las palmeras, los limoneros y los hermosos olivos, pero, cuando se buscan temas, todo es muy difícil.

Me gustaría crear colores naranjas que destaquen sobre el mar azul, pero todavía no puedo encontrar ninguno que me complazca. En cuanto al azul del mar y del cielo, reproducirlo es imposible. Sin embargo, cada día añado algo más y descubro elementos que antes no podía ver. Estos lugares parecen estar hechos para pintar AL AIRE LIBRE.

Me siento especialmente emocionado por esta experiencia y, por lo tanto, estoy considerando volver a Giverny más tarde de lo planeado, aunque tu ausencia perturba mi serenidad. Descansar a tu lado es muy dulce. Mi inspiración se beneficiaría y podría trabajar todavía mejor.

En mí encuentras un corazón que te ama, Alice.

 

Claude

 

Carta a la pintora Berthe Morisot, año 1888

 

Querida señora,

 

Todavía no he podido ir a verla desde mi regreso, ya que sólo estuve en París el día de ayer y sólo por unas horas, durante las cuales estuve ocupado en viejos compromisos.

Usted ya se ha enterado de todos los problemas que hemos tenido con Petit. Después de trabajar tanto, no es agradable ser tratado de esta manera. Se habló de una exposición en casa de Durand; este proyecto nunca fue en absoluto de mi agrado, y al llegar a París renuncié a él de inmediato por muchas razones que serían demasiado largas de exponer.

Pero esta mañana Renoir me dijo que esa exposición se va a celebrar, es más, que se inaugurará el sábado, y que el joven Durand –sin siquiera haberme consultado– se propone colocar cuadros míos de su propiedad y de distintos coleccionistas. Considerando que voy a oponerme a ello por todos los medios a mi alcance, ya que estoy en mi derecho si se trata de una exposición pagada, creo que es mi deber hacérselo saber de antemano, no para influir en usted de ninguna manera, sino porque no quiero que se sorprenda y crea que soy un claudicante, como seguramente dirán. He dado pruebas de mis buenas intenciones, y le he demostrado que mi mayor deseo era exponer con usted.

Espero visitarla tan pronto como esté en París, quizá por uno o dos días, y espero que tenga la amabilidad de venir a Giverny algún día.

Tengan la certeza, usted y M. Manet, de mi amistad,

Claude Monet

 

Carta posiblemente a Gustave Geffroy. Fresselines,

24 de abril de 1889

 

Mi querido amigo,

 

Estoy angustiado, cerca del desánimo y fatigado hasta el punto que me siento ligeramente enfermo. Lo que estoy haciendo no es valioso y, a pesar de tu confianza, tengo bastante miedo de que mis esfuerzos no sirvan de mucho. Jamás tuve tanta mala suerte con el clima. Nunca hay tres días seguidos que resulten adecuados, de modo que siempre tengo que estar realizando modificaciones, pues todo crece y reverdece. Y yo que había soñado con pintar la Creuse tal y como la vimos.

En concreto: forzado a evolucionar, sigo a la Naturaleza sin poder atraparla; y más tarde está el río que se retrae, después vuelve a extenderse, verde un día, luego amarillo, a veces casi seco, y que mañana será un torrente después de la terrible lluvia que está cayendo en este momento. De hecho, estoy muy preocupado. Escríbeme: tengo una gran necesidad de consuelo, y comprenderás fácilmente que [Maurice] Rollinat no es precisamente un hombre que me anime. Cuando le hablo de mis preocupaciones, lo único que puede hacer es ir un poco más allá; y, además, aunque conoce las dificultades de su propio arte, no se da cuenta de las molestias que tengo que tomar para hacer lo que hago: no ve en la pintura más que su lado abstracto.

 

 

Giverny, 22 de junio 1890

 

He vuelto a algunas cosas que no se pueden realizar: el agua con la maleza ondeando en el fondo. Es un espectáculo maravilloso, aunque intentar pintarlo lo vuelve a uno loco. Pero este es el tipo de cosas que siempre estoy abordando.

 

 

Amistosamente de tu fiel,

Claude Monet

 

 

 

Carta posiblemente a Gustave Geffroy.

24 de febrero de [18]94.

 

Mi querido amigo

 

No pude escribirte ayer, estaba en Argenteuil junto a mi pobre amigo Caillebotte, de cuya repentina muerte te habrás enterado, y al que tenía ganas de ver por última vez. Era el tipo de amigo que uno rara vez se encuentra, y su muerte me causa una gran pena. Fue tan bondadoso con nosotros en nuestros momentos más duros.1

No tengo mucho que decirte sobre Cézanne, aparte de que me encantará verlo expuesto a la luz como se merece. Hoy en día hay tanta gente a la que uno admira que sólo existe por lo que ha tomado de Cézanne. Sabes que lo admiro, y que ha hecho cosas muy bellas, llenas de fuerza y grandeza. En cuanto a los detalles sobre él –sobre sus propósitos y aspiraciones–, encontrarás que Renoir te las contará más claramente, porque vivió más cercano a él. Era más bien receloso y apenas se volcaba todo en sus cartas.

Conoces a Guillaumin, vivió durante mucho tiempo en la más estrecha amistad con Cézanne. Atiéndelo igualmente. Es un excelente muchacho que estoy seguro te dará todos los detalles que desees y que además se alegrará de verlo puesto en el escenario. Pero también atiende a Renoir.

En cuanto a ver sus obras, están bastante dispersas. Muchas debieron haberse perdido. Zola debe tener algunas en un desván. M[onsieu]r Choquet tenía las más bellas, y bastantes, pero no sé cómo ir a verlas. Nadie logró pasar por la puerta de Madame Choquet después de la muerte de su marido, pero, como ambos tenían un verdadero culto por Cézanne, tal vez te recibiría de buen agrado si le escribes lo que quieres hacer. Valdría la pena intentar un paso [ilegible], podrías tomarme como aval si lo necesitas y lo crees necesario. En cuanto a la dirección, la encontrarás con [el pintor Alexandre] Dubourg, el “adornista”. También tiene las de De Bellio y Caillebotte, y creo que podrías verlos fácilmente. Iré a París el lunes para el entierro de nuestro amigo, tal vez nos veamos allí, pero tengo que volver esa misma noche. Pero como también mi mujer vendrá, es posible, para no fatigarnos tanto, que lleguemos mañana por la noche, al final del servicio del tren, bien hacia las 10 de la noche o para la cena. Te lo enviaré por telegrama a La Justice. En ese caso podríamos vernos si estás libre o puedes cenar con nosotros.

 

Amistosamente de tu fiel,

Claude Monet

 

P.D. No me alejo de mis catedrales y estoy muy desanimado

porque vacilo en exponerme2

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