Artes visuales
Germaine Gómez Haro
La Fundación Casa de México en España tiene su sede en un suntuoso palacete de principios del siglo XX en el popular barrio madrileño de Chamberí, que se ha convertido en un referente en la promoción cultural de nuestro país en la capital española a través de un nutrido programa de actividades.
Actualmente se presenta la espléndida exposición Luchadoras: mujeres en la colección del MUAC, integrada por cuarenta y siete obras de treinta artistas mujeres de diversas generaciones. Es la primera vez que viaja una selección de la importante colección del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), comisariada por Pilar García, investigadora y curadora del acervo documental de esta institución. Sin pretender ser una muestra exhaustiva, la exhibición presenta un amplio panorama que revela las tribulaciones, reflexiones y denuncias de destacadas artistas mujeres de diferentes geografías que se expresan en medios tan diversos como pintura, dibujo, escultura, instalación, fotografía, textil, registros en videos. Destaca la icónica pieza participativa que da inicio al recorrido: El tendedero MUAC (1978, 1979, 2016) de Mónica Mayer, hoy considerada una referencia para el arte feminista que invita a las visitantes a escribir en una tarjeta una confesión personal vinculada a la violencia de género y colgarla en una estructura que simula un tendedero. En la majestuosa escalinata a la entrada del edificio, otra pieza emblemática de los años setenta recibe al público: la Cascada (1978) de Marta Palau, considerada una de las primeras esculturas en el campo expandido en nuestro país, realizada con tubos translúcidos de medias blancas de nailon dispuestas a manera de nódulos que se desparraman literalmente sobre las escaleras como “un río de espermatozoides”, a decir de la propia artista en una entrevista de la época. Hay que resaltar el diseño museográfico de la muestra que logra hacer relucir obras complicadas de presentar como éstas, y el también poético e imponente Corredor blanco (1969) de Helen Escobedo, uno de los primeros ambientes efímeros transitables destinado a intervenir el espacio e invitar al público a penetrar la obra y experimentar su ritmo y profundidad.
El título de la muestra es un homenaje a la famosa serie de fotografías de Lourdes Grobet (Luchadoras, 1980-2003) en la que registró el mundo de la lucha libre e inmortalizó a las luchadoras en el ring y en su vida cotidiana, como metáfora de la doble batalla de las mujeres en sus distintos roles en la sociedad. La mujer valiente, guerrera, luchona que pelea día a día para ganarse el respeto y el lugar que merece en la sociedad patriarcal. Este espíritu permea los trabajos de estas mujeres artistas. La exposición establece un diálogo intergeneracional entre las creadoras-luchadoras, cuyos trabajos ya forman parte de la historia del arte feminista en nuestro país. “El siglo XXI será feminista, o no será”, escribe Pilar García en el catálogo, y agrega: “Incluso en un país marcado por la mitificación del machismo y la experiencia constante de violencia contra las mujeres como es México, se vive hoy una revolución en las relaciones de género.” Otra pieza histórica y absolutamente desgarradora es Encobijados (2006) de Teresa Margolles, una instalación integrada por siete mantas que simbolizan las que envuelven a los cadáveres abandonados en las calles en el norte del país. “Ahora que volví a ver la pieza hecha en 2006, lloré. Las cosas no han cambiado nada”, me comentó Margolles en la inauguración de la muestra. Exposiciones como ésta contribuyen a la concientización sobre la gravedad de los atropellos y agresiones que siguen sufriendo las mujeres y propician la visibilización de sus luchas por la equidad de género. Así lo expresó Pilar García en el recorrido por la muestra: “Si ya nos atrevemos a hablar de la violencia doméstica, hay que exhibirla para que la gente lo concientice y cambiemos la sociedad.”