Bemol sostenido
Alonso Arreola
Es tiempo de carnaval en Cádiz. Algo de su felicidad nos llega, aunque de este lado de la pantalla falten los papelitos y las serpentinas, el olor a mar y las calles repletas. Así es. Escribimos mirando la transmisión de la tercera preliminar en el Gran Teatro Falla, una introducción a las finales que explotarán en el febrero de esa hermosa ciudad gaditana.
Desde ya nos entusiasma la calidad que notamos en las voces, la creatividad de sus tipos (vestuarios), los conceptos que muestran las agrupaciones, sensibles al cambio del calendario y sus prioridades.
Así es, lectora, lector: es tiempo de Carnaval en Cai. Llegó la hora de que comparsas, chirigotas, coros y cuartetos canten, actúen y se vistan de locos sobre el tinglado del Falla para divertirse y divertir, pero sobre todo para alzar la voz de un pueblo atento a las cosas más íntimas de su cultura, así como a las más relevantes del mundo.
Con febrero llega el momento de señalar a los políticos corruptos de España y el orbe. De burlarse de los novelones en el Palacio de la Zarzuela. De solidarizarse con quienes sufren en las guerras que ocupan Palestina, Ucrania y tantos sitios más. De la pederastia en el seno de la Iglesia. De la Inteligencia Artificial. De los derechos LGBTTTI+. De la igualdad de género (incluido el escándalo Rubiales). Del pregonero de este año, Ángel Subiela.
Dicho ello, empero, el asunto que más parece repetirse este 2024 es el del mal turismo que somete a Cádiz (y a toda capital pintoresca del mundo) a los designios del capricho vacacional. Probablemente el mejor ejemplo sea el del coro del Gremio, que ha presentado un magnífico número con Restaurante Cádiz.
Otras agrupaciones que parecen notables al momento de escribir esta nota son: los de El golpe, comparsa debutante que vestida de ladrona consigue robar el corazón del Falla. También Los atrapaos, fichas en un juego de mesa sujeto al azar. Siempre esperadas, recibieron aplausos las chirigotas del Selu y del Sheriff, esta última con un acertado Grinch tan quejumbroso como hilarante. Los benditos, por su lado, resultaron correctos pero melosos en su amor a Cai (aunque se entiende la apuesta tradicional).
Los de la arritmia al 3 por 4 despuntaron por las mutaciones del tipo, así como por su coqueteo con el humor de los cuartetos. Las mujeres de la vida, con su homenaje al oficio de las parteras en una comparsa mayormente femenina, consiguieron una potencia hermosa. Asimismo, los sevillanos de El ciego de tronos, con su sátira a la familia real de España, reventaron el teatro en su popurrí final.
Preciosas voces (¡grandes bajos!) las del Qué orgullo de coro, llegado de Extremadura. Encomiable igualmente lo de La alegría de Cai, chirigota de finas plumas que celebran su tierra desde la visión apocalíptica y agorera.
Tremenda es la poética de Los fabricantes, comparsa puesta a crear vientos para barrer con la maldad y a la belleza dar aliento. Añoranza es lo que da brío a ¡Con lo bonito que era!, otra comparsa pero integrada por robots retro en los que vale la melancolía. Muy diferentes a los de Anonymous gaditano, entregados a la hipercrítica de sus pares.
Te he dicho 1,748,654 veces que no soy exagerao. Así se llama la chirigota de Los exageraos. Otra que no puede perderse si lo que quiere es reír anonadado. Y aparte dejamos al genio Antonio Martínez Ares, quien lo ha vuelto a hacer.
Luego de La ciudad invisible que ganara en 2023, ahora presenta su comparsa La oveja negra. La altura lírica, sumada a la dinámica asombrosa de las voces más las virtudes de sus guitarristas, hicieron de la introducción y popurrí algo para una sólida memoria. Bravo.
Finalmente, le recordamos que aún tiene tiempo para ponerse al día antes de las finales. Para corroborar que este carnaval es uno de los eventos musicales más relevantes de la hispanidad entera. Véalo por Onda Cádiz en Youtube. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.