El escritor Antonio Ramos cuenta la historia de Antonio Argüelles en El mar ya casi termina
Con la firme voluntad de querer nadar, Toño, de nueve años, decide que conseguirá una medalla olímpica. Junto a su amigo imaginario, el pirata Don Julián, y su dragón protector marino, él idea todo el tiempo que está en el mar, y percibe el fuerte golpe de las olas y el viento, este es el punto de partida del libro El mar ya casi termina (El Naranjo), basado en la infancia del nadador de aguas abiertas Antonio Argüelles (Morelos, 1959).
En entrevista con La Jornada, el autor, Antonio Ramos Revillas (Monterrey, 1977), explica que la obra es “una mezcla de esperanza y desesperanza; es una historia en la que acompañamos a crecer al personaje hasta el punto en que madura; eso significa también que cambian sus sueños. Habla sobre cómo las personas idealizan el futuro de su vida, sobre todo los jóvenes, pero llega un momento en el que tiene que adaptarse; allí hay un duelo, porque dejamos de ser niños y nos convertimos en un principio de adultos; el mismo Argüelles pasó por eso.
Toño es como todos fuimos de niños y serán: intermitentes, poco focalizados, enojones y fastidiados. Pero también su personalidad los impulsa a conseguir cosas. Como escritor de libros infantiles, esa es la parte más interesante para mí: encontrar esa fase en la que ellos deciden, con las herramientas que desarrollan en su infancia o adolescencia, y cambian las cosas por sí mismos
, comentó.
Un gran reto
En 2017, a los 58 años, Antonio Argüelles se convirtió en el primer mexicano y la persona más grande en culminar el reto de los Siete Mares, el cual consiste en nadar por siete arduos canales: De la Mancha, Catalina, Molokái y del Norte, y los estrechos de Tsugaru, Gibraltar y Cook. En las aguas frías, con fuertes corrientes, el nadador no cumplió su sueño de ganar las Olimpiadas, pero encontró el éxito de otra manera.
Para Argüelles, el mar es ese lugar donde soy más libre, encuentro la paz en la marea y la infinidad de ese espacio interminable; donde puedo seguir siendo un niño y hacer travesuras. La natación es y ha sido el hilo conductor en mi vida. En la escuela me iba muy mal, me peleaba todo el tiempo, sacaba malas calificaciones, no ponía atención, y cuando empecé a nadar, eso cambió. Así controlo mi hiperactividad e hipertensión
, afirmó sonriente.
El deportista recordó que en algún momento dejó de nadar durante 20 años y comenzó a entrenar para ir al monte Everest, pero se rompió una pierna, el fémur. “La rehabilitación fue tortuosa, no me podía levantar, parecía ballena encallada. Durante la recuperación, me comentó una amiga sobre el reto de los Siete Mares, y pensé que podría estar listo para ello. Creyeron que estaba loco; sería un poco aburrido vivir sin eso.
En septiembre voy a intentar cruzar nuevamente el Canal de la Mancha, por ello, sigo entrenando en albercas, en Las Estacas de Morelos y en el mar, eso por la parte física, pero también es muy relevante lo mental: eso es lo que hace la diferencia, para estar muchas horas en el mar, en esa soledad, tragando agua salada, con dolor en el cuerpo, con mucho frío, entre medusas y tiburones. Lo máximo que he nadado son 24 horas con 14 minutos en el Canal de Catalina
, destacó.
Homenaje a la CDMX de los años 70
Argüelles y Ramos Revillas conversaron acerca de su historia. El escritor mencionó que quería saber detalles de su infancia, como qué comía de niño, qué cocinaba su mamá, y también comprender cómo se sentía la fuerza del agua, qué pensaba cuando se cansaba o se encontraba con los animales. El libro aborda no sólo la reconstrucción de la adolescencia del pequeño Toño, sino la experiencia del nadador en mar abierto, la cual se refleja en los sueños y pensamientos del niño.
El nadador cuenta que creció en el centro de Coyoacán; su papá tenía una veterinaria sobre la calle Tres Cruces, y gran parte de su narración se basa en ese espacio. El escritor detalló que es un homenaje a la época de los años 70 en la Ciudad de México, cuando todavía había avenidas vacías, como Periférico, que no tenía coches y te transportabas en camioncitos que conectaban con el centro de la ciudad.
Por su lado, la ilustradora de la novela, Jimena Estíbaliz (Ciudad de México, 1990), explicó que su trabajo, “más allá de hacer imágenes o de aterrizar (las ideas) estética y técnicamente, soy más bien traductora de lenguajes e historias, en este caso, la de Antonio Argüelles. Darle voz me costó mucho trabajo; tenía que ser muy cuidadosa. Casi siempre imagino el relato de las imágenes, pero me atoré, porque quería hacer una narrativa paralela que acompañara al texto. Hice muchos bocetos a mano, texturas con pintura, luego las digitalicé y junté todas las capas.
También era importante encontrar que el personaje tuviera un cuerpo normal, gordito, como un niño. Estamos acostumbrados a ver cuerpos sin sobrepeso y que las únicas personas exitosas sean delgadas o que cumplan con un canon estético. Es muy motivador ver que hay otras experiencias que muestran que esas cosas dan igual, que la pasión y la perseverancia son más importantes que esos estigmas
, mencionó Jimena Estíbaliz.
El mar ya casi termina se presenta hoy a las 13 horas en la librería Mauricio Achar (Miguel Ángel de Quevedo 121) con la presencia de la ilustradora, el escritor y el nadador, y moderados por Miguel Limón.