Remar los días…

Remar los días

 

Julio Figueroa 

    

Soy un hombre público y un hombre de pelea.
 
 

     S S: ¡Ayúdame a existir y a remar los días y a pelear contra el poder con tu bendito amor!
 
 

     No es fácil vivir en pareja. No es fácil vivir solo. No es fácil vivir sin amor.
 
 

     A propósito de la Güija me dice una mujer de la calle: No abras puertas que no puedas cerrar.
 
 

     Cuando abres una puerta, entra y sale por ella todo lo que hay adentro. ¿Comprendes? Lo bueno y lo malo y lo otro. 
 
 

     Don Juan: No toques lo que no vas a usar. 
 
 

     Nada temas, nada; salvo las buenas y las malas palabras. Y más las buenas que las malas. 
 
 

     Doy vueltas a la cuadra para ganar tiempo. En los poros de las letras. En los poros de la ciudad. En los poros de la sociedad. Marx.
 
 

     Sin trampas no se puede vivir. Trampas de vida y esperanza. Trampas de amor. 
 
 

     Escribo mentalmente mientras camino. Escribo en la calle en mi lap-top de 3 pesos: pluma y papel. Escribo con toda el alma estas letras bobas de luz. 
 
 

     Me paro en el puesto de periódicos y veo:
 

     –Aura cerró la puerta, pidió el abrigo y se marchó. (30-VII-2008).
 

     Lo siguió Víctor Hugo Rascón Banda (31-VII-2008):
 

     –¡¿Cómo, ya tan pronto se acabó mi tiempo?! 
 

     ¿Quién sigue? –pregunta Juanelo.
 

     Túyoélnosotros.
 
 

     Siguió Alexander Solzhenitzyn (3-VIII-2008):
 

     –Una palabra verdadera pesa más que el mundo entero.
 
 

     Hay que ser impecables hasta en la hora del desastre. 
 
 

     La enseñanza de Tolstói según Canetti:
 

 

     –El ruso se autoacusa mil veces, carga mil culpas y pecados, pero no se autodestruye. Tiene un yo compacto. 
 
 

      La enseñanza de Canetti:
 

 

     –Los conflictos personales más íntimos van pegados a los huesos; por eso son tan difíciles de vencer y una y otra vez irrumpen en nuestra vida (sólo acaban con los huesos en el panteón).
 
 

     La enseñanza de Julio:
 

     –Reportero del mundo y de sus sentimientos. 
 
 

     Remar los días en el mar de la vida y en los rápidos del amor. 
 
 

     S S: ¡…rompa amarras el cuerpo… zarpe el alma…!
 
 

     Nada más encantador y misterioso que tu transparencia, mujer de luz. 
 
 

     El poder actúa desde los sótanos del poder; el palabrero escribe desde su cuarto prestado y para la plaza pública. 
 
 

     Mira qué bella imagen matutina: la leona sentada en el Jardín de los Platitos, esperando a su león, se echa crema en las manos. Rosa y amarillo claro, cabeza de oro leonada, ojos felinos. Ya que no me la puedo comer, la pinto con mis ojos.
 
 

     ¡El amor no es una torta, que si le das a una, le quitas a la otra! Pero sólo se sacia con un alma y un cuerpo, que es todos los cuerpos y las almas. 

 

     La belleza más entrañable no es la más perfecta sino la más humana, y casi siempre conlleva un leve defecto humano, donde crece el misterio. Belleza es cultura y es una luz interior de los ojos del alma saliendo y entrando por los ojos de otro cuerpo con alma. La pequeña princesa es otra joven leona que quiere comerse la vida e invita a comérsela abiertamente, sin trampas. Y su escote generoso, mira ese lago, deja ver apacibles sus pechos potables y sedosos, hasta estira uno el cuello para tartar de ver mejor los volcanes, pero la pinche fotografía permanece impasible, ja ja ja.      
 
 

     Octavio echando volados en su «¿Águila o sol?» de los 50, libro con el que nací junto con su «Laberinto»: 
 

     –Por todas partes los solitarios forzados empiezan a crear las palabras del nuevo diálogo. 

 

     Mi sexualidad está viva y activa, sin sublimar; voy chorreando por todos lados. Satisfacción y vacío. Me gustan más las llenitas cachondas que las flacas frígidas. ¿Y a ti? Cuestión de gustos. ¿Y a ellas? Digo, ¿qué hombres? Ja ja ja.  

     El hombre marginal invisible está conectado por la crítica con los centros del poder.

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