Periodismo Cultural un encuentro en el F I C

Carlos Monsiváis (México)

 

Carlos Monsivais por Gabriela Bautista

Carlos Monsiváis (Ciudad de México, mayo 1938), «el último escritor público en México», como lo llamó Adolfo Castañón, es un personaje inabarcable por la cantidad de temas que ha tocado a lo largo de su vida como escritor, periodista, editor, y miembro de la inteligencia mexicana. Ya a los 28 años dejó anotado en su precoz autobiografía que escribía sobre sí mismo…»con el mezquino fin de hacerme ver como una mezcla de Albert Camus y Ringo Starr»… Es muy probable que a sus venturosos 70 años de vida hayan cambiado los íconos con los que le gustaría ser comparado, pero él sigue teniendo la capacidad de razonar como un intelectual de primer orden sin renunciar a la farándula. Por algo, Monsiváis ha hecho del humor involuntario del mexicano una antropología.

Desde Días de Guardar, su primer libro publicado en 1971, hasta la fecha, Monsiváis ha escrito más que nadie en éste país sobre la vida de la colmena. Parodiando a Nietzsche, Monsiváis podía decir: nada de lo que es mexicano me es ajeno. La política, la sociología, la historia, la literatura, la pintura, el periodismo, el cine, la historieta, el melodrama, el espectáculo, la cocina, entre otros muchos temas, ocupan su pluma diariamente, y de vez en vez nos deja boquiabiertos con un libro como Salvador Novo: lo marginal en el centro, donde la exploración de la vida y la obra de su precursor resulta, entre líneas, una indagación sobre sí mismo, o mejor aún: un estudio sobre la diferencia, sobre el Otro.

Monsiváis fue desde muy joven un escritor para escritores, un lector voraz y polisémico, un editor propositivo, un descreído de los dogmas, incluyendo el de la izquierda, una referencia cultural, un firmante de acusas perdidas, un espectador de la pasarela nacional, la que contempla con la mordacidad del jabonero, que sabe que en su casa, quien no cae, resbala. Por ello, no deja de extrañar que este año gobiernos, instituciones, partidos, universidades, gremios, y gente de la calle, se hayan puesto de pie para festejar a una de las inteligencias más lúdicas del siglo XX mexicano. Y lo que falta.

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