SER GUADALUPANO ES ALGO ESENCIAL

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MEXICO GUADALUPANO 

Desde el cielo una hermosa mañanaLa Guadalupana, La GuadalupanaBajó al Tepeyac. 

Y eran mexicanos,Y eran mexicanos,Su porte y su faz  

Reina de México y Emperatriz de América  

Patrona América, México y Filipinas  

La fiesta de la Virgen se celebra el 12 de diciembre.  

La noche del día anterior, las iglesias en todo lo ancho y largo del país se colman de fieles para celebrar una fiesta a la que llaman “las mañanitas a la Guadalupana” o serenata a la Virgen.  

 

La Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en el cerro del Tepeyac en la ciudad de México, es visitada ese día por más de 10 millones de personas 

Se tiene por costumbre llegar en peregrinaciones que no sólo que incluyan fieles y organizadores, sino danzantes rituales indígenas 

El origen de la fiesta se remonta al Nican Mopohua,  texto de 1649 que cuenta  las apariciones —más de un siglo atrás, en 1531— de la Virgen al indígena  Juan Diego Cuauhtlatoatzin  

Proclamado santo en 2002 

Las apariciones fueron aceptadas como milagrosas por la Iglesia católica  

Se dio aceptación al culto de la Virgen de Guadalupe y se le ha declarado: 

Patrona de la ciudad de México, (1737)  

Patrona de los ciudadanos de la ciudad de Ponce, en Puerto Rico (1757)  

Patrona de México (1895)  

Patrona de América Latina (1945)  

Patrona de los estudiantes del Perú (1951), por el papa Pío XII  

Reina de México y emperatriz de América (2000), por el papa Juan Pablo II    

Fray Bernardino de Sahagún  menciona:  

«Cerca de los montes hay tres ó cuatro lugares donde solían hacer muy solemnes sacrificios, y que venían a ellos de muy lejanas tierras.  

El uno de estos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeacac, y los españoles llaman Tepeaquilla, y ahora se llama Nuestra Señora de Guadalupe.  

En este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los Dioses, que ellos la llamaban Tonantzin, que quiere decir nuestra madre.  

Allí hacían muchos sacrificios a honra de esta diosa, y venían a ellos de muy lejanas tierras, de más de veinte leguas de todas estas comarcas de México, y traían muchas ofrendas: venían hombres y mujeres y mozos y mozas. 

Era grande el concurso de gente en estos días; y todos decían «vamos a la fiesta de Tonantzin»; y ahora que está allí edificada la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, también la llaman Tonantzin, tomando ocasión de los predicadores, que a Nuestra Señora la Madre de Dios la llaman Tonantzin.  

De dónde haya nacido esta fundación de esta Tonantzin no se sabe de cierto; pero esto sabemos de cierto, que el vocablo significa de su primera imposición a aquella Tonantzin antigua; y es cosa que se deberá remediar porque el propio nombre de la Madre de Dios, Señora nuestra, no es Tonantzin sino Dios y Nantzin.  

Parece esta invención satánica para paliar la idolatría debajo la equivocación de este nombre Tonantzin y vienen ahora á visitar á esta Tonantzin de muy lejos, tan lejos como de antes; la cual devoción también es sospechosa porque en todas partes hay, muchas Iglesias de Nuestra Señora y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente.» 

Cabe mencionar que el párrafo en cursivas no se encuentra en los escritos de Puebla, lo que pareciera indicar una eliminación deliberada para evitar controversias acerca del sincretismo que se estaba realizando, pero si en los códices tanto de Madrid como de País. 

Durante una investigación formal de la tela en 1556, año de la supuesta escritura del Nican Mopohua, se declaró que la pintura  “la pintó un indio el año pasado”, específicamente el pintor indígena de nombre Marcos  

Probablemente sería el pintor azteca Marcos Cipac de Aquino, quien trabajaba en la ciudad de México en esos años  

 

La Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe 

Es el segundo santuario católico más visitado del mundo (después de la Basílica de San Pedro en el Vaticano), con más de 14 millones de visitantes todo el año en innumerables peregrinaciones desde todas las partes del país, aunque en 2006 superó a la Basílica de San Pedro en número de visitantes, convirtiéndose durante un año en el santuario católico más visitado del mundo. 

El gran templo en que se venera esta imagen ha sido declarado basílica y santuario nacional por el Vaticano, siendo este recinto uno de los primeros santuarios marianos de América. 

Su historia, 

 

La Virgen de Guadalupe se apareció en el Tepeyac, México, al indio Juan Diego el martes 12 de diciembre de 1531, apenas diez años después de la conquista de México.  

Como prueba de su visita la Virgen milagrosamente hizo que en aquel lugar aparecieran preciosas rosas de Castilla y que su imagen se quedara permanentemente en la tilma de su siervo. 

Durante cuatro días la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el náhualtl  

Al identificarse, María usó la palabra «coatlallope»; un sustantivo compuesto, formado por «coatl»  serpiente, la preposición «a» y «llope», aplastar; es decir, se definió como «la que aplasta la serpiente».  

Otros reconstruyen el nombre como «Tlecuauhtlapcupeuh» que significa: «La que precede de la región de la luz, como el Aguila de fuego».  

De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el sonido extremeño de «Guadalupe», relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340.  

En España ya existían dos advocaciones a la Virgen de Guadalupe, en Cáceres y en La Gomera.  

El nombre Guadalupe, de la estatuilla extremeña. proviene probablemente de una mezcla de árabe (wadi: ‘río’) y latín (lupus: ‘lobo’). debido a que la guadalupe española fue encontrada en un rio conocido como «rio del lobo» o «rio escondido»   

Otra etimología del nombre  

Según los guadalupanos mexicanos, el nombre de la Virgen mexicana de Guadalupe podría ser una deformación de un nombre original desconocido —pronunciado en idioma náhuatl— con el que el indígena Juan Diego mencionó a la Virgen que se le habría aparecido.  

El obispo fray Juan de Zumárraga puede haberlo entendido mal y puede haber creído que se estaba refieriendo a la conocida advocación de la Virgen de Guadalupe española. 

Ese nombre original desconocido, pronunciado en náhuatl podría haber sido 

Cuahtlapcupeuh  

Tequantlanopeuh 

‘La que tuvo origen en la cumbre de las peñas’  

Tequatlasupe  

‘La que aplasta la cabeza de la serpiente’  

Tlecuauhtlacupeuh  

‘La que viene volando de la luz como el águila de fuego”  

Tlecuatlahlope  

‘La que nos salva de ser comidos”  

El Nican Mopohua narra en idioma náhuatl,  las apariciones de la Virgen de Guadalupe. El elegante y complejo texto no está escrito en un náhuatl original sino en el lenguaje reformado en los conventos jesuitas. 

Fue impreso en 1649 por el bachiller criollo Luis Lasso de la Vega entre 1605-1660, era capellán del santuario de Guadalupe.  

Él se lo atribuye al doctor don Antonio Valeriano de Azcapotzalco (c. 1520 – c. 1605), que fue un indígena noble del siglo XVl, pariente de Moctezuma Xocoyotzin, noveno rey azteca, estudiante en el Colegio de Santa Cruz de Santiago Tlatelolco y por lo tanto uno de los alumnos nahuas distinguidos de fray Bernardino de Sahagún (1499-1590).  

Según Lasso de la Vega, el indígena Antonio Valeriano había oído la historia directamente de labios del indígena Juan Diego, quien —según el mismo Lasso— habría fallecido en 1548 

Basándose en la fecha del Primer Concilio Provincial Mexicano —que se celebró en la ciudad de México entre junio y noviembre de 1555—, el historiador Edmundo O’Gorman (1906-1995) opinaba que Antonio Valeriano había escrito el Nican mopohua en 1556.  

En ese sínodo, el arzobispo Montúfar ordenó que se examinaran las historias de los santuarios y de los iconos venerados en México, y que todos los que no tuvieran suficiente fundamento se destruyeran  

Montúfar le habría ordenado al indígena Valeriano que escribiera una historia milagrosa que legitimara en México el culto a la Virgen de Guadalupe de España, que era la devoción del arzobispado de México 

El título del libro se deriva de las dos primeras palabras del texto, impresas en gruesos caracteres en su primera publicación  

Forma parte de un texto más extenso, el Huei tlamahuizoltica ‘muy maravillosamente’, que son las dos palabras iniciales del texto  

Este Huei tlamahuizoltica incluye —además del Nican mopohua— textos introductorios, oraciones y el Nican motecpana ‘Aquí se pone en orden’ que es la lista de algunos milagros atribuidos a la Virgen en los años que siguieron a su primera aparición. 

El sacerdote católico Luis Becerra Tanco (s. XVII) cuenta que en una fiesta del 12 de diciembre de 1666 —sólo diecisiete años después de la publicación del texto náhuatl— oyó a unos indígenas que durante la danza cantaban en náhuatl cómo la Virgen María se le había aparecido al indígena Juan Diego, cómo había curado al tío de éste y cómo se había aparecido en la tilma ante el obispo. 

La obra está escrita en fina prosa poética, tecpiltlahtolli: ‘lengua noble’) y tuvo varias traducciones, siendo las más difundidas las de: 

1666 del presbítero Luis Becerra Tanco 

Antes de 1688 lo había hecho Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, historiador y gobernador de Texcoco, 1578-1650  

La traducción parafrástica al castellano, que aparece en La estrella del norte de México en 1688 del presbítero Francisco de Florencia  

1886, presbítero Agustín de la Rosa, con su traducción directa del náhuatl al latín  

1926 esta la del licenciado Primo Feliciano Velázquez  

1978 la del  presbítero Mario Rojas Sánchez de la diócesis de Huejutla  

1978 la del presbítero Ángel María Garibay Kintana (1892-1967)  

1989 la de Guillermo Ortiz de Montellano  

2002 la de Miguel León-Portilla, primera traducción laica   

Según la historia narrada en el Nican Mopohua, la Virgen María se manifestó al indígena Juan Diego, quien era originario de Cuautitlán, que pertenecía al señorío de Texcoco, y a su tío Juan Bernardino, ambos convertidos al cristianismo pocos años atrás a raíz de la conquista española. 

Los españoles la llamaron “Virgen de Guadalupe”  relacionándola con la Virgen de Guadalupe extremeña.  

El obispo de México probablemente tenía interés en que el nombre de la virgen fuera el de Guadalupe, para así contar con la simpatía de Hernán Cortés, que era devoto de la Virgen de Guadalupe —patrona de su región, Extremadura — y que llevaba consigo una talla de la imagen. 

Una tercera explicación de este error podría ser que todo el relato es falso. 

Por otro lado, tequatlasupe significa ‘la que aplasta la cabeza de la serpiente’.  

En esa época en México se adoraba a Quetzalcóatl, el dios serpiente, y la Virgen llegaba para sustituir su culto. 

La narración dice que uno de los testigos de las apariciones de la Virgen de Guadalupe fue fray Juan de Zumárraga, primer obispo de la ciudad de México.  

Se dice que la Virgen María, en su advocación de Virgen de Guadalupe, se apareció en varias ocasiones ante el converso mexica Juan Diego Cuauhtlatoatzi, el sábado 9 de diciembre de 1531, en el cerro del Tepeyac y le pidió que fuera en busca del obispo y le dijera que ella solicitaba la creación de un templo en ese lugar.  

El indígena fue en busca de fray Juan de Zumárraga para contarle de la solicitud de la virgen, pero fray Juan no creyó en las apariciones.  

Pues era común este tipo de historias.  

Así que Fray Zumárraga le pidió una prueba de las apariciones de la Virgen. 

En respuesta a la petición del obispo, ésta pidió al indígena que cortara unas rosas de Castilla como pudiera de la cumbre del cerro y se las llevara al obispo  

En ese tiempo era invierno y la zona del cerro era una zona árida, no apta para el crecimiento de flores como las rosas  

El indígena obedeció al obispo y guardó las rosas dentro de su tilma o ayate, tipo de toga abierta por los lados.  

Luego baja Juan Diego del cerro, y la Virgen acomoda las rosas, y le dice que pida una audencia al obispo para mostrarle la prueba  

Al llegar adonde estaba el obispo, luego de un rato, este estira su ayate para tender las rosas sobre la mesa.  

Sobre el ayate esta la imagen estilizada artística, no fotográfica de la Virgen de Guadalupe.  

La prueba para el fray no fueron solamente las rosas, sino el milagro de la pintura de la Virgen de Guadalupe sobre el ayate.  

La imagen que hoy en día conocemos es falta referencia bibliografica la misma que la de ese día del año 1531. 

Después de la fecha de las apariciones, fray Juan de Zumárraga vivió muchos años, escribió muchas cartas, notas y hasta un catecismo llamado Regla cristiana.  

Pero en ninguno de estos textos menciona haber sido testigo de aparición o milagro alguno.  

Por el contrario, dentro del catecismo que escribió muchos años después de las apariciones se pregunta lo siguiente:  

¿Por qué ya no ocurren milagros?. Y responde él mismo: Porque piensa el Redentor del mundo que ya no son menester., 

Cabe mencionar que el culto a la Virgen de Guadalupe es un sincretismo con la diosa mexica Tonantzin, que significa ‘nuestra madre’, la diosa de la muerte; la cual se sabe que los mexicas veneraban en ese mismo cerro del Tepeyac.

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