El Patrimonio prehispanico de Queretaro

No hay ningún motivo de alarma en la zona: INAH y el municipio de Corregidora

Diario de Querétaro

Sergio Hernández Saucedo

Y si el martes se echaban la culpa, ayer el INAH y el gobierno municipal cerraron filas y aseguraron que no hay ningún motivo de alarma en la zona donde hay vestigios y se hace una alberca «puesto que la zona de hallazgo se encuentra resguardada hasta el término de la construcción de la alberca».

En comunicado conjunto, Diego Prieto y Germán Borja, el primero director del INAH y el segundo edil de Corregidora, dijeron que el proyecto se realiza en total coordinación de ambas dependencias, «este proyecto ha contado con la supervisión permanente de los arqueólogos del Instituto de Antropología e Historia con la coordinación del arqueólogo Daniel Valencia, quienes que una vez que fueron notificados de los hallazgos, procedieron al rescate, registro y recuperación del material arqueológico, determinando aquellas áreas en las que, por la naturaleza inmueble de los vestigios, no deberían llevarse a cabo excavaciones ni construcciones en el sub-suelo».

Dicen que atendiendo las indicaciones del INAH el gobierno Municipal procedió a efectuar los ajustes en el proyecto a fin de preservar las estructuras que se encontraron.

«El gobierno municipal y el INAH podemos asegurar a la ciudadanía que no hay ningún motivo de alarma puesto que la zona de hallazgo se encuentra resguardada hasta el término de la construcción de la alberca».

 Aseguran que una vez terminados los trabajos de la alberca, el INAH entrará de lleno a la restauración y liberación de las estructuras localizadas, a fin de que puedan ser apreciadas por los usuarios y visitantes de la unidad deportiva, para que puedan apreciar estos pequeños indicios de la gran ciudad prehispánica que tuvo su centro en la zona de monumentos arqueológicos, conocida como «El cerrito» que colinda con la unidad deportiva municipal y que está protegida por un decreto presidencial promulgado en el año 2000, mismo que reserva una superficie de 16 hectáreas para fines exclusivos de investigación, conservación y difusión del patrimonio arqueológico de este gran centro ceremonial prehispánico.