El Laicismo y su fetiche…

Renovar laicismo plantea Bertone

Desde la cuna de la Constitución, el Cardenal Tarsicio Bertone, el hombre más cercano al Papa, anunció una primavera de los laicos católicos.

Foto: Gybsan Villagómez.

Diario de Querétaro.

José Luis Rodríguez

En el que reconoció como lugar sagrado del laicismo, el Teatro de la República, Tarsicio Bertone -Secretario de Estado de El Vaticano- anunció el alumbramiento de una nueva cultura cristiana «para ofrecer una realidad original, no quimérica, sino nacida del cambio del corazón del hombre».

Ante unas 500 personas, entre religiosos, académicos, políticos y el alto clero católico del país, incluido el Nuncio Apostólico, Christophe Pierre, Bertone hizo un llamado a tender puentes entre la fe y la razón y a superar el laicismo del siglo XIX por un laicismo positivo.

En su oportunidad, el presidente de la Conferencia Episcopal de México, CEM, Carlos Aguiar Retes, advirtió que actualmente se vive el drama de la ruptura entre el evangelio y la cultura. «Vivimos un fuerte resquebrajamiento cultural, que los obispos de Latinoamérica llamamos cambio de época, por lo que requerimos de un replanteamiento en la manera de transmitir la fe y su ejercicio», señaló.

Aguiar enfatizó en que «la ruptura entre el evangelio y la cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo, por ello la nueva evangelización pide un esfuerzo lúcido, serio y ordenado para evangelizar la cultura, para que esto sea posible es necesario inculturar la evangelización de modo que el evangelio sea anunciado en el lenguaje y la cultura de aquellos que lo oyen».

En tanto que el anfitrión del encuentro del Cardenal Bertone con el mundo de la educación y cultura católica en México, el obispo de la Diócesis de Querétaro, Mario de Gasperín, lamentó que muchos católicos vivan alejados de su fe.

Antes de iniciar la participación de los protagonistas del evento, uno de los organizadores, Rodrigo Guerra López, presidente del Centro de Investigación Social Avanzada, CISAV, llamó «observadores desprevenidos» a quienes cuestionaron la realización de un acto de la iglesia en el recinto constitucionalista.

En México, acusó, «la modernidad ilustrada y sus productos más queridos como el peculiar liberalismo revolucionario, nos han acostumbrado a creer que el cristianismo no tiene cabida en la vida pública. Que la fe no debe tener una expresividad histórica significativa en el presente».

«Que seguir a Jesús es una experiencia de vida privada que habría que domesticar, superar o al menos someter a los límites que el poder en turno le asigne», remató.

EL ABORTO, UNA AGRESION

En su mensaje de 50 minutos, Tarsicio Bertone, el segundo hombre del Vaticano, señaló que «el reto es una nueva cultura cristiana en el comienzo del tercer milenio para ser los autores de una síntesis entre la fe y la cultura de nuestro tiempo; necesitamos abrir horizontes segundos, y acabar con tópicos inútiles y estériles».

El cambio que necesitamos, añadió, no es una simple mutación de estructuras, unas pueden sustituir a otras pero siempre serán portadoras de respuestas no definitivas. «Sólo el evangelio puede engendrar un hombre nuevo», asentó.

Esta nueva cultura, subrayó Tarsicio Bertone, debe ser un proceso gradual de transformación, por lo que es necesario partir de comienzos modestos. Y en este sentido «no todo está perdido ni hay tiempo para el desaliento, nada ganamos dejándonos vencer por la inercia…no podemos quedarnos cruzados de brazos pensando que cualquier esfuerzo es inútil o empresa imposible».

El Secretario de Estado del Vaticano también se pronunció contra formas que consideró anticulturales, a pesar de que estén escritas en las «leyes modernas», como el aborto.

«Existen muchas formas de cultura que constituyen una agresión a los derechos de la persona, que por tanto no pueden ser consideradas como expresión de verdadera cultura, aún cuando estén profundamente arraigadas en las tradiciones ancestrales de los pueblos o escritas en leyes modernas», dijo.

Y Bertone dijo que esta lista es larga, pero sólo mencionó algunas: sacrificios humanos, inseminación, discriminación y maltrato de la mujer y el aborto. «Pretender defender prácticas en nombre de la diversidad cultural sería un grave error», advirtió.

EVANGELIZACION DE LA CULTURA

Luego de señalar que en México existe un «extraordinario guadalupanismo», Tarsicio Bertone se pronunció por una mayor participación de la Iglesia en la vida cultural, así como el acercamiento de figuras importantes de la cultura mexicana a la religiosidad católica.

«Se trata en definitiva de trabajar para que la cultura mexicana ahonde en sus raíces, no necesariamente para imponer un canon moral o intelectual sino para complementar y enriquecer y acoger sus esfuerzos creativos…se trata de evangelizar la cultura», añadió.

El Cardenal asentó que no puede haber paz ni progreso auténticos, ignorando o destruyendo la cultura de un pueblo; a lo largo de los últimos decenios, el Estado y el mercado ha ido ocupando el ámbito de las instituciones y de la vida pública, pero ni el uno ni el otro son capaces de ofrecer al hombre el sentido profundo de la existencia.

Por ello, advirtió que «la evangelización de la cultura en México y en otras partes del mundo es hoy más urgente que nunca, es necesario un nuevo anuncio que tenga entre sus prioridades a la cultura, (porque) mientras no iluminemos con el evangelio el alma de la cultura, no podemos esperar la transformación tan anhelada de nuestro pueblos».

PERDIDA DE LA FE: GASPERIN

Previo a la conferencia de Tarsicio Bertone, el obispo de Querétaro, Mario de Gasperín le manifestó su preocupación -«que bien conoce el Papa Benedicto XVI, a quien reconocemos en su persona-» por la pérdida de la fe entre los católicos mexicanos.

«Sabemos de su preocupación por México y los católicos mexicanos, pues nos dijo que sabía muy bien que muchos bautizados, aún confesándose católicos, viven de hecho alejados de la fe, abandonando las prácticas religiosas y perdiendo progresivamente la propia identidad de creyentes», señaló.

Este desafío, agrega, nos ha movido a buscar soluciones no sólo para señalar los errores sino sobre todo para proponer la riqueza trascendental del cristianismo como acontecimiento que da verdadero sentido a la vida y una capacidad de diálogo y escucha y colaboración con todos.

«Esta es una tarea incumplida, por eso señor cardenal, su experiencia, cultura y sabiduría pastoral y también su buen humor salesiano, nos ayudarán a redescubrir esa perla preciosa del evangelio», concluyó el Obispo.

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