Artículo de Mario RE acerca de nuestros próximos centenarios.-
MIGUEL HIDALGO Y COSTILLA…MANUEL ABAD Y QUEIPO…DOS PERSONALIDADES ENCONTRADAS…Y…DIVERGENTES,-
A unos pocos meses de celebrar los mexicanos, las fiestas del bi y centenario de dos de las tres principales revoluciones sociales que cambiaron la faz de nuestro país…Independencia: 1810…Revolución mexicana: 1910…(la otra es el movimiento de Reforma), la figura y personalidad del señor Don Miguel Hidalgo sigue causando gran interés y no pocas polémicas…esto según el pensamiento y filosofía de quien le aborde…para unos, afortunadamente los mas, creemos que fue un verdadero héroe, un gran humanista con amplio sentido social, adelantado a su tiempo…para otros, modernos talibanes suspirantes del colonialismo español…es poco menos que un tal por cual; calificándole, aún a estas alturas del partido, con los mas sangrientos y denostados epítetos.
Sabido es, dice un autor y muchas personas que le defendemos, que Don Miguel, causó, desde que se inició en el camino del sacerdocio, suspicacias e inquietudes a los integrantes del alto clero colonial, supuestamente mexicano, pero integrado casi en su totalidad por solamente españoles…sobre todo, porque no se ciñó a ser, como la mayoría, un sumiso y manejable “cura de misa y olla”, como se designaba a los mediocres e ignorantes que se daban de alta en el bajo clero, y que solamente se limitaban a medio mascullar los latinajos del misal y del breviario…”administrar” el suministro de los sacramentos y vivir “lo mejor posible” de los gajes, diezmos y obvenciones que pudiesen obtener de su ministerio…otros, a Hidalgo, le togan como un hombre de escasa cultura, de carácter inquieto, desobediente y sin talento…altamente problemático y sin el menor espíritu de “humildad” hacia sus superiores.
Sin querer ver lo evidente, no le reconocen mérito alguno; ni los altamente hechos positivos de su no muy larga vida…calificándole, para empezar, en el fin de sus días, como una persona senil…cuando que habiendo nacido el 8 de mayo de 1753, en la hacienda de Corralejo, jurisdicción de Pénjamo, Gto., tendría en 1810 la aún vigorosa edad de ¡ 57 años ¡…casi, casi, como un chicuelo para el que esto escribe…que a sus 70 años, apenas está entrando en lo mas florido de su vida…asi que Don Miguel Hidalgo no era NINGUN ANCIANO…si lucía alguna calvita y canas…pues era consecuencia de su muy particular y familiar genética…además era muy fuerte…seguidor convencido de uno de sus libros de cabecera…”El Emilio” de Juan Jacobo Rousseau.
Hidalgo, a los doce años ingresó junto con su hermano mayor José Joaquín al Colegio de los Jesuitas de San Francisco Javier, en la vieja Valladolid, hoy Morelia, permaneciendo ahí de
Por oposición ganó de calle una beca, para emprender estudios canónicos…a la vez que en el Colegio de San Nicolás atendía el puesto de Secretario amanuense…presidía las academias de las diferentes asignaturas…examinaba a los estudiantes y para completar su día, apoyaba al Vice-rector y por las noches, para no aburrirse, estudiaba lenguas indígenas, llegando a dominar, el tarasco, el nahuatl y el otomí.-
De
Cosa que llamó mucho la atención, fue su amistad con un joven y brillante clérigo español…sobrino y protegido del obispo en turno…que con pensamientos y dotes humanísticas parecidas a las suyas, desde su arribo a Valladolid se juntaron como un imán al hierro…convirtiéndose en casi inseparables…esa amistad, dice Luís Zalce, dio pauta para que en la intimidad de sus reuniones sostuvieran largas pláticas relativas a la religión y a la política…¿Porqué había tanta afinidad entre ellos?…se pregunta el autor citado…a lo que aduce las siguientes razones…primera: eran casi de la misma edad…segunda: ambos eran sacerdotes…tercera: los dos tenían muy buena posición social…uno por ser un joven Rector…el otro por ser un alto empleado de la curia eclesiástica, ya que su tío, el obispo Fray Antonio de San Miguel, le tenía encargado de la judicatura de los testamentos, capellanías y obras pías del obispado (cualquier similitud con los tiempos actuales, es pura coincidencia)…cuarta: ambos eran talentosos…quinta: los dos sabían el idioma francés y leían libros en esa lengua….y sexta: los dos eran humanistas y de ideas liberales.-
En 1799, Abad y Queipo elevó a las mas altas autoridades civiles y eclesiásticas de Michoacán una serie de “representaciones”…algo así como las modernas “recomendaciones” que emiten nuestras actuales comisiones de derechos humanos y cuyo efecto siguen siendo lo mismo…”señalando la grave desigualdad social padecida en el virreinato: unos poseen todo y una inmensa mayoría es absolutamente miserable”…”La distribución de la tierra, nuestra riqueza fundamental es pésima”…”existe grave división social…las castas y los indios son verdaderos marginados, no los dejan mezclarse con los otros grupos”…”Hay que impedir que los funcionarios públicos, validos de su fuerza política, se conviertan en negociantes; esa es una de las mas graves formas de corrupción que padecemos”…( de nuevo: Cualquier semejanza…)
Sin embargo Abad y Queipo, supuestamente defendiendo la soberanía española sobre las tierras de Anáhuac, se opuso reiteradamente al movimiento de Independencia…a pesar de que asistió a algunas de las reuniones libertarias de Valladolid, San Miguel y Querétaro…donde conoció y trato a muchos de sus integrantes …estando de acuerdo, inicialmente, con muchos de los puntos ahí tratados…pero su posición social y eclesiástica, pudo mas que sus amplias ideas liberales y libertarias, lo que le hizo dar varios pasos de costado…incluso para que la inquisición no le cayera encima, al saber del paso dado por su ex amigo Miguel Hidalgo el 15 de septiembre de 1810, en su curato de Dolores, prestamente respondió el 24 del mismo mes y año, a dictar y publicar el decreto de ex comunión de Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo, por “perturbadores del orden público…seductores del pueblo…sacrílegos y perjuros…que han incurrido en la ex comunión mayor del canon “Siquis suadente diabolo”…esto ya en su papel de recién nombrado obispo de Michoacán.
No obstante esta jugada, la inquisición no estuvo conforme ni satisfecha, y en México y en España, a donde volvió, le siguió persiguiendo con saña, pues no le creyó nada, ya que le suspendió en sus funciones, le procesó y hasta le apresó por sus “ ideas liberales y benéficas a favor de las américas y de sus habitantes”…murió ya casi octogenario (1751-1825) en el convento de Sisla, en Toledo…solo, triste y muy enfermo…tal vez riéndose de los afanes de la inquisición, a la que no pudo engañar, satisfecho, quizás del papel que en tierras mexicanas le tocó desempeñar y de los bellos momentos que vivió el gozar de la amistad de un gran y vertical hombre…que sin claudicar de sus ideales emigró hacia el estrellato histórico de la tierra mexicana…que por un tiempo también le consideró suya, defendiendo, en un juvenil arranque liberal y humanitario, a su gente.
La historia, esa gran jueza del tiempo, ha puesto a ambos en su justo lugar…Les saluda su amigo de “Aquellos tiempos”.- Mario RE.