«Acteal; Crimen de Estado…»

Feria del libro de minería 

La publicación es un testimonio valioso

para no olvidar, señaló el fundador de 

 

La Jornada 

Presenta Carlos Payán Acteal: crimen de Estado, de Hermann Bellinghausen 

Los periodistas Pablo Romo y Jesús Ramírez disertaron sobre el papel de Zedillo en los asesinatos 

El libro surgió a partir de varios reportajes a 10 años de la matanza, dijo el autor  

Fabiola Palapa 

 

La Jornada 

Acteal, crimen de Estado (La Jornada Ediciones), de Hermann Bellinghausen, es un testimonio muy valioso para no olvidar lo que ocurrió, para tener memoria y que aquello no vuelva a suceder, señaló el periodista Carlos Payán, director fundador de La Jornada, durante la presentación del volumen en la edición 30 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. 

El libro no sólo da cuenta del día de la matanza, el 22 de diciembre de 1997, sino de los meses previos y los años posteriores, prolijos en hechos dolorosos, ocupación militar, hostilidad y agresión paramilitar. 

Payán explicó que el trabajo de Bellinghausen es una descripción pormenorizada del día a día, minuto a minuto, de una serie de actos, asesinatos y agresiones; es un prodigio. 

En la Antigua Capilla del inmueble universitario, el director fundador de La Jornada dijo que sucesos como la masacre de Acteal no pueden dejarse de lado y deben entenderse periodísticamente. Recordó que cuando fue subdirector de información en el diario unomásuno no publicaron la caída de la dictadura de Somoza en Nicaragua, por lo que un grupo de 30 estudiantes se presentó en el periódico para decirles que ahí no hacían periodismo. 

El periodista, al ver a la actriz Ofelia Medina entre el público, reconoció el trabajo que realiza en favor de los indígenas. La actriz fue ovacionada por quienes acudieron a la presentación del libro. 

Payán también comentó que el trabajo de la Comisión para la Concordia y Pacificación en este suceso fue bastante limitado, porque nadie quería tomar decisiones. 

Asimismo, habló sobre el viaje que realizó con Pablo Gómez a Europa, para denunciar la masacre en Acteal, y la sorpresa que recibieron, porque ya existía allá un documento que condenaba el crimen. 

Hilo conductor 

Por su parte, Hermann Bellinghausen explicó que el libro surgió a partir de una serie de reportajes después de 10 años de la matanza. “Se hizo una reconstrucción de lo publicado en La Jornada; es un trabajo colectivo del periódico, hecho por los articulistas, reporteros, fotógrafos. No es la única fuente, pero es el hilo conductor.

Se organizó la historia y se contó nuevamente, porque creo que a más de 10 años tenemos la razón al considerar que Acteal fue un crimen de Estado en el más alto nivel, y no es la única masacre cometida desde el gobierno. 

Los periodistas Jesús Ramírez y Pablo Romo disertaron sobre la responsabilidad del gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo en la masacre de Acteal. 

Ramírez aseguró que fue un crimen de Estado, ya que fue planeado desde las altas esferas del gobierno, porque los autores materiales recibieron entrenamiento y fueron protegidos y transportados por elementos del Ejército, en complicidad con autoridades estatales. 

Explicó que en Chiapas, desde 1995, comenzó una estrategia para armar indígenas que combatieran a las comunidades en resistencia. Se trata de una guerra no pública en contra de las comunidades, y se utiliza a la policía como elemento de represión, que diseña una estrategia para organizar grupos indígenas priístas y formar una contrainsurgencia. 

Ramírez señaló que esa estrategia actualmente se usa en todo el país, porque vemos cómo se responde al movimiento popular, cómo se responde a indígenas que defienden su territorio y sus recursos; son las mismas estrategias. 

A su vez, Pablo Romo definió la matanza de Acteal como uno de los sucesos más atroces en la historia de México. 

Efectivamente, como lo señala Hermann, no es el de Acteal el único crimen de Estado de Ernesto Zedillo; no hay que olvidar que meses después de que asumió la presidencia de la República, en medio de la irrupción del movimiento zapatista, se cometió un deleznable homicidio de 17 campesinos en Coyuca de Benítez, lugar denominado Aguas Blancas, el cual tiene parecido con el acaecido en diciembre de 1997 en Chiapas.

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