El Tibet: Un infierno

El Dalai Lama describe como «un infierno en la tierra» la represión china en el Tíbet 

El líder espiritual y político tibetano habla ante 10.000 personas en el 50º aniversario de su exilio 

AGENCIAS          

Medio siglo después de huir a la India por la represión del régimen chino, el Dalai Lama, líder espiritual y político tibetano exiliado en la ciudad india de Dharamsala, ha pedido una «autonomía significativa» para el Tíbet. Ante 10.000 tibetanos procedentes de todo el mundo, el Dalai Lama, de 73 años, ha descrito como «un infierno en la tierra» algunos de los momentos de la política china en la región, gobernada por Pekín desde 1951, finalizada la guerra civil china.  

Barcos chinos hostigan a un buque de EE UU  

Una ‘gran muralla’ para Tíbet  

El Dalai Lama promete “vivir más” para luchar por su pueblo 

Cincuenta años de ocupación china 

Los monasterios parecen un remanso de paz en este amanecer del martes en Tibet. Hoy se cumplen 50 años de la ocupación china y las voces para que esta recóndita región sea un país libre se oyen desde Washington. 

AGENCIA ATLAS   

«Desde tiempos inmemoriales, los pueblos de Tíbet y China han sido vecinos, pero nosotros, los tibetanos, queremos una autonomía legítima y significativa», ha proclamado el Dalai Lama, cuya salud preocupa a sus compatriotas. En su discurso en el templo budista de la ciudad exiliada, el líder tibetano ha lamentado el sufrimiento y la destrucción causados por las políticas y campañas comunistas chinas. «Éstas empujan a los tibetanos hacia tal profundidad de sufrimiento y penurias que literalmente experimentan el infierno en la tierra. Incluso hoy, los tibetanos en Tíbet viven con un temor constante». 

El aniversario que se celebra este martes es de gran significado para la comunidad tibetana, ya que se cumple medio siglo del fracasado levantamiento contra el Ejército chino y la huida del Dalai Lama por las montañas hasta India. Los exiliados aseguran que durante la represión del alzamiento, las fuerzas armadas chinas mataron a más de 87.000 personas. 

China se ha movilizado para evitar nuevas protestas y ayer su presidente, Hu Jintao, recurrió a la metáfora para luchar contra el separatismo tibetano. «Debemos construir una gran muralla sólida contra el secesionismo», dijo a los diputados del Parlamento, reunidos en Pekín. Y para ello, Pekín ha formado medidas de seguridad extraordinarias y selló Tíbet. 

Incluso el Gobierno chino, en pleno conflicto diplomático por el buque «hostigado» por naves chinas, ha pedido hoy al Congreso de EE UU que eche abajo la resolución que reconoce la independencia tibetana. Washington es uno de los máximos aliados del Tíbet en su conflicto con Pekín. En la década de 1950 y 1960, la guerrilla tibetana fue financiada y entrenada por la CIA (Agencia Central de Inteligencia) estadounidense. 

Pekín ha acusado a «la camarilla del Dalai Lama» de estar detrás de las revueltas del año pasado y le ha llamado separatista que utiliza la religión para conseguir la independencia. El Dalai Lama ha condenado hoy la represión china durante estas protestas en las cuales murieron decenas de manifestantes, aunque al mismo tiempo ha instado a ambas partes a que encuentren una vía para ir hacia adelante. 

El líder budista y premio Nobel de la Paz dice que rechaza la violencia. Los tibetanos profesan un gran respeto y adoración por el Dalai Lama, y muchos llevan su retrato escondido bajo la ropa, a pesar de que Pekín prohíbe su imagen, y obliga a los monjes en los templos a seguir cursos de adoctrinamiento político, informa Jose Reinoso. 

Conflicto diplomático entre China y EE UU 

Por otra parte, China ha respondido hoy de manera contundente a las acusaciones del Pentágono sobre un supuesto «hostigamiento» a un buque de la Armada estadounidense en el mar del Sur de China el pasado domingo. Pekín ha asegurado que el barco de vigilancia marítima estaba «violando la legislación internacional» y se encontraba «realizando actividades ilegales» en las cercanías de la isla de Hainan. 

Washington denunció el lunes «el hostigamiento» que supuestamente sufrió el Impeccable por parte de cinco embarcaciones chinas, entre ellas una militar. Según el Pentágono, los barcos llegaron a acercarse a menos de ocho metros del buque de vigilancia marítima. 

«La embarcación estadounidense ha estado constantemente realizando actividades ilegales en la zona especial económica de China. Por ello, China no puede aceptar las acusaciones sin pruebas de EE UU», señala en un comunicado la embajada china en Hong Kong. 

Según la versión del Departamento de Defensa estadounidense, el Impeccable, uno de los cinco barcos de vigilancia de EE UU en la zona, estaba efectuando en ese momento «operaciones rutinarias». El Pentágono dice que las naves chinas llegaron a rodear a la embarcación y ordenaron que abandonase el área. El buque estadounidense ya había sido hostigado en otras tres ocasiones la semana pasada, cuando barcos chinos y aviones se le acercaron sin avisar, denunció el Pentágono, cuyo portavoz calificó la maniobra de «imprudente y poco profesional». 

Equilibrio internacional 

Esta nueva confrontación llega cuando la Administración Obama está dando sus primeros pasos, en pleno nuevo equilibrio internacional en su diplomacia. En sus primeras gestiones, Hillary Clinton, responsable de Exteriores estadounidense, ha alentado a rehabilitar las relaciones con Pekín, después de los ocho años de gestión de George W. Bush. 

Sin embargo, este choque marítimo daña las relaciones entre dos de las grandes potencias comerciales del mercado global. Después de conocerse esta confrontación entre naves chinas y estadounidenses, el precio del petróleo se encareció un 3%. Según algunos expertos, lejos de ser un suceso accidental, es el mensaje que China ha enviado a Washington para que respete su influencia en la región y su crecimiento militar. La Casa Blanca ve con preocupación cómo este año el Ejército chino, el más numeroso del mundo, aumentará el presupuesto militar un 14%. 

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