Domingo de Ramos
En los primeros siglos, en Jerusalén se comenzó a venerar los lugares donde había sucedido algún acontecimiento en la vida de Jesús.
«Por eso el domingo anterior al Viernes Santo todo el pueblo se reunía en el Monte de los Olivos junto con el obispo y desde allí se dirigían a la ciudad con ramos en las manos y gritando Viva, como habían hecho los contemporáneos de Jesús».
El obispo de Jerusalén, representando a Cristo, se montaba en un burro y que la gente llevaba a sus recién nacidos y a los niños a la procesión.
Pero cada Iglesia fue tomando esta costumbre y celebrándola en particular.
En Roma para el siglo IV se le llamaba a este día «Domingo de
Sólo hasta el siglo XI se comenzó allí también la costumbre de la procesión.
Se nos dice que en Egipto la cruz era cargada triunfalmente en esta procesión.
En Francia y en España en el siglo VII se habla de la bendición de ramos y de la procesión.
Tras el concilio de Trento se quiso que en todas partes de
No hay verdadera celebración del Domingo de Ramos sin procesión y sin lectura solemne de
Sobre el entisástico «hosanna» se ciernen espesas tinieblas.
Las tinieblas de
«No temas, ciudad de Sión mira que tu Rey llega montado en un borrico» (Jn 12,13; cf. Zc 9,9)