En la Alameda de Santa María La Ribiera

Kiosco Morisco, esplendor de la Santa María

Ubicado en la Alameda de Santa María la Ribera, el Kiosco Morisco permanece desde hace más de 100 años como un espacio único en la Ciudad de México.

Foto: Raúl Castillo

El Sol de México

Organización Editorial Mexicana

Fernando Ríos 

 Considerado como la construcción más representativa de la colonia Santa María la Ribera, es además objeto de innumerables mitos que afirman que el Kiosco Morisco fue donado por un jeque árabe, o bien que está asociado con aspectos astrológicos y mágicos debido a su base octagonal y a las múltiples decoraciones geométricas que posee.

Sin embargo, el centenario edificio de estructura de hierro formada por arcos y columnas mudéjares o provenientes de arquitectura musulmana española, fue diseñado por José Ramón Ibarrola para ser el Pabellón de México en la Exposición Universal de 1884-1885 y de la Feria de San Luis Missouri en 1902.

Ubicado en la Alameda de Santa María La Ribera, en el centro de la colonia, al cruce de la calle Dr. Atl y Salvador Díaz Mirón y cerca de la estación del Metro Buenavista, permanece desde hace más de 100 años como un espacio único en su tipo en toda la Ciudad de México.

Para darle realce a este emblemático lugar, los andadores han sido recientemente remozados, colocándose nueva loseta negra para enmarcar las actividades culturales que se llevan a cabo que van desde conciertos de orquestas de cámara, bandas populares hasta reuniones vecinales o bailes de salón.

Declarado Monumento Artístico de la Nación por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 1972, la historia de esta construcción data de finales del siglo XIX, cuando fue diseñado por José Ramón Ibarrola.

Su estructura está realizada completamente en hierro, material de construcción de moda en aquella época. Se dice que fue fundida en Pittsburgh, Pensylvannia, en hornos propiedad del norteamericano Andrew Carnegie, debido a su amistad con el diseñador del kiosco.

Al concluir la Exposición Universal, para la cual había sido construido, la estructura fue traída a México a principios del siglo XX.

En ese entonces fue instalada en el costado sur de la Alameda Central, frente al exconvento de Corpus Christi, donde permaneció por largo tiempo la cual fue utilizada como la sede de los sorteos de la Lotería Nacional.

En 1910, al aproximarse la celebración del centenario de la Independencia, el entonces presidente Porfirio Díaz, ordenó la construcción del Hemiciclo a Juárez, en el sitio que ocupaba el Kiosco.

Ese mismo año, a petición de los colonos de lo que era el nuevo fraccionamiento Santa María La Ribera, fue trasladado el kiosco hasta el lugar en el que actualmente se encuentra.

Al paso del tiempo y la falta de mantenimiento provocaron severos daños al monumento, donde se incluye la rapiña y robo de algunas piezas y el mal estado de otras. Sin embargo, a través de una convocatoria se pudo reunir el mayor número de partes faltantes, luciendo en la actualidad en toda su majestuosidad para orgullo de la colonia Santa María la Ribera y de la Ciudad de México.