Celebra la lengua
española fiesta mundial
El Instituto Cervantes convocó el festejo y anunció que tendrá continuidad cada año, en las cercanías del primer solsticio de verano.
PL
El idioma español festeja hoy el primer cumpleaños de su esplendor como idioma común a 450 millones de personas, con una riqueza alimentada por su cuna nativa y la savia de una América mestiza de gran potencia expresiva.
La iniciativa la puso en marcha el Instituto Cervantes desde su sede madrileña y se extenderá, como una onda expansiva, a sus 73 filiales dispersas por todo el planeta.
Es un largo puente festivo, que comenzó a izarse una hora antes del mediodía mientras una lluvia de palabras lanzadas al vuelo por cañones de aire comprimido surcó el espacio.
Una especie de lluvia celestial con vocablos procedentes de los dos lados del Atlántico: beso, paz, sonrisa, chévere, hola, baile, chocolate, amor, añoranza, fiesta, abrazo, envolviendo como ola cálida a los transeúntes que también las recibirán, a manera de regalo, de manos de mensajeros voluntarios .
El Instituto Cervantes convocó el festejo anunciando que tendrá continuidad cada año en las cercanías del primer solsticio de verano. Según la directora de la sede central, Carmen Caffarel, no sólo servirá para oficializar la mayoría de edad de esa institución con sus flamantes 18 años.
Será sobre todo, afirmó, como una mano tendida para dar gracias a la comunidad de hispanohablantes que utilizan esta lengua como un medio de comunicación y, a la vez, celebración de la cultura hispana y sus tradiciones.
Cada día más demandado, el español navega impulsado por su propio caudal de aguas profundas y tersas. Posee un innegable poder de seducción. Lo ilustra su condición de segundo idioma de comunicación internacional y el cuarto en el mundo por la cifra de quienes lo usan.
Según datos fidedignos, su futuro es halagüeño: lo estudian, como idioma extranjero, 14 millones de alumnos y es la tercera lengua en la red. En 2050 lo hablarán 550 millones de personas.
Desde hace un mes los internautas empezaron a prepararse para el festín de un idioma con el que amamos, soñamos, combatimos, defendemos nuestras ideas, sofocamos o alentamos nuestras pasiones, abrimos cauce ancho a la solidaridad, a nuestra conexión con el mundo y a la poesía.
Una lengua en continua renovación, imaginativa y fértil, infinitamente libre, como se demostró en el Congreso Mundial de Cartagena de Indias cuando los niños empezaron a inventar palabras que les hacían muchísima falta como «tristesinra» para aludir a esa tristeza sin causa aparente que «abre un huequito en el centro del estómago».
Al conjuro del agasajo, hoy se cantará en español y se bailará con la salsa, el tango, el flamenco, la cumbia, el merengue, el vallenato. En fin, la música nacida de su entraña cálida y sensual, y amasada con el fuego de su léxico.