Cumplen con la Virgen
Unos 40 mil peregrinos se congregaron en la Basílica de Guadalupe, luego de caminar más de 15 días desde Querétaro para ver a la Virgen morena, el Obispo Mario de Gasperín Celebró la Eucarística.
Diario de Querétaro
Héctor Ayala
Tras una intensa semana de caminar codo con codo, padecer las inclemencias de la carretera y vivir la pérdida de uno de los hermanos peregrinos, por fin los miles de Romeros que conformaron las columnas hacia el Tepeyac llegaron a su destino de la mano de Santa María de Guadalupe. En el lugar el Obispo de la Diócesis de Querétaro, Mario de Gasperín Gasperín lo recibió y dirigió su homilía dominical.
«De la mano de Santa María de Guadalupe hemos llegado a esta Basílica, casa suya y casa de todos nosotros al encuentro de su hijo Jesucristo, hemos caminado codo con codo, sintiéndonos mimados como hermanos. La gran familia diocesana de Querétaro esta aquí, una vez más, a las plantas de María Santísima en el Tepeyac. Agradecemos a la Providencia Divina este favor de su misericordia.
Jesús por su sangre derramada en la Cruz, hizo de los dos pueblos enemigos de entonces judíos y paganos un solo pueblo. Destruyó en su propio cuerpo la barrera que los separaba: el odio. El reconcilió a dos pueblos, haciéndolos uno sólo, y uno con Dios, por medio de la cruz. La cruz que llevamos marcada en la frente y pendiente del pecho es signo de perdón, de reconciliación y de paz. Sólo la sangre de Cristo reconcilia y pacifica».
Mario de Gasperín aseveró que el milagro de la reconciliación humana que hizo Jesús con su muerte, la Virgen María también lo hizo en el Tepeyac, por lo tanto instó a los hermanos peregrinos a ser promotores de la paz.
«Este milagro de la reconciliación humana que hizo Jesús en la cruz con su muerte, lo realizó también Santa María de Guadalupe con su cariño maternal aquí en el Tepeyac. Ella trajo la reconciliación y la paz a nuestra tierra y así brotó en sus brazos y con su amor la nación mexicana. Si somos hijos de María debemos ser promotores de paz.
«El pueblo de Israel había sido traicionado y abandonado por sus pastores, es decir, por sus jefes y autoridades. En lugar de reunirlo, cobijarlo y alimentarlo, lo condujeron a la ruina. Dios les tomará cuenta a todas sus malas acciones, dice Jeremías. Pero el Señor, el auténtico Pastor de Israel, nunca lo abandona. Le promete y envía a un Pastor verdadero, a Jesucristo, que cuida de las multitudes, con solicitud y corazón compasivo».
Ante ello el Obispo queretano lamentó la situación actual de la Patria, el odio entre hermanos y la creciente violencia que se vive, a lo que comentó:
«Ciertamente esto no es el plan de Dios sobre nuestra nación. El único y verdadero remedio de escuchar la voz del Buen Pastor: su Evangelio y sus mandamientos. Sólo Jesucristo salva; sólo él puede reconciliar; sólo él puede traernos la paz.
«Hermanos peregrinos: Durante todo este largo caminar han escuchado ustedes la voz de sus auténticos pastores, sus sacerdotes, que les han transmitido la voz del Buen Pastor, Jesucristo. Los sacerdotes son los ecos que hacen resonar la voz del Pastor Bueno, de Jesús. Si escuchamos su voz, nada nos fallará».
Solicitó, además, llevar el amor de la Virgen María y compartirlo con la familia así como escuchar el Santo Evangelio para alcanzar la felicidad.
«En sus parroquias, sus sacerdotes les seguirán anunciando todos los domingos el Santo Evangelio para que sean felices. Escuchen su voz y recen por sus sacerdotes en este Año Sacerdotal. Llévense en su corazón el amor de la Virgen Santísima y comuníquenlo a su esposa, a sus hijos, a sus familias y a toda la comunidad. Nuestra tarea es consumir la paz y la fraternidad, comenzando por la familia y el hogar».
OBISPO RECONOCE
MERITO DE LAS PEREGRINAS
La experiencia y aprendizaje que adquiere quien participa en una peregrinación es de Fe y comunidad, «y en esta peregrinación Dios nos concedió esta gracia de marchar juntos y ordenadamente, algo que no es fácil, también aprendemos a disciplinarnos que en nuestra vida nos suele costar bastante», definió Gasperín de Gasperín.
Y añadió: «Cada año nosotros les proponemos un tema de acuerdo a nuestro proyecto de Pastoral, este año fue la conversión del corazón, para poder vivir mejor como cristianos, con nuestra familia y después en toda nuestra Diócesis. Entonces ese fue el tema básico la Conversión Pastoral».
En su mensaje reconoció que el comportamiento de los peregrinos fue admirable y generoso, a pesar que en esta peregrinación se notaron menos recursos, por lo que acotó que «en medio de la crisis la Fe nos fortalece y esperamos que de la Fe saquen fuerzas para superar estas dificultades que estamos ya sufriendo y que al parecer vienen problemas más graves todavía.
«Sin duda que hay más conciencia de la Iglesia en esta 119 peregrinación al Tepeyac y muchos más integración de los peregrinos con los sacerdotes».
En este sentido, habló de las peregrinas que quisieron ir a la Basílica pues reiteró que «nadie les negó el asistir, las que quisieron hacerlo pues lo hicieron, claro que no se les pudo brindar la atención que normalmente se le daba, pero eso es una consecuencia natural.
«Las peregrinas que quisieron venir tuvieron la libertad para hacerlo, hubo sacerdotes que quisieron atender a las peregrinas y tampoco se les negó que lo hicieran».
A su vez refirió que las puertas de la Diócesis de Querétaro siempre estarán abiertas para las peregrinas que decidieron ir a la Romería y hacer el sacrificio de caminar hacia el Tepeyac y reconoció que el hecho de que hayan llegado sin su apoyo tiene su mérito.
«El mensaje que les doy a esas peregrinas es que fortalezcan su Fe, que la Virgen las acompañó y nos les falló, porque ella está siempre presente y cuando recurrimos a ella con Fe y devoción, siempre tendremos una respuesta maternal a favor de nuestra vida y nuestras familias.
«La Diócesis de Querétaro seguirá abierta para las peregrinas que decidieron salir, la Diócesis no le niega la entrada a nadie. Al hacer el sacrificio de caminar al Tepeyac hace suponer que lo hicieron con mucha Fe, y yo les digo que sigan con esa Fe y que sigan amando a la Virgen de Guadalupe.
El reconocimiento de que las peregrinas hayan llegado sin ningún apoyo fue dado por el Obispo, pues dijo, «el mérito lo tienen».