Del templo a los tamales, en el Día de la Candelaria
Día en el que se cristaliza una tradición.
Foto: Antonio Zamora
El Sol de México
Organización Editorial Mexicana
2 de febrero de 2010
Carlos Lara
Después de 40 días de la fecha en que se festeja el nacimiento de Jesús (25 de diciembre), el 2 de febrero se festeja el Día de la Candelaria.
En entrevista con El Sol de México, el padre José de Jesús Aguilar Valdés, representante de Radio y Televisión de la Arquidiócesis Primada de México, dijo que en esta fecha se recuerda la purificación de la Virgen, es decir, se recuerda el momento en que María, junto con su hijo, Jesús, se presenta en el templo llevando algunas velas y una paloma.
«La fiesta de la Candelaria recuerda una tradición judía que obligaba a la mujer después del parto a permanecer en cuarentena durante 40 días y después de este tiempo se tenía que presentar en el templo sacrificando un animal y con su sangre se rociaba a una palomita, la cual se dejaba volar libremente y este acto significaba que la mujer quedaba purificada por la sangre que había derramado durante el parto».
Destacó que aunque la Virgen María tiene un parto virginal, cumple con la norma y a los cuarenta días se presenta al templo y «si contamos los cuarenta días a partir del 25 de diciembre, vamos a llegar a la fecha del 2 de febrero, es que es cuando se celebra esta fiesta».
El prelado recordó que como este rito era purificatorio y se destacaba por llevar velas, «el mundo cristiano trató de hacer procesiones con velas y como candela –en latín significa vela– se le empezó a llamar la fiesta de la Candelaria».
El padre comentó que la tradición de vestir al Niño Jesús aquí en «México y particularmente en las casas donde se acostumbra poner un nacimiento, hay un Niño Dios, pero en nuestro país tenemos una particularidad, aquí al niño se le viste y se le trata como si fuera un niño de verdad y con ello se le cambia de ropita cada año».
Por su parte, la antropóloga Katia Perdigón Castañeda, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que la tradición de vestir al Niño Dios en México, tiene su origen en una ceremonia de toma de hábitos en los conventos femeninos de la Edad Media.
Y es que de acuerdo con su tesis doctoral, «Vestir al Niño Dios. Un acercamiento a la celebración de la Candelaria, en el Distrito Federal», coincide con el prelado, en el sentido de que la festividad se remonta a la purificación de la Virgen María, pero destaca que en la actualidad, la tradición se ha desvirtuado sobre todo por el uso de la mercadotecnia, ya que «por catálogo venden ropones para el Niño Dios, es por eso que en el siglo XXI el Niño Dios está de moda».
Perdigón Castañeda comentó que al realizar su investigación buscó en archivos históricos con el objetivo de encontrar raíces de esta celebración anual en México, y dijo que la figura religiosa fue «utilizada por primera vez en el Belén vivo, una representación ideada por San Francisco de Asís en la Edad Media para difundir la vida de Cristo».
«Así, la escultura del Niño Jesús adquirió otra dimensión durante esa época, cuando se convirtió en un elemento que acompañaba a las religiosas en su toma de hábitos. En la Nueva España este ritual fue plasmado a través de los denominados retratos de monjas coronadas».
Al observar las imágenes de las monjas coronadas, destacó, «podemos percatarnos que existe una continuidad, desde la Colonia hasta el día de hoy, en lo que se refiere a vestir la figura del Niño Dios».
En tanto, ambos personajes coincidieron que en esta festividad a la figura se le viste de «Jesús Nazareno, Cristo Rey, del Señor de las Palmitas, Señor de la Misericordia, del Sangrado Corazón, del Buen Pastor», pero insistió el Padre Aguilar Valdés que no es válido que «algunas personas vistan al Niño con vestuario de ángel o de algún santo».
Aunque no se puede explicar con certeza cómo en México el Niño sustituyo a la Virgen, la antropóloga Perdigón Castañeda, indicó que las referencias más antiguas datan desde 1912, cuando se mencionaba que el 6 de enero se hace la Fiesta de los Compadres y aquel que se saque el niño de la Rosca de Reyes levantaría al Niño Jesús el Día de la Candelaria.
* EL DÍA 2, ¿TAMALIZA O PATOS?
El Padre José de Jesús Aguilar Valdés, comentó que ante el sentido religioso de la tradición también existe el lado popular de la festividad, ya que «este día se ofrecen tamales y champurrado por la persona a la que le tocó la figurita del Niño Dios en la Rosca de Reyes, aunque no se debe olvidar el sentido religioso de la tradición».
En tanto, la antropóloga Katia Perdigón Castañeda dijo que la «tamaliza» es otro de los aspectos que ahora se consideran indisolubles de esta festividad, pero la especialista encontró algunos textos de principios del siglo XX, en los que se refiere que para esas fechas, el 2 de febrero, el platillo oficial en México era el pato.
Perdigón Castañeda consideró que «probablemente esta comida se sustituyó por los tamales luego de que los patos dejaron de emigrar al Valle de México, debido a la extinción de los lagos».
Pero actualmente, los tamales son el centro de atención el día 2 de febrero. Hay de todos los sabores y son el pago por haber sacado al Niño de la Rosca.
Ante esto, Josefina López Bonilla, quien desde hace más de 50 años se dedica a preparar tamales, destaca que en esta fecha «la gente me hace pedidos enormes, en este día tenemos que entregar casi tres mil tamales por los pedidos».
Manifestó que «los tamales de verde, de rajas, dulce, mole son los más pedidos, pero como aquí en el negocio le tenemos que variar un poco, vendemos tamales de pechuga de pollo, de atún, de carne deshebrada y de mariscos».
Afirmó que para esta fecha ya tiene más de 200 pedidos, ya que los «precios son accesibles, cada tamal cuesta 6 pesos, el tradicional y ya el especializado cuesta 10», al preguntársele qué tipo de tamal se vendía más, inquirió que «de los dos, pero ahorita como está de difícil la situación económica, pues he tenido más pedidos de tamales tradicionales».
Este festejo se realiza tanto con los familiares como con los compañeros del trabajo y amigos, por lo que la iglesia pide no olvidar la tradición tanto religiosa como popular.
pidió a los feligreses que estén pasando por una dificultad económica, que no se «preocupen si no tienen para comprarle un vestidito al Niño, vasta que lo lleven limpio y una ropita decorosa para la imagen».