Papantla y el Totonacapam

Papantla de Olarte

Techo finamente decorado con la cosmogonía del Totonacapan, a la luz de todos los

paseantes, obra que destaca por su contenido y sus colores.

«La ciudad que perfuma al mundo»

Ricardo Olivares

OEM-Informex

Después de un viaje muy cómodo en uno de estos autobuses cuyas iniciales inician con A y terminan con O, llegamos a la pequeña ciudad de Papantla, que en lengua náhuatl significa «lugar de Papanes o pájaros muy ruidosos», ubicada al norte del estado de Veracruz, muy cerca al Golfo de México, situada entre los cerros de la Jarana, el Pelón, el Campanario, la Palma, de la Cruz, del Jazmín, del Grillo, de Dolores y del Clavel, todos ellos enclavados en las últimas estribaciones de la Sierra Madre Oriental.

Papantla de Hidalgo fue el nombre que recibió en el año 1910, en el inicio del movimiento de la Revolución, más adelante, cuando el poblado ya era ciudad, se le asignó por decreto en 1935 la designación de Papantla de Olarte, en honor al independentista originario de este lugar: Serafín de Olarte. Este territorio ciertamente tuvo una gran importancia durante la época prehispánica, ya que aquí evolucionó la región del Totonacapan, cuna de la civilización totonaca, de hecho la zona arqueológica del Tajín, fundada por este grupo étnico, está muy cerca de Papantla. ¡Visítela, es indispensable que conozca los pormenores de esta interesante cultura!

No cabe duda que los totonacas tuvieron muy buen ojo cuando eligieron establecerse en esta zona, ya que en estas tierras encontraron bosque subtropical, con una gran variedad de especies de árboles, como el jonote, laurel, palo mula, cedro y ceiba. Con respecto a la fauna, destacan diversas poblaciones de armadillos, conejos, tejones, tlacuaches, coyotes, víboras de cascabel, coralillo, mazacuatas y la peligrosísima nauyaca. Por supuesto destaca la fauna marina del Golfo, como los camarones, mariscos, hasta peces de diferentes características y más…, por lo que estamos seguros encontrará muy buena cocina.

Con respecto a la ciudad, es un sitio tranquilo, en donde usted puede percibir un olor muy rico, que llama poderosamente la atención, ya que en el ambiente flota un agradable aroma a vainilla que penetra los sentidos y abre las puertas del olfato, no se admire, ya que Papantla es un productor natural de esta hermosa y deliciosa orquídea, que el Totonacapan ofreció al mundo y su uso se ha extendido a todos los rincones de la tierra. Sin duda su producción se da desde tiempos prehispánicos, alcanzando durante la Colonia la cúspide en su cosecha, pero desgraciadamente hoy en día no podemos decir lo mismo, pero no se desanime, porque usted encontrará vainilla de muy buena calidad a precios accesibles.

En Papantla se encuentra también el camino hacia un lugar mágico, se trata del Parque Temático Takilhsukut, en donde hallará hermosas y funcionales instalaciones, que anualmente, al inicio de la primavera, la raza de las caritas sonrientes es la anfitriona de la Cumbre Tajín, el Festival de la Identidad, en donde se celebran conciertos, conferencias, muestras gastronómicas, eventos culturales, danzas, talleres, ritos prehispánicos místicos, rodeados de un entorno ecológico y arqueológico, en donde hay alegría por la llegada de una nueva estación: la primavera, generadora de vida que augura nuevos y buenos tiempos.

Ya en el zócalo de Papantla, usted conocerá el Parque Israel C. Téllez, el verdadero escenario y centro de la vida social papanteca, con verde césped y una singular variedad de árboles, como araucarias, palmeras, bugambilias, flamboyanes, árbol del sueño, etcétera; una atracción más de este lugar son las encantadoras ardillas que toda la gente admira. En esta céntrica zona, corazón de la ciudad, se celebra cada fin de semana los «Viernes de Danzón» y los «Sábados Musicales» y «Domingos Culturales», en donde la gente se divierte y convive con la familia.

Dentro del llamado Centro Histórico se ubica la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida hacia 1570 por los franciscanos y terminada hacia 1590, cabe aclarar que esta construcción fue muy precaria: de cal y canto con techo de tejamanil y sin torre. La campana se instaló en el cerro en el que hoy se erige el Monumento al Volador.

El Monumento al Volador es un magnífico escenario para admirar la ciudad, propicio también para embelesarnos con el paisaje que nos permite visualizar los cerros papantecos, hasta el lejano Polutla y anhelar el paisaje marino.

En este mirador podemos encontrar el Mural al Volador, el cual narra la ceremonia de los voladores de cómo solicitan el permiso al Dios del Monte para poder realizar el corte del palo volador y efectuar el ritual que conlleva a la ejecución de la danza en todo su esplendor.

De verdad le invito a que visite esta bella ciudad, rodeada de decenas de ríos, con mucha cultura por conocer, inclusive a un par de horas podrá empaparse en el mar y así bailar sobre las olas. ¡Visite México!

Esta entrada fue publicada en Mundo.