«Llora el Espíritu de Los Mixes» recuerdo de un gran pueblo en lucha permanente desde hace más de 500 años

Llora el espíritu de los mixes;

inician la penosa reconstrucción

 

Sábado, 02 de Octubre de 2010 17:32

Crónica de Oaxaca

Salvador Flores Durán

Santa María Tlahuiltoltepec, Mixe, Oax.

1 de octubre.-

El espíritu mixe llora.

El miedo de los habitantes no se ha desvanecido y algunos abandonan su pueblo ancestral; unos inician la pesada remoción de escombros en sus viviendas y otros lamentan todavía la pérdida de todo su patrimonio.

A unas horas de haber enterrado a las 11 víctimas, después de la pesada búsqueda de los cuerpos de duró tres días para la remoción de toneladas de lodo, el espíritu y fortaleza de los mixes empieza a renacer.

Mujeres y hombres herméticos, duros, difíciles para llorar, los nunca conquistados, inician otra lucha por regresar a la normalidad, están seguros que saldrán adelante, pero ruegan a Dios que no llueva más, porque la gran cantidad de agua provocará más gritas y derrumbes. Los caminos a la zona siguen afectados y hay numerosas localidades incomunicadas.

Sócrates Vásquez, director de la radio comunitaria Jëmpoj, informó que el censo realizado por la Sedesol arrojó 200 casas dañadas en la cabecera municipal y se organizan albergues y estrategias de control para distribuir la ayuda que ha llegado al municipio, aunque falta evaluar los daños en las comunidades y se han formado equipos de voluntarios para llevar ayuda a las 10 localidades a las que se tiene acceso.

Dijo que esta el momento no se ha decidido cuántas familias serán reubicadas, mientras que los elementos del Ejército y la Marina ya han salido del municipio, aunque continúan las brigadas de la CFE y CAO, y la maquinaria sigue trabajando para despejar los caminos.

“Es un día donde se están reencontrando las familias, platicando, para ver qué pasó y otros están saliendo, no es un éxodo masivo, pero algunas personas se han ido a vivir a otros lados y otros por trabajo”, explicó.

A nombre de los mixes, Sócrates Vásquez, agradeció el apoyo de la ciudadanía, así como a los pueblos vecinos, y lamentó la actitud de reporteros de medios corporativos, “querían ver muertos para justificar su viaje hasta acá, creemos que a los indígenas nos siguen viendo solo en la nota roja, como números, lo que pasó es una desgracia”.

Verónica y Teodora descansan en paz, juntas, en una sola tumba, y en una fosa contigua, descansan sus hermanos, Ramón, que tenía 11 años y José Luis, de 14.

El domingo pasado, un día antes de la tragedia, las hermanas Teodora de 12 años y Verónica Hernández Cardozo de 14, ayudaron a su madre para atender la tienda de abarrotes que despareció totalmente y se ubicaba a unos 600 metros del palacio, en una curva que comunica con el panteón del lugar.

Por la tarde cenaron y se fueron a dormir. Llevaban tres días de lluvia continua y neblina espesa y hacía mucho frío.

Al igual que sus hermanos, Ramón de 11 años y José Luis, de 14, se fueron a dormir temprano. Las niñas en la cama de un cuarto distinto al de los niños.

La muerte, vestida de lodo, las sorprendió. Cuando escucharon el estruendo despertaron aterrorizadas y sólo alcanzaron a abrazarse. Los cuerpos de las niñas, al igual que los de sus hermanos, fueron localizados abrazados.

Los rescatistas dicen que la fuerza del lodo era como la de una locomotora.

Antes de ser enterrados, las víctimas fueron calzadas con huaraches de pata de gallo, como es la costumbre entre los mixes. No con zapatos, porque dicen que en el camino al más allá se queman.

“En ese camino deben andar con huaraches, como anduvieron aquí nuestros ancestros”, explica un profesor de la primaria.

El jueves fue el día en que la banda de música de Tlahuiltoltepec, integrada por más de 50 jóvenes, verdaderos artistas, tocaron la música más triste de sus vidas.

El tiempo estaba nublado y frio, y las mujeres, desde temprano, iniciaron la preparación de la comida para todo el pueblo. Decenas de pollos fueron destazados para preparar un caldo de chile picoso, otras prepararon cientos de tamales enrollados en hojas de milpa, y casi todas acudieron a la iglesia para dejar flores.

El día del entierro transcurrió con esfuerzos redoblados para localizar todos los cuerpos de las víctimas. Los primeros fueron rescatados cerca de las 11 de la mañana, y el último, del regidor de salud del municipio, Eduardo Hernández Martínez, cerca de las seis de la tarde, pero transcurrieron otros 30 minutos para poder sacarlo a fuerza de palas y con la ayuda de maquinaria pesada.

Antes de ser localizado, los perros famélicos merodeaban el lugar y eran ahuyentados por bomberos, soldados, policías y pobladores. Había un olor fétido, lo que hacía apurar los trabajos.

La larga misa fue oficiada por los padres Ignacio Ocampo, Vicario de la orden de los Salesianos de San Juan Bosco, quien viajó desde la ciudad de México para dar los servicios funerarios, admeás de Leopoldo Ballesteros, párroco de Totontepec, quien duró 15 años en Tlahuiltoltepec y habla el mixe a la perfección, además del padre Marino Mandich y Alfredo Fabián Galindo, párroco de este lugar.

Unas 700 personas partieron en el cortejo fúnebre desde el auditorio municipal poco después de las 10 de la noche, acompañados por los responsos de la banda de música, el olor a flores, veladoras y el llanto de los deudos, mientras que se repartía mezcal en pequeñas copitas desechables, mientras le frio arreciaba.

La larga fila de ataúdes era cargada por hombres que se relevaban. Las pisadas sonaban en el lodo chapoteando y el panteón fue insuficiente para albergar a la multitud.

El dolor y el llanto irrumpió libremente ante las fosas abiertas y los ataúdes fueron bajados con mucho trabajo. Luego, al llanto se sumó el ruido de la tierra sobre la madera, mientras el padre Alfredo iba de una fosa a otra dando sus últimos rezos regando el agua bendita.

“Ya no hay problema, ya fueron perdonados de sus pecados, llevan puestos sus huaraches para caminar al más allá, se van a reunir con nuestros ancestros. Ya descansan, ahora a nosotros nos toca trabajar para que el pueblo regrese a la normalidad”, dijo el viejo profesor mixe.

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