Pensar de dos maneras

Auto de fe (Elías Canetti)

Meng Tse (372-289 a.C.)
—¿Qué haces aquí, muchacho?
—Nada.
—Entonces, ¿por qué te quedas parado?
—Porque…
—¿Sabes leer?
—Pues sí.
—¿Cuántos años tienes?
—Nueve cumplidos.
—¿Qué preferirías: un chocolate o un libro?
—Un libro.
—¿De veras? Estupendo. ¿Así que por eso estás aquí?
—Sí.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Mi papá me regaña.
—Ajá. ¿Cómo se llama tu padre?
—Franz Metzger,
—¿Te gustaría viajar a otro país?
—Sí. A la India. Hay muchos tigres.
—¿Y adónde más?
—A la China. Hay una muralla enorme.
—¿Te gustaría escalarla?
—Es demasiado ancha y alta. Nadie puede escalarla. Por eso la construyeron.
—¡Cuánto sabes! Se ve que has leído mucho.
—Sí, leo siempre. Papá me quita los libros. Quisiera ir a una escuela china. Tienes que aprender cuarenta mil letras. Todas no caben en un libro.
—Eso es lo que tú crees.
—Las he contado.
—De todas formas no es cierto. Deja esos libros del escaparate. No hay ni uno bueno. En el bolsillo tengo algo mejor. Espera, que te lo enseñaré. ¿Sabes qué escritura es ésta?
—¡China! ¡China!
—Eres lo que se dice un chico listo. ¿Habías visto ya algún otro libro chino?
—No, lo adiviné.
—Estos dos caracteres significan Meng Tse, el filósofo Meng. Fue un gran hombre en la China. Vivió hace 2250 años y sus obras todavía se leen. ¿Te acordarás?

Auto de fe (1935)

Elias Canetti (Rustschuk, ciudad del Imperio Otomano, ahora Ruse, la actual Bulgaria, 1905-Zúrich, 1994), escritor y pensador en lengua alemana, Premio Nobel de Literatura en 1981.
Sinopsis de la novela: A través de la historia de Peter Kien, un especialista en China internacionalmente conocido, propietario de una biblioteca de 25.000 volúmenes de la que se ocupa él mismo, Canetti habla de los peligros de considerar que un intelectualismo rígido y dogmático, encerrado en sí mismo, pueda prevalecer sobre el mal, el caos y la destrucción. Así, el protagonista de Auto de fe, después de soñar que sus libros eran quemados, se casa con su asistenta, Teresa, una mujer iletrada y embrutecida, que habrá de ayudarle en la tarea de preservar su biblioteca. Pero Teresa le echa de su casa y Kien, convertido en un mendigo, vaga por el submundo de la ciudad, con su espíritu fluctuando entre horribles alucinaciones y una realidad inenarrable. Su desintegración final le llevará, en una acción que cierra el ciclo de su sueño premonitorio, a quemar su biblioteca y esperar allí la muerte, en medio del incendio.
Según el escritor italiano Claudio Magris, «Auto de fe sigue siendo la obra maestra de Elias Canetti, y uno de los más grandes libros de nuestro siglo: una parábola visionaria y gélida del delirio destructivo a que se ha entregado la razón occidental.»
Miguel de Unamuno
Del sentimiento trágico de la vida (fragmento)

» La mente busca lo muerto pues lo vivo se le escapa; quiere cuajar en témpanos la corriente fugitiva, quiere fijarla. Para analizar un cuerpo, hay que menguarlo o destruirlo. Para comprender algo hay que matarlo, enrigidecerlo en la mente. La ciencia es un cementerio de ideas muertas, aunque de ellas salga vida. También los gusanos se alimentan de cadáveres. Mis propios pensamientos tumultuosos y agitados en los senos de mi mente, desgajados de su raíz cordial, vertidos a este papel y fijados en él en formas inalterables, son ya cadáveres de pensamientos. ¿Cómo pues, va a abrirse la razón a la revelación de la vida? Es un trágico combate, es el fondo de la tragedia, el combate de la vida con la razón. »