El Santuario gudalupano en la ciudad de San Luis Potosí

 

Adrián René Contreras

En la Sacristía del Santuario de Guadalupe de San Luis Potosí, hay una inscripción que dice que en ese lugar ofició misa el Cura Miguel Hidalgo y Costilla, pero en realidad la presencia de Hidalgo y su relación con los potosinos va mas allá de un acontecimiento aislado, fortuito o accidental.

Por curioso que parezca Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y Félix María Calleja del Rey, formaron lo que hoy se denominaría como un “patronato pro-construcción” del Santuario de Guadalupe, al menos para su última etapa.
En 1799 se habían gastado, ya, en la construcción del Santuario, mas de cien mil pesos, una cantidad bastante considerable, pero la obra estaba inconclusa, aunque ya estaba la nave principal, faltaba la fachada y las torres, por lo que el mencionado “patronato” con el ayuntamiento de San Luis idearon la realización de una temporada de toros, con quince corridas. No existe antecedente a corridas de toros en San Luis, no obstante existir en las cercanía, ganaderías de reces bravas. Este hecho, de suyo debió crear gran expectación en la población.
En los primeros días del año 1800, el ayuntamiento solicitó al Virrey Azanza, su anuencia para tan majestuoso evento. El Cura o párroco de San Luis don José Anastacio Sámano (cabe recordar, que en ese tiempo sólo existía una parroquia) se oponía a tales corridas argumentando que eran un motivo para pecar pues las señoras encopetadas se confeccionarían vestidos provocativos para irse a exhibir públicamente, que la gente se emborracharía cometiendo excesos y una sarta de ideas maliciosas mas, que expuso al virrey en una carta y este la turnó al Fiscal, un señor de apellido Borbón que contestó duramente diciéndole al cura que “Sería mas laudable el celo del Cura de San Luis si costeara de su bolsillo la conclusión de la obra del templo de nue3stra señora de Guadalupe en vez de oponerse a las corridas de toros….”

La festividad taurina se programó entonces para el mes de mayo de 1800, para lo cual el ayuntamiento mandó retirar a todos los vendedores y puestos de la Plaza de Armas, reubicándolos en la de San Francisco, para proceder a levantar la temporal plaza de toros, quizás la primera de San Luis.

Pero sucedió que justo por esos tiempos fue cambiado el Virrey Azanza por el señor Marquina y las fiestas tuvieron que trasladarse para el mes de Octubre de ese mismo año.

Dándo los últimos toques a la organización, Hidalgo propuso que abrieran plaza los indios con sus danzas, cosa que no aceptó Calleja que siendo el Comandante de Armas de San Luis lo veía como un desaire a la tropa para que hiciera el despeje de la plaza de toros. Hidalgo, ecuánime y conciliador como debió serlo no vio mayor problema en ello y accedió sin mas a que fueran el regimiento encabezado por Ignacio Allende, subalterno de Calleja partiera plaza, en tanto afuera bailarían los danzantes sus danzas chichimecas.

El Cabildo por su parte solicitó a los hacendados de la región aportaran reces para las corridas, recibiendo una respuesta favorable, algunos además de reces aportaron dinero y otros que no las tenían sólo aportaron dinero, pero hubo quienes no se molestaron en contestar como los de Villela, Jaral, La Estanzuela, El Coyonoxtle, La Sauceda y Pozo de Acuña que se vieron muy mezquinos.
Llegó la fecha, el 9 de Octubre de 1800 se hizo la bendicón del Santuario seguido por un solemne triduo. La primera misa fue cantada por el Cura Hidalgo. (aún se conserva el cáliz utilizado por él) y después de las fiestas religiosas siguieron las profanas, es decir, las Corridas de Toros y toda la feria espontánea que en torno a ella se generó.

La plaza de toros construida de madera y forrada con manta de ixtle, decorada cuidadosamente en su interior, daba un aspecto agradable.

El palco de honor fue ocupado por el Letrado Intendente Interino de la provincia, don Vicente Bernabeu, por el cura don Miguel Hidalgo y Costilla y por el Coronel don Félix María Calleja del Rey, Jefe de armas de San Luis Potosí, en tanto Capitán Ignacio Allende, al frente de una Compañía del Regimiento de la Reina, despejaba plaza, constituyendo esto uno de los mas gustados atractivos que la gente aplaudió todas las tardes.

Los resultados económicos fueron superiores a lo esperado y el reporte del Intendente Bernabeu al Virrey Marquina expresa que a las “funciones concurrió infinito y nunca visto número de gentes de lugares aún muy distantes”…. y …..” ningún desgraciado acontecimiento, sino sosiego y tranquilidad continuas”…Así es como gracias a la comunión de tres personajes de la historia nacional, se concluyó la construcción de nuestro hermosísimo Santuario de Guadalupe y quien iba a decir que diez años después, Hidalgo y Allende estarían enfrentándose en una guerra a l mismísimo Calleja o viceversa

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