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Por primera vez en la historia del antiguo Colegio de San Ángelo Mártir y del Museo de El Carmen, que alberga en la actualidad el tradicional y ya histórico Altar de Dolores que se monta como precedente a la Semana Santa, se presentará de manera digital.
A través de las redes sociales del recinto museográfico, ubicado en San Ángel, se difundirán infografías, cápsulas de video y fotografías de los altares colocados en años anteriores. Y se podrán apreciar dos óleos de la Virgen de Dolores, un anónimo de 1775, y otro firmado por José de Ibarra de 1752.
A través de dicho material se difundirá el origen de esta tradición que –según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)– nació en Florencia y llegó a la Nueva España con los misioneros franciscanos:
Ellos “mostraron a los indígenas una Virgen Dolorosa que, al igual que ellos, padecía y lloraba. Su adopción cultural fue rápida y ya para el siglo XVII, en sitios como los antiguos pueblos de San Ángel, Tizapán, Tlacopac y Chimalistac, al sur de la capital virreinal, la colocación del altar y los honores rendidos a la madre de Jesús, eran no sólo motivos de reflexión y penitencia, sino también de reunión y verbena popular”.
La tradición marca que el altar se coloca siete días antes del Viernes Santo, llamado Viernes de Dolores, y permanece hasta el Jueves de las Amapolas, durante la semana de Pascua. Su propósito es “alegrar y distraer a la Virgen María del dolor que le causa la Pasión y la muerte de su hijo en la cruz”.
El montaje que ha hecho cada año el Museo de El Carmen incluye banderas multicolores de papel, vidrio azogado para representar el llanto de la Dolorosa y multiplicar la luz de las velas. La jefa de difusión del museo, Daniela Alcalá, dijo a través del comunicado del INAH que, durante el siglo XIX, cuando la celebración tuvo su mayor auge, la gente le llamaba “incendio” al altar, por el efecto que las piezas de vidrio producían al replicar la luz de los cirios.
Añade el comunicado:
“Cada Viernes de Dolores, los pobladores de San Ángel se reunían para peregrinar por cada una de las casas en donde previamente se había montado un altar. Así, llamaban a la puerta tanto de chozas como de grandes mansiones, usando un peculiar santo y seña:
“¿Ya lloró la Virgen?”
Entonces se les invitaba a pasar y rezar un rosario, el anfitrión les ofrecía aguas de sabor y cada una tenía un significado: Jamaica, la Pasión de Cristo, la sangre de Cristo; limón con chía, la Resurrección; tamarindo y naranja, la amargura de María; y horchata la pureza de la Virgen.
Luego de siete días, en Viernes Santo, la Virgen Dolorosa salía en procesión silenciosa del templo de El Carmen acompañada de los feligreses, y un fraile daba un sermón en el atrio.
El altar virtual podrá verse en las redes sociales del museo Facebook/MuseoDeElCarmen, Twitter @museodeelcarmen e Instagram @museodeelcarmen.