ROMA
(EUROPA PRESS).-
El Prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral y presidente de la Comisión Vaticana instituida por el Papa para hacer frente a la pandemia y sus consecuencias, Peter Turkson, señaló que uno de los caminos para lograr la paz en el mundo es que se limite la producción de armas y que los gobiernos destinen los recursos que gastan en comprar material de defensa al ámbito sanitario.
“No podemos luchar contra la pandemia si estamos luchando, o preparándonos para luchar, unos contra otros”, manifestó el cardenal ghanés Peter Turkson en una conferencia de prensa celebrada en la Sala de Prensa de la Santa Sede con el título ‘Preparar el futuro, construir la paz en el tiempo de la covid-19’.
Así, celebró el respaldo de 170 países al llamamiento de la ONU para que haya un alto al fuego, si bien ha incidido en que “una cosa es llamar o apoyar una declaración de cese al fuego, otra cosa es implementarla”. “Necesitamos congelar la producción y el comercio de armas. Las actuales crisis interconectadas que he mencionado (salud, socioeconomía y ecología) demuestran la urgente necesidad de una globalización de la solidaridad que refleje nuestra interdependencia mundial”, recalcó.
También lamentó que hoy en día se dedican “sumas sin precedentes” a gastos militares que incluyen “los mayores programas de modernización nuclear” mientras que “los enfermos, los pobres, los marginados, y las víctimas de los conflictos están siendo afectados desproporcionadamente por la crisis actual”.
“No puede haber sanación verdadera si no hay paz. La reducción de los conflictos es la única posibilidad de reducir las injusticias y las desigualdades. La violencia armada y los conflictos y la pobreza están efectivamente vinculados en un ciclo que impide la paz, fomenta los abusos de los derechos humanos y obstaculiza el desarrollo”, incidió.
Así, aseguró que la Iglesia apoya firmemente los proyectos de construcción de la paz que son esenciales para que las comunidades en conflicto y post-conflicto respondan a covid-19. Y a este respecto ha manifestado que “sin el control de las armas, es imposible garantizar la seguridad”. “Sin seguridad, las respuestas a la pandemia no están completas”, ha sintetizado.
Por su parte, la monja italiana Alessandra Smerilli, coordinadora del grupo de trabajo sobre economía de la Comisión Vaticana para el covid-19 ha invitado a hacer una reflexión para entender hacia dónde dirigir los recursos financieros durante este cambio de paradigma. Para ella, en la situación provocada por el coronavirus, “la primera seguridad es la de la salud y el bienestar”.
“¿Y si en lugar de hacer la carrera de armamentos, ‘corremos’ hacia la seguridad alimentaria, sanitaria y laboral? ¿Qué están pidiendo los ciudadanos en este momento? ¿Necesitan un estado militar fuerte, o un estado que invierta en bienes comunes? ¿Tiene sentido seguir haciendo inversiones masivas en armas si no se pueden salvar vidas humanas porque no hay un sistema de salud adecuado?”, se preguntó.