Donde come uno… comen 18

Donde come uno… comen 18
Si la situación económica ya estaba difícil, con la pandemia se ha puesto peor

El Sol de México

Si la situación económica ya estaba difícil, con la pandemia se ha puesto peor; sin embargo, los mexicanos a lo largo y ancho del país no se dejan derrotar, “qué se le va a hacer, hay que comer”, afirman, aunque ahora en la mayoría de las mesas (donde hay una) la base de la comida son frijoles, arroz y tortillas.

Cuando hay algunos pesos más, se agregan huevo, verduras y leche. ¿Carne? Sólo de pollo y eso cuando hay dinero extra. Rascándole de donde sea, los refrescos embotellados no faltan.

En las zonas urbanas se batalla más que en el campo donde en cualquier pedazo de tierra se pueden cultivar hojas verdes, chayotes o calabazas. En fin, aunque sólo sea dos veces al día, la comida está servida.

Ciudad de México

Ana María López Mendoza vive en la calle Mirasol en la colonia Atlampa, alcaldía Cuauhtémoc. Era mediodía y estaba apurada para terminar los deberes de la casa y seguir con la comida, recién había terminado la clase virtual con uno de sus nietos.

Desde temprano, cuenta, va por la leche a la Conasupo. Han pasado más de 20 años desde que dejó de llamarse así, pero los mexicanos aún la recordamos bajo ese nombre y no Liconsa, como actualmente se llama.

Desde la sala de su hogar asegura que la pandemia por Covid-19 no le ha cambiado su rutina, pero mientras narra su día a día, se da cuenta de que sí lo ha hecho. Un ejemplo de ello son los gastos en el mercado.

“Los precios si están subiendo. Un día encuentro el jitomate a 10 pesos y al otro día lo encuentro a 20, el limón estuvo casi a 50 pesos… o compro un limón o compro medio kilo de carne porque está carísima también”, dice.

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Eduardo Martínez Báez, de 76 años, reside solo en un domicilio cercano a línea fronteriza en Mexicali, por lo que cuando compra alimentos, “son para el día” y sólo deben de cumplir el requisito de gustarle a él.

A diario compra los ingredientes que va a necesitar, toda vez que no cuenta con alacena ni refrigerador.

Le bastan 6 pesos para tener la base de uno de sus platillos, ya que el puré de tomate es de lo más económico que puede adquirir en los mercados, maximizando su rendimiento con un poco de agua. Batalla con el fuego al no tener una estufa, pero las ramas de mezquite se han vuelto la opción más básica para tener un fogón con el cual preparar diariamente sus alimentos.

Tardó alrededor de media hora hasta que se empezaron a observar las burbujas que reflejaron la temperatura exacta para introducir los trozos de chicharrón que finalmente dieron forma a sus tacos en tortilla de maíz.

Don Eduardo aseguró que el terreno en el que vive es suyo, así como otros dos lotes contiguos, los cuales heredó tras la muerte de su esposa, quien perdió la vida por haberse enfermado de cáncer de seno. Mariela Tapia / La Voz de la Frontera

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