La pandemia cambió el rostro de la música en el mundo

La pandemia cambió el rostro de la música en el mundo

Ángel Vargas

La Jornada

El rostro de la música de concierto experimentó este 2020, el denominado Año Beethoven, sensibles cambios ante el embate de la pandemia y sus secuelas. El Covid-19 pudo detener al mundo por vez primera en la historia, pero no logró silenciarlo.

Entre las afectaciones más severas de la emergencia sanitaria está la suspensión, primero parcial y luego indeterminada y hasta definitiva, de actividades presenciales en salas de concierto, casas de ópera y festivales. Si bien ha habido intentos de regresar a los escenarios, esos esfuerzos han tenido que esperar mejores tiempos.

Algunas de las más importantes orquestas, ensambles y casas musicales y líricas del mundo enfrentan severas crisis que los tienen al borde del colapso. Es el caso del Metropolitan Opera House de Nueva York.

Para evitar contagios cerró el 11 de marzo, y en junio anunció que reabriría el 31 de diciembre, con una gala de Año Nuevo. Esa interrupción de actividades podría costar a la organización unos 100 millones de dólares en pérdidas de ingresos.

Al momento de cerrar dejó sin pago a muchos de sus empleados, incluidos los integrantes de la orquesta y el coro. En un hecho calificado sin precedente, la famosa compañía estadunidense realizó, el 25 de abril, una gala vía Internet que reunió a 40 de sus mejores artistas –entre ellos el tenor mexicano Javier Camarena–, quienes desde sus casas y en diferentes partes del mundo se unieron a esta iniciativa para recaudar fondos y garantizar la supervivencia de la institución.

Esa crítica situación para el Met Opera se acentuó en septiembre, al tener que indemnizar a su ex director James Levine, despedido en 2018 tras acusaciones de acoso sexual, según informó el diario The New York Times el día 22 de ese mes.

En julio, la agrupación anunció la reanudación de sus actividades con una temporada virtual de recitales verano-otoño con algunas de las figuras más importantes de la ópera internacional, entre ellas la soprano rusa Anna Netrebko y Javier Camarena. La modalidad de los conciertos fue de pago por evento, a un costo de 20 dólares por recital.

Dolor y resiliencia

2020 será recordado como un año de contrastes: penumbra y esperanza, dolor y resiliencia. Las suspensiones y postergaciones de conciertos, funciones de óperas y festivales se dieron por racimos en gran parte de las capitales del mundo a partir de finales de febrero.

En Italia, el Covid-19 obligó a cancelar 7 mil 400 conciertos y montajes teatrales programados entre esas fechas, incluidos los de la legendaria Scala de Milán, lo que provocó una pérdida estimada en 10 millones de euros; lo mismo en Berlín, donde también se anunció la anulación del festival de ópera wagneriana de Bayreuth, que debía realizarse a partir del 25 de julio.

El obituario musical lamentó el fallecimiento del compositor polaco Kryztof Penderecki, último exponente del cambio radical que ha experimentado la música en el mundo, acaecido el 28 de marzo a los 86 años. Una sensible pérdida para el arte sonoro del mundo, como la experimentada el 7 de enero en México con el deceso, a los 69 años, del promotor cultural Ignacio Toscano, quien transformó la cultura musical del país.

De la mano de la oscuridad viene también la luz y en estos meses de pandemia no han sido la excepción. Sobrados son los testimonios recogidos por los medios de comunicación y las redes sociales sobre cantantes y músicos profesionales y aficionados que salieron a las calles a infundir con su canto y sonido mensajes de esperanza, así como alentar al cuerpo médico del planeta que enfrenta la crisis sanitaria.

Esas expresiones comenzaron a multiplicarse de manera vertiginosa en las plataformas electrónicas y las redes sociales, con músicos compartiendo también su arte en busca de aligerar a la humanidad del pesar ante el duelo.

Diversas instituciones musicales, como las Filarmónicas de Berlín y de Viena, y músicos de prestigio mundial, como el violonchelista Yo-Yo Ma, compartieron de forma gratuita una amplia variedad de materiales en medios electrónicos.

México no quedó al margen de esa dinámica y entre otros materiales destaca la grabación hecha en plena pandemia por la Orquesta Sinfónica Nacional del Huapango, de José Pablo Moncayo, en la que cada músico tocó desde su casa.

Ese video se consolidó como fenómeno viral en redes sociales. Tan sólo 10 días después de su estreno, el 8 de julio, y hasta el 18 de ese mismo mes, había registrado cerca de 800 mil reproducciones y fue compartido por miles de personas.

La tendencia permitía en ese entonces equiparar su impacto con los videos subidos a YouTube en marzo por la Orquesta Nacional de Francia y el Coro Internacional de Ópera de Italia, con el Bolero, de Maurice Ravel, y el Va pensiero, de la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, que en poco más de cuatro meses superaron 3 millones de vistas.

La virtualidad ha representado uno de los principales cambios en el ámbito de la música de concierto, como ha sido en general en gran parte de los órdenes de la vida cotidiana. A lo largo de este año, se ha consolidado como la principal opción para que la música se mantenga más viva y vigorosa que nunca.

Prácticamente todos los solistas, agrupaciones, artistas, salas, compañías e instituciones musicales han dado el salto a esa opción, para mantenerse en activo y como medida para allegarse ingresos.

Hay quienes afirman que en la nueva normalidad las presentaciones musicales serán en formato híbrido: presenciales y a distancia. Entre ellos, el coordinador Nacional de Música y Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, José Julio Díaz Infante:

Hay coincidencia en cuanto a que la que virtualidad llegó para quedarse, aunque no de manera exclusiva. La comunidad coincide en que no hay nada que se equipare a la experiencia presencial..

En medio de esta dicotomía de tragedia-esperanza y la incertidumbre, el mundo no dejó de celebrar al alemán Ludwig van Beethoven en el 250 aniversario de su natalicio. Desde la virtualidad o en salas vacías, el poder de su música y su mensaje esperanzador han sonado con vigor en el transcurso de estos meses, si bien el clímax se vivió hace unos días, el 16 de diciembre, fecha exacta de su nacimiento, con infinidad de conciertos, exposiciones, charlas y programas especiales.

 

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