El Hospicio de Religiosos de Nuestra Señora de la Merced en Querétaro

Por José Félix Zavala
La Real Orden Militar de La Merced,
para la redención de los cautivos cristianos.
 
El Hospicio de Religiosos de Nuestra Señora de la Merced
Su origen en 1249 fue en Barcelona, España
La aprobación canónica por el Obispo Berenguer Palau
La autorización del Rey Jaime l
San Pedro Nolasco, el fundador.
Junto a Hernán Cortés, vino como capellán,
el fraile mercedario, Bartolomé Olmedo
Esta sin terminar la cúpula y la torre, del actual templo de La Merced de Querétaro, donde actualmente se busca su terminación, se han rescatado los frescos ocultados durante años, por capas de pintura blanca, que lo decoraban, desde el coro hasta el altar mayor, volviéndole parte de su dignidad.
 
Es necesario recordar la destrucción total, del antiguo templo y hospicio de Nuestra Señora De La Merced, fundados, por los frailes mercedarios, en el año de 1736. Al frente de esta obra, en su inicio, estuvo Fray Francisco de Niz de Santa María, pertenecientes a la Provincia de La Visitación de México. Los mercedarios radicados en Querétaro, Fray José Lozano y su hermano de sangre, el fraile mercedario también, llamado Fray Florentino, fueron parte activa de la conspiración de la Independencia de México, en la ciudad de Querétaro fueron arrestados y expulsados a un tiempo. Regresó posteriormente el fraile José Lozano y un 24 de septiembre, día de Nuestra Señora de La Merced, este fraile predicó un panegírico a la Virgen, donde incluyó una brillante defensa de la independencia nacional, que le costó el arresto definitivo, narró los pormenores del arresto de Epigmenio González, entre otros héroes nacionales.
Los frailes mercedarios, vuelven a Querétaro y retoman la empresa de construir un nuevo templo a la Virgen de la Merced, obteniendo los permisos necesarios, el Fraile Joaquín Ramírez, hacia 1850. El antiguo templo y Hospicio de La Merced, construido en la actual calle de Altamirano, entre 16 de septiembre y 15 de mayo, era dirigido por estos religiosos, consistía un templo, el hospital y la capilla de La Santa Escuela de Cristo, teniendo un gran auge en su momento.
 
Los tres grandes santeros locales, los llamados “tres marianos”, los de la llamada “Escuela queretana de escultura”, dejaron su huella, en ese antiguo hospicio y oratorio y algunas de sus esculturas forman parte del nuevo templo. La primorosa imagen de Nuestra Señora de La Merced, presidiendo el retablo del altar mayor, es una de ellas. El conjunto escultórico llamado, «La Virgen Clementísima«, donde en una escena, La Virgen, sedente, con el niño Jesús en los brazos, es acompañada por un niño y una niña, en forma por demás enternecedora, una Dolorosa de gran valor, por su expresión, llamada “De la buena muerte”, colocada en el primer nicho del lado derecho, una talla fascinante de un Cristo crucificado agonizante, perteneciente al oratorio de la Santa Escuela y ahora colocado en la capilla anexa, llamada del Santo Niño de la Salud y un Jesús Nazareno, bellamente tallado, colocado en un capelo a la entrada derecha del templo, son las obras de arte de estos tres escultores Queretanos.
Estamos hablando de los grandes escultores queretanos, nuestros óptimos santeros, Mariano Arce, Mariano Perrusquía y Mariano Montenegro, cuyas obras se pueden contemplar en este templo, construido en la calle de Cornelio, hoy avenida Independencia. Dicen que el antiguo y malogrado Hospicio de la Merced, fundado por los frailes mercedarios, contaba con magníficos retablos de madera tallada y magníficas esculturas, además de una rica joyería para la imagen de Nuestra Señora de La Merced, que medía vara y cuarto. Se menciona en documentos de la época, que, en la antigua calle de La Merced, esquina con El Sol Divino, hoy calle Altamirano y 16 de septiembre, hubo un oratorio, llamado de “La Santa Escuela”, construido en 1755, a solicitud de Fray Ignacio Monroy. Estaba integrado este oratorio, al claustro frente a la portería, dentro del conjunto arquitectónico del Hospicio de Nuestra Señora de La Merced.
De cautivos eres
dulce redentora
y de las Mercedes
Divina Señora.
El nuevo templo.
 
A principios del siglo X1X, fueron adquiridos los predios de Dámaso Gutiérrez, en la calle de Cornelio y comprados con limosnas, donadas por gente pobre. En 1857 se coloca la primera piedra del nuevo templo de Nuestra Señora de la Merced. Fray Trinidad del Castillo y Taboada, fue el mercedario que emprendió, sin ningún apoyo económico, la obra aún inconclusa y en forma por demás “original”, se hizo de los medios necesarios, para dejarla, casi en el estado en que se encuentra a la fecha. Existen en la actualidad, dos esculturas de santos mercedarios, abandonadas y en descuido, en la capilla anexa del templo de la Compañía de Jesús, sede de la Parroquia Mayor de Santiago, que debieran estar en el templo de Nuestra Señora de la Merced, expuestos al culto y a la contemplación de quienes gustan de la escultura. Se bendijo el nuevo templo mercedario, el 23 de mayo de 1879. 
Su fachada es de estilo neo clásico, con columnas y pilastras de estilo compuesto, adornadas con guirnaldas, en los intercolumnios, tiene cartelas, con resaltes en piedra. En el segundo cuerpo un nicho veneciano le sirve de marco a una escultura en cantera de la Virgen de La Merced y dos esculturas una de san Pedro Nolasco y otra de san Ramón Nonato, ambos de la Orden Militar de Nuestra Señora de la Merced. 
 
El interior del templo de bóveda de cañón corrido y en forma de cruz latina, seis ventanales, capillas en los cruceros, coro alto, seis nichos a lo largo de la nave y una capilla anexa, de tres bóvedas cada una en el medio, con una linternilla, está decorada toda con frescos, al parecer de la escuela de pintura de San Carlos.
Los frescos que decoran la iglesia de La Merced «nueva», tanto en los nichos de la nave, como en el altar mayor, figuran retablos, con columnas de estilo compuesto, simuladas, lo mismo que con hojarasca abundante, ángeles y querubines, además de encortinados con terminaciones en borlas y remates mixtos. Pueden apreciarse en lo alto del fresco del altar mayor, una Santísima Trinidad, donde el Padre Eterno tiene en sus manos a Jesucristo muerto, en la bóveda del presbiterio, existe un conjunto agraciado de querubines. El Coro esta con la misma decoración que la nave, falta en él el órgano que algún día existió y que fuera destruido, hay allí dos cruces con tallas de Dimas y Gestas y a la entrada del templo, en un capelo se muestra la escultura de Jesús Nazareno, ya citada, muy venerada, su nicho está lleno de ex votos y recuerdos de los milagros, de agradecimientos de sus devotos.
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