En El Rosario zona arqueológica muy…

Teotihua-Juan

Zona arqueológica de máxima

importancia en Querétaro   

Diario de Querétaro  

Margarita Ladrón 

Con un presupuesto federal de 500 mil pesos, un equipo de tres arqueólogos del INAH-Querétaro excavaron por primera vez desde que fuera registrado en 1958, el sitio arqueológico El Rosario, ubicado en el municipio de San Juan del Río, a 20 minutos de la capital del estado. 

Ahí encontraron lo que definieron como el hallazgo más importante de la zona Centro-Norte del país y que consiste en dos murales y graffiti de influencia teotihuacana, en lo que fuera un centro ceremonial cuya vida abarcó desde el año 250 hasta el 900 d.C.  

Así lo informaron los arqueólogos Carlos Viramontes, Fiorella Fenoglio y Juan Carlos Saint-Charles, quienes resaltaron la urgencia de continuar con la investigación ya que el sitio presenta un estado de deterioro avanzado a consecuencia del saqueo y las lluvias y puede colapsar en cualquier momento.  

«El sitio fue un centro ceremonial y su extensión es de aproximadamente cinco hectáreas, pero lo que se ha excavado son sólo 50 metros» precisó Carlos Viramontes, encargado del proyecto de conservación de la zona. 

«No se trata de basamentos piramidales sino de recintos ceremoniales, administrativos y habitacionales en donde vivían sacerdotes y cuya utilización pudo ser para sacrificios humanos», aseguró. 

Lo anterior se concluye – a reserva de investigaciones en el laboratorio- con base en los dibujos del mural, los cuales constan de cuchillos curvos de obsidiana usados en sacrificios y figuras trilobuladas, que se asocian con el corazón sangrante, señaló Fiorella Fenoglio quien tiene a su cargo determinar el significado de la iconografía cuyos colores principales son el rojo, amarillo y blanco.  

Al ser estos cuchillos los dibujos que más se repiten en los murales es que los arqueólogos le han denominado al lugar El Pórtico de los Cuchillos.  

En los murales se aprecian, además de los cuchillos, braceros y personajes dibujados de frente «característica que define los murales teotihuacanos» explicó Fiorello.  

Otras representaciones son escudos y dos tipos de vírgulas: una de la palabra y otras que significan sonido o música.  

Fiorello subrayó que la diferencia principal de las pinturas teotihuacanas y las halladas en El Rosario es el trazo, pues «en Teotihuacan es mucho más fino y aquí los dibujos son más burdos». 

Precisaron también que ya se solicitó al INAH un presupuesto de un millón de pesos destinado al rescate, restauración y consolidación de los murales, únicos en su tipo por estar fuera de Teotihuacan.  

Su exhibición sería en el Museo Regional de Querétaro si no se garantiza la seguridad del lugar; eventualmente el sitio se podrá abrir al público pero una vez terminado el proyecto de rescate, que puede durar hasta siete años.  

El objetivo principal de la investigación es para determinar qué hacían teotihuacanos en la zona «El sitio ha sido muy generoso porque hemos encontrado muchos elementos e información, a través de fauna, ofrendas, los murales, textiles, etc.» afirmó Viramontes. 

Juan Carlos Saint Charles, quien investiga qué civilización o cultura habitó el lugar, abundó que el edificio presenta cuatro etapas de construcción, «el sistema constructivo, los materiales cerámicos y elementos arquitectónicos nos indican una estrecha relación con Teotihuacan» e informó que los murales hallados corresponden a la primera etapa constructiva del lugar, lo que los sitúa en el año 250 d.C. 

«En términos de relevancia y ocupación, este sitio es más importante que El Cerrito» ubicado en el municipio de Villa Corregidora, afirmó Viramontes.  

Su momento de mayor auge fue entre el 400 y 600 d.C., antes de la caída de Teotihuacan y llegó a ser el principal sitio de la zona centro norte.  

Su ocupación fue desde el año 250 hasta el 900 d.C. «El Rosario es uno de los muchos enclaves que tenía Teotihuacan; cuando llegaron los toltecas a El Cerrito hicieron un esfuerzo constructivo enorme, por eso es más grande en tamaño, pero no lo fue en importancia» dice Viramontes.  

Si bien se tiene conocimiento de la existencia de los murales desde 1993, por falta de presupuesto no se pudo realizar la excavación correspondiente. 

Por otro lado, la geóloga Dora Carreón, del centro de geociencias de la UNAM-Juriquilla concluyó que el centro ceremonial fue construido sobre lo que hace miles de años fue un río; las arenas del lecho seco de un río con la lluvia se activan, por eso este paleo-río volvió a su «cauce» con la cantidad de agua que cayó durante las lluvias del verano de 2003.  

A partir de 2007 es que el equipo de arqueólogos determinó que ya era momento de intervenir el lugar.  

Se propuso el proyecto de excavación que incluyera las disciplinas de arqueología, paleoambiente, arqueoastronomía, geología, etc. y que definiera las características estructurales del edificio. 

¿Cuál ha sido la reacción de los vecinos de la comunidad de El Rosario? 

«Afortunadamente ellos han sido muy sensibles y hemos trabajado para que la población asuma el sitio arqueológico como un patrimonio propio porque al no haber población indígena, no hay identificación con los antepasados», finalizó Viramontes.  

CAJA DE DATOS 

Cronología del sitio arqueológico El Rosario 

250 d.C. primera etapa de construcción en la cual se edifican los murales. 

400 al 600 d.C. Segunda y tercera etapas de construcción y época de auge del sitio. 

900 d.C. Última etapa de construcción y abandono del sitio. 

1958. Roberto Gallegos registró ante el INAH el sitio arqueológico de El Rosario; menciona su deterioro y la influencia teotihuacana.  

1975. Enrique Nalda nuevamente reporta el sitio coincidiendo en que es teotihuacano. 

1986. El Atlas Arqueológico Nacional lo incluye en el mapa de sitios mexicanos con su cédula. 

1993. Hubo un saqueo que dejó al descubierto uno de los murales. 

1995. Un hundimiento dejó al descubierto otro mural. 

2003. Las fuertes lluvias de septiembre de este año provocaron la formación de un socavón de siete metros de profundidad.  

2007. Un equipo multidisciplinario del INAH-Querétaro propuso un proyecto para trabajar en el sitio El Rosario. 

2009. Se realizó por primera vez la temporada de excavación arqueológica de marzo a mayo.