Querétaro, independencia y proyecto de nación

LA INDEPENDENCIA Y LOS PROYECTOS PARA LA NUEVA NACIÓN

En España, la invasión napoleónica ocasionó un vació de poder que los criollos aprovecharon para conspirar en contra del gobierno español. En Querétaro, los conspiradores hacían reuniones secretas disfrazadas de Academias Literarias que la señora Josefa Ortiz de Domínguez organizaba, pero no faltaron los traidores que los denunciaron. Cuando el Corregidor se enteró de la denuncia, tuvo que fingir que no sabía nada, pues él mismo era un conspirador y salió de su casa para iniciar una inspección junto con las demás autoridades. Antes de salir, don Miguel encerró a su esposa Josefa, para que no fuera a cometer una indiscreción.

Desesperada por su encierro, doña Josefa golpeó el piso de su habitación, esperando que el alcalde de la cárcel, que tenía sus oficinas justo debajo, la escuchara. Al oír los taconazos en el techo, el alcalde Ignacio Pérez salió de inmediato a San Miguel El Grande para avisarle al capitán Allende que la conspiración había sido descubierta. Como el capitán Allende no se encontraba en su casa, fue con Aldama y juntos se dirigieron al pueblo de Dolores a informar lo que había acontecido en Querétaro al cura Hidalgo y a Allende.

Hidalgo tomó la decisión de iniciar el movimiento de independencia. Allende sabía que contaba con el apoyo de muchos hacendados de la región y además, como capitán de ejército, tenía a su servicio muchos soldados que le eran fieles. El cura Hidalgo contaba con el apoyo de todo el pueblo, por lo que tocó las campanas de la iglesia. Cuando acudieron a su llamado, Hidalgo los invitó a que se unieran al movimiento. Fue fácil convencerlos, pues el pueblo estaba harto de los abusos y explotación de los españoles. De Dolores salieron hacia la ciudad de Guanajuato, llevando como estandarte a la Virgen de Guadalupe.

En Querétaro, todo sospechoso fue detenido y cuando se encontraron las armas en casa de Emeterio y Epigmenio González, ambos fueron sentenciados a prisión perpetua. El Corregidor y su esposa también fueron detenidos y encerrados. Era imposible que el cura Hidalgo viniera a Querétaro, pues a pesar de que la ciudad fué el foco de donde irradió el movimiento insurgente, el virrey ordenó que inmediatamente fuera puesta bajo estricta vigilancia con tres mil hombres de infantería y caballería. Los revolucionarios que no fueron muertos o capturados tuvieron que unirse a otros insurgentes.

Dentro del bando realista destacó la actuación de los frailes franciscanos; unos llegaron a actuar como soldados y artilleros con tal de defender al gobierno español, otros sacaron de su santuario a la Virgen del Pueblito y la nombraron Generala del Ejército Realista, y otros defendían la causa realista desde el púlpito.

De esta manera Querétaro tuvo un doble papel: fue un punto de apoyo para las operaciones militares de los realistas pero también fue el núcleo de la revolución para los insurgentes, aunque estos tuvieron que esconder su verdadera posición política.

Durante su encierro, Miguel Domínguez y su esposa se enteraron que sus amigos conspiradores habían sido capturados por el ejército español, fusilados y que sus cabezas colgaban de cada una de las esquinas de la alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, donde el ejército insurgente había matado a muchos españoles. La lucha por la independencia se prolongo diez años, hasta que en 1821, Agustín de Iturbide, militar realista, hizo un pacto con Vicente Guerrero, ultimo líder de los insurgentes y juntos lucharon contra los españoles hasta lograr la independencia de México.

Una vez conseguida la independencia, había que decidir que tipo de gobierno se instalaría en la nueva nación. Existían dos proyectos diferentes: uno proponía una República y el otro una Monarquía, que fué la que triunfó con el reinado de Agustín de Iturbide. Pero éste duró tan solo un año y tras su caída el debate continuó durante cincuenta largos años. El grupo del partido liberal proponía una República Federal, lo que implicaba que cada Estado de la Federación tendría autonomía: su propio gobierno y su propia Constitución. El partido conservador ya no proponía un imperio por la mala experiencia tenida con Iturbide, pero querían instalar una República Centralista en la que la capital de la República tomaría las decisiones para todo el país y los gobernadores serian impuestos desde el centro. Las diferencias básicas entre la ideología liberal y la conservadora se pueden resumir en el siguiente cuadro:

TEMA LIBERALES CONSERVADORES
Forma de gobierno República Federal República Centralista
Ejército Reducir el ejército Ampliar efectivos
Propiedades corporativas Expropiar y venderlas Respetar. Solo en caso de emergencia usar como garantía
Sociedad Todos iguales ante la ley. Implica quitar privilegios y transculturización de los indígenas Conservar privilegios. Mantener el orden colonial
Religión Libertad de culto Católica como la oficial
Educación Gratuita, obligatoria y laica Permanencia del clero y de los valores tradicionales.
Economía Libre mercado. Un Estado regulador Proteccionismo. Un Estado interventor.

Pero liberales y conservadores coincidían en algunos temas como se ve en el siguiente cuadro:

TEMA COINCIDENCIAS
Sociedad Abolición de la esclavitud
Economía Fomento a la industria textil y fomento a la agricultura (aunque por diferentes medios)
Propiedad Respeto a la propiedad privada

Para apoyar a la industria en general y en particular la textil, los liberales propusieron la inversión privada, tanto de capitales nacionales como de extranjeros, así como crear un clima de seguridad para que éstos llegaran. Los conservadores estaban a favor de la creación de un Banco que proporcionara los recursos. Hacia 1830, cuando Lucas Alamán fundo el Banco del Avío, varios empresarios obtuvieron créditos y múltiples facilidades para instalar industrias.

En Querètaro, un grupo de empresarios dirigidos por el gobernador Manuel López de Ecala intentaron, sin éxito, impulsar la industria textil que había decaido enormemente debido a que con la Revolución de Independencia, muchos capitales salieron del país y la libertad de comercio permitió que entraran telas extranjeras a bajos precios y muchos obrajes desaparecieron.

Fue Cayetano Rubio quien vino a reactivar la industria textil en Querétaro. Este español tenia varios negocios en diferentes partes de la República Mexicana y contaba con el favor de las autoridades mexicanas pues varias veces les prestó dinero. Rubio fundó en Querétaro las fábricas textiles El Hércules y La Purísima, donde se elaboraban mantas de lana y algodón. La apertura de la fabrica El Hércules, la más grande en Querétaro y una de las más importantes de la República Mexicana, tuvo como consecuencia la aparición de un pueblo obrero que adoptó el mismo nombre que la fábrica: Hércules

Más de dos mil personas trabajaban para el señor Rubio , ya fuera dentro o fuera de la fábrica y la mayoría vivía en Hércules, al ritmo que le marcaba el silbato de la fábrica. Se abrieron escuelas y comercios para que la población no tuviera que trasladarse a la cuidad. Los comercios eran propiedad de los Rubio y ahí tenían que hacer sus compras los trabajadores pues solamente les aceptaban los vales con los que les pagaban su salario. Dentro de la fábrica había un médico que atendía a los operarios, pero también existían prisiones donde se encerraban a los que cometían una falta.

Para echar a andar las modernas máquinas que mandó traer de Europa para su fábrica, Cayetano Rubio tuvo que construir dos presas y un acueducto que llevara el agua desde La Cañada. Al irse apropiando del agua y además contaminándola, recibió varias denuncias de los campesinos de la región, pero como el señor Rubio era un hombre de negocios muy rico e influyente, las denuncias no prosperaban. Otro grupo afectado por la prosperidad de El Hércules fueron los telares familiares que comenzaron a desaparecer al no poder competir contra la moderna industria. Este fué el precio que se pagó por el proceso de industrialización. El pueblo de Hércules fué mas tarde llamado Villa Cayetano Rubio, pues este hombre fue un personaje central en la vida industrial y económica de Querétaro.

Uno de los puntos más discutidos entre el partido liberal y el conservador fue el papel que debía jugar la Iglesia Católica en la sociedad mexicana. Los liberales la culpaban de mantener al pueblo, a través de la educación, sumido en un fanatismo que impedía su progreso. También la acusaban de mantener el control de las tierras y de explotar al pueblo por medio del pago de diezmos y de los servicios que prestaban (bautismos, matrimonios, entierros, etc.). Para poner fin a esta situación, los liberales Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y José Ma. Iglesias dictaron las siguientes leyes: La Ley Juárez suprimió los privilegios de militares y sacerdotes. La Ley Lerdo desamortizó los bienes del clero (que pusieran a la venta sus propiedades) y la Ley Iglesias suprimió el cobro por los servicios que prestaba la Iglesia.

Como estas leyes afectaban directamente al ejercito y al clero, el bando conservador se opuso a ellas y aparecieron una serie de movimientos en toda la República Mexicana. En Querétaro, la mayoría de la población defendió a la Iglesia por tener lazos económicos con esta institución y por que se sentían

directamente afectados, pues su vida diaria estaba ligada íntimamente al calendario religioso.

A pesar de las protestas y enfrentamientos, el gobierno de Benito Juárez promulgó las llamadas Leyes de Reforma que fueron todavía más enérgicas con la Iglesia. Los cementerios pasaron al control del gobierno; se creó el Registro Civil para que fuera el Gobierno y no la Iglesia el que llevara el registro de nacimientos, muertes, matrimonios, testamentos, etc; se hizo obligatorio el matrimonio por el civil; se decretó la libertad de culto y se nacionalizaron los bienes del clero; se prohibió que se abrieran nuevos conventos y se sacó a frailes y monjas de los que ya existían.

En Querétaro, el encargado de llevar acabo todas estas reformas fue el Gobernador José María Arteaga, quién se enfrentó a la resistencia conservadora encabezada por el General Tomás Mejía. Entre las primeras medidas tomadas por el general Arteaga, estuvo el sacar a los religiosos y religiosas de sus conventos. Esto causó disgusto y pena entre la población y muchas familias ofrecieron recibir dentro de sus casas a aquellas monjas que no tenían a donde ir.

La aplicación de Las Leyes de Reforma y los enfrentamientos entre los generales Arteaga y Mejía tuvieron como consecuencia el inicio de la destrucción de edificios y monumentos de la ciudad. Por ejemplo: al templo y convento de San Francisco se le quitaron los terrenos donde tenía el cementerio y se destruyeron las capillas. Los conventos pasaron a ser propiedad del gobierno y los usaron como cuarteles militares, hospitales o escuelas, sufriendo un gran deterioro y el saqueo de obras de arte que ahí se encontraban.