«La Creación» en los pueblos de Mesoamérica

La tierra en el México Prehispánico, su creación y representaciones

Diario de Querétaro

Daniel Valencia

La creación

Los pueblos mesoamericanos explicaron el origen de la tierra por medio de un mito universal que habla del caos primordial, del desorden primigenio, simultáneo a la existencia de los dioses creadores y al inmenso océano que todo lo rodeaba.

El pueblo Mexica fue el gran sintetizador del conocimiento y religión prehispánica en Mesoamérica, gracias a los Mexicas podemos adentrarnos en la cosmovisión que compartían los pueblos del altiplano. Entendemos para los fines de esta exposición a la cosmovisión como el conjunto estructurado de sistemas ideológicos, o formas de pensar de un grupo social, que en un momento histórico le permiten interpretar el universo.

Un libro escrito en el siglo XVI refiere a la mitología prehispánica del altiplano mesoamericano sobre la creación de la tierra. Este es la Historia de los mexicanos por sus pinturas, en el se habla de una deidad suprema como principio no creado, dual, padre y madre, llamado Ometéotl «dios dual o dualidad sagrada» , el cual estaba formado por dos seres primordiales Tonacatecutli, el «señor de nuestra carne» y por Tonacacíhuatl «señora de nuestra carne. Entiéndase la palabra carne como sustento o alimento, en particular las plantas cultivadas, entre ellas el maíz. Esta pareja fue creada y siempre vivió en el treceno cielo, el más alto de la jerarquía celeste, llamado Omeyocan, «lugar de la dualidad».

Los dioses anteriores engendraron a cuatro hijos, llamados genéricamente Tezcatlipocas: Mixcóatl o Tezcatlipoca rojo, Tezcatlipoca negro, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli o Tezcatlipoca verde azul. De estos cuatro dioses principales fueron creados los demás dioses secundarios. Tal como lo dice la Historia de los Mexicanos…:

Hicieron a Mictlantecutli y Mictecacihuatl, marido y mujer y eran estos dioses del inframundo. Y luego crearon los cielos, allende del treceno, e hicieron el agua y en ella criaron a un pez grande, que se dice Cipactli, que es como caimán, y de este pez hicieron la tierra como se dirá.

Estando todos cuatro dioses juntos, hicieron del pez Cipactli la tierra, a la cual dijeron Tlaltecuhtli y pintaron como dios de la tierra, tendido sobre un pescado, por hacerse hecho de él.

En otro manuscrito del siglo XVI llamado Histoire du Mechique, se nos afirma que Tlaltecuhtli, dios o diosa de la tierra, ocupaba el octavo cielo de la concepción astral mesoamericana. Así también plantea una variante en el mito de origen de la tierra, al señalar que dos dioses, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca bajaron del cielo a la diosa Tlaltecutli, la cual estaba llena por todas las coyunturas de ojos y bocas, con las que mordía como bestia salvaje.

… y ordenaron que de ella saliese todo el fruto necesario para la vida del hombre, hicieron de sus cabellos, árboles, flores y yerbas; de su piel la yerba muy menuda y florecillas; de los ojos, pozos y fuentes y pequeñas cuevas; de la boca ríos y cavernas grandes; de la nariz valles y montañas.

Sus representaciones

Las representaciones o imágenes más antiguas de la tierra en los amoxtli o códices la muestran como una dualidad serpiente lagarto con el hocico abierto. La Histoire du Mechique señala que el señor o señora de la tierra era como un monstruo con muchos ojos y bocas en las coyunturas, con las que mordía como bestia salvaje.

Mientras que en el libro Monarquía Indiana de Juan de Torquemada se dice que a la tierra tenían por diosa y la pintaban como rara fiera, con bocas en todas las coyunturas, llenas de sangre, diciendo que todo lo comía y lo tragaba.

En el Códice Borbónico es representado en la parte superior de los cuadretes por un sapo terrestre, de cuyas fauces asoma un cuchillo de piedra, se hace acompañar de un ave verde de chalchihuite. En el cuadrete calendárico se establece que corresponde a la segunda hora del día correspondiente a Venus, como lucero del Alba. En la parte baja se asocia con la cabeza del lagarto, serpiente o caimán en su representación de Cipactli, el primer día del calendario, el llamado monstruo terrestre ocupando una fecha importante para la actividad adivinatoria.

Fray Diego Durán, en su Historia de las Indias… señala que por ser principio de mes y día primero, se le considera un buen día además de ser una fecha en que se coronaban los señores y reyes.

Tlaltecuhtli y su asociación a Presagios, magia y supersticiones

Aquellos que nacían en el día Cipactli eran hombres estimados, presuntuosos y ricos, andadores de caminos, grandes trabajadores, valientes guerreros y afortunados mercaderes.

En cuanto a magia se refiere, cuando había bautizos u otras fiestas donde se servía en grande, antes de empezar a comer los invitados tomaban un bocado de la comida y lo arrojaban al suelo, esta acción se entendía en honro del dios Tlaltecuhtli.

Entre las supersticiones se asociaba a Tlaltecuhtli como el dios vengador del adulterio. Pero fundamentalmente con aquellos númenes o fantasmas que vivían sobre la tierra. Aquellos que no tenían pies ni cabeza, rodando por el suelo y emitiendo gemidos los cuales se dedicaban a espantar a la gente, eran considerados como mal agüero. Pero también existían otros que cuidaban de los bosques, espacios naturales sagrados, montes y lagos. De acuerdo con la región reciben el nombre de chaneques, chanes y aluxes.

Tlaltecuhtli y el mito de origen El sol de tierra

Este mito se refiere a los cinco soles cosmogónicos, el cual plantea que la creación se logró en cinco ocasiones por la lucha de dos deidades contrarias, Quetzalcoatl y Tezcatlipoca. Las versiones de la creación de los cinco soles se refieren a la terminación de cada creación por la acción de uno de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, y todas concluyen que el quinto sol, el que se vivía en el momento de la conquista española, acabaría por temblores de tierra.

La Piedra del Sol también llamada calendario azteca, en su parte central muestra los grabados de cuatro soles en forma de cuadrete alrededor del rostro de Tonatiuh, dios del sol y personaje central de la piedra. Cada cuadrete muestra cuatro unidades que significan el día en que empezaron y de acuerdo al orden, el primer sol es Nahui océlotl o 4 tigre. El sol de tierra, como puede ser traducido es el Tezcatlipoca al cual se asocian elementos como tierra, tigre, noche, su color es negó y su rumbo es el norte.

Asociación con otros dioses

Tlaltecuhtli participó de la creación del universo junto con otros dioses que van dando sentido tangible a la realidad. Tláloc y Chalchiuhtlicue habitaban en los montes y en aquellos lugares terrenales donde se contenía agua y se fabricaban nubes de agua.

Mictlantecuhtli, señor del inframundo, ocupante del noveno nivel, reinaba en el interior de la tierra y por lo tanto estaba en contacto con Tlaltecuhtli. Por su parte Toci, la vieja madre, la anciana sabia fue un importante numen terrestre, matriz generadora de todo, inclusive a ella se le atribuye la capacidad de provocar temblores como diosa vinculada a la tierra. Finalmente Coatlicue «la de falda de serpientes», a quien se le ha atribuido una advocación de diosa madre, tiene grabada en su base la efigie de Tlaltecuhtli, pretendiendo de esta forma hacer participe a la profundidad de la tierra con las ofrendas que recibía como diosa de los sacrificados y de las muertas en parto.

Hasta aquí hemos hecho una síntesis del mito de creación, representaciones y contenidos simbólicos atribuidos a Tlaltecuhtli, dualidad de la tierra. Sin embargo en el altiplano mesoamericano, los pueblos que lo habitaban consideraban también a la tierra como un espacio, tangible, material, existente entre el cielo y el inframundo, los cuales estaban habitados por dioses, en tanto la tierra era habitada por hombres, animales y vegetales. El orden, uso y conservación de ese espacio dependía de los dioses y sus mensajeros quienes mantenían el equilibrio del plano terrestre, incluyendo aguas y montañas.

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