Los órganos monumentales de La Catedral Metropolitana de México

La Catedral Metropolitana de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos de Ciudad de México, sede de la Arquidiócesis Primada de México, al norte de la Plaza de la Constitución en el Centro Histórico, forma parte de un conjunto arquitectónico Patrimonio de la humanidad desde 1987.

Es una de las obras más sobresalientes de la arquitectura hispanoamericana. Construida según los planos del arquitecto español Claudio de Arciniega, quien se inspiró en las catedrales españolas y fue erigida poco después de la conquista española de Tenochtitlán, desde 1573 y que concluyeron el interior en 1667 y en el exterior hasta 1813.?

Fueron alrededor de 250 años de construcción de este sitio, así que prácticamente todos los principales arquitectos, pintores, escultores, doradores y demás artistas plásticos del virreinato trabajaron en algún momento en la edificación del recinto. Este gran lapso de edificación permitió que se integraran en ella los diversos estilos arquitectónicos que estuvieron vigentes y en boga en esos siglos: gótico, barroco, churrigueresco, neoclásico, entre otros.

Las capillas están ricamente adornadas con altares, retablos, pinturas, muebles y esculturas. En el coro catedralicio se encuentran dos de los órganos dieciochescos más grandes del continente. Los órganos cubren dos de los grandes arcos de la nave principal. Su estructura es barroca con gran influencia francesa, ya que en sus ornatos puede verse la rocaille finamente trabajada. Los órganos datan del siglo XVIII y fueron terminados en 1736. La Gaceta de México del 23 de octubre de ese año nos informa de lo siguiente:

“Se hizo entrega de los dos suntuosos órganos de esta Metropolitana, y consta cada uno de primorosa y bien tallada caja de exquisitas maderas; tiene diez y siete varas de alto y once de ancho, Y haciendo asiento en la hermosa tribuna llena todo aquel hueco y sube hasta arriba del medio punto que al sitio corresponde; y su formal composición se reduce a un capaz secreto suficiente a que suene por ambas vistas e impelido viento que despiden cinco fuelles de marca mayor, que lo comunican de alto a bajo sin ser vistos ni oídos, por ser contenidos en lo interior y más alto de las cajas, que son tan corpulentas que cada una encierra en lo interior de sus fachadas más de tres mil trescientas cincuenta flautas, de que se forman las armoniosas mixturas de sus flautados, llenos, cornetas, trompetas, clarines, nazardos, ecos, tambores, campanas, cascabeles, violines, flavioletes, bajoncillos y todo lo demás que constituye un órgano con todos sus cabales.”

Tener dos órganos gemelos fue una iniciativa que surgió en España como un símbolo de poder y de magnificencia del barroco musical, como resultado del movimiento religioso de la Contrarreforma y del culto católico. No obstante, no existe un repertorio mexicano o americano para dos órganos, o de momento no se conoce.

Estos órganos de Catedral fueron dañados por un incendio registrado en 1967. Se llevaron a cabo diversos trabajos de restructuración para recuperar el “alma”: el sonido que tenían hace 200 años los órganos monumentales de la Catedral Metropolitana. El alemán Jürgen Essl y el español Andrés Cea fueron los organistas que dieron vida a un concierto de reinauguración del Órgano de la Epístola que fue sometido a una restauración y rehabilitación que se inició en 2007 y terminaron en 2009, y más tarde en 2011 y 2013.

Fueron siete años de labores ininterrumpidas, para que ambos instrumentos lucieran como nuevos, donde fue posible recuperar el sonido y restaurar la estructura de madera que contiene sus más de cuatro mil tubos. El Conaculta y la Fundación Alfredo Harp Helú hicieron posible la rehabilitación de este patrimonio histórico musical, con una inversión en cada instrumento, de cuatro millones 800 mil pesos para el restaurador de la carpintería y 816 mil euros para el restaurador del sonido, que en los dos casos fue en el taller de Gerhard Grenzing, ubicado en Barcelona.

Tener dos órganos gemelos en la Catedral metropolitana, es una excepción; el haberlos restaurado, un hecho histórico y el escucharlos nuevamente juntos, después de medio siglo, un privilegio. Se trata de los instrumentos más antiguos y más ricos conservados en el mundo y desde luego porque son los únicos órganos gemelos que trabajan en América. En la Catedral estos órganos se tocan por lo menos cada ocho días, y hay tres organistas y en el proyecto está que las solemnidades principales.

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