Sergio Hernández,  pintor y grabador nacido en 1957, en Huajuapan de León, Oaxaca

Exhiben retrospectiva de Sergio Hernández en San Ildefonso

Reúnen 143 obras que representan 25 años de trabajo, un semblante de lo que soy, expresa el artista

En la muestra del escritor oaxaqueño Sergio Hernández hay varias obras de un Benito Juárez más real y personal, en contraposición a la fantasía de los políticos.
Merry MacMasters
La Jornada

La exposición Sergio Hernández es un semblante de lo que soy, expresó el pintor y grabador nacido en 1957, en Huajuapan de León, Oaxaca, al referirse al conjunto de 143 obras, que representa 25 años de trabajo, que a partir de este viernes se exhibirá al público en el Colegio de San Ildefonso. Mi obra es atemporal; voy y regreso, asegura el artista. Algunos de los trabajos se presentan por prime-ra vez.

Las cuatro secciones curatoriales en que se divide la exhibición son representativas de los temas y preocupaciones manejados por Hernández: Historia (presagios y códices, Benito Juárez, Pinocho y el axolote, violencia y pandemia); Universos (paisajes nocturnos y maderas con hoja de oro); Mitología (salvaje, las ninfas, la sombra, los axiotes, ardientes y otros), y Naturaleza (selvas, botánica, ballenas y territorios).

Hernández no es ajeno a la violencia inusitada que vive el país: Es un drama lo que vivimos. Los seres humanos siempre han sido salvajes. En el cuadro Muro de la ignominia, el expositor hace referencia a las primeros víctimas del conflicto de 2006, en Oaxaca, por ejemplo, el fotorreportero estadunidense Brad Will.

También hay muchas obras en torno a la figura de Benito Juárez. Al respecto, recuerda que Luis Echeverría, cuando era presidente, inundó el país de figuras del Benemérito de las Américas. Es un Juárez, sin embargo, que está en el ideario de los políticos. Hay un personaje que es real y otro que es una fantasía de los políticos. El Juárez de Hernández es más real y personal. De allí, destacan las obras Juárez no existe y Juárez al derecho y al revés, ambas de 2022.

Al artista le complace exhibir en el Centro Histórico, ya que viví por estos barrios. Además, cuando se descubrió el Templo Mayor un amigo lo invitó a conocerlo y le impactó sobremanera.

La primera parte de la exposición tiene que ver precisamente con sus series trabajadas en torno a diferentes códices, como aquel sobre el Popol Vuh (2011), carpeta realizada en el taller de Fernando Sandoval en Oaxaca, que lleva un texto de Miguel León-Portilla. También el códice Yanhuitlán, así como el díptico al óleo Mitos purépechas. En esta misma sección se incluye el monumental óleo El ombligo de la Luna (2017), de 4 por 4 metros.

Colaboración con Toledo

Hernández siempre estuvo muy cercano a Francisco Toledo (1940-2019), a quien conoció en París y recibió de él orientaciones en sus primeros acercamientos al gran arte europeo. Más adelante, coincidieron en la defensa del patrimonio artístico y cultural en Oaxaca. A lo largo de 30 años colaboraron en diferentes proyectos, labor que el expositor continúa: Ahora trabajo en un proyecto de la danza.

La dedicada a la figura de Pinocho es el último trabajo en grabado en Hernández y está integrado por medio centenar de piezas. Explora el universo de la mentira y el descreimiento contemporáneos.

En el apartado Universos se aprecia, entre otras cosas, el empleo que hace Hernández de la madera. Marisol Espinosa, responsable del estudio del artista y cocuradora de la exposición, explica que el padre de Hernández era ebanista y realizó todas las esculturas de Cristo en la localidad de Huajuapan de León. De allí su gusto por la madera, que en la exposición ha cubierto de hoja de oro.

La exhibición es el resultado de un diálogo entre el equipo del Estudio Sergio Hernández y el del Colegio de San Ildefonso. De acuerdo con Eduardo Vázquez Martín, director del museo, su discurso viene de la lectura de la obra del artista.

La obra reunida, agrega, agrupa técnicas diversas, distintos formatos y múltiples relatos: frescos, óleos, gráfica, técnicas mixtas, oros y plomos. Sus temáticas aluden desde los antiguos presagios que anunciaron la llegada de los extraños a Tenochtitlan y los códices de la Conquista hasta tablas que muestran la forma caótica, trágica y esperpéntica, además de fantasías, sueños, delirios y pesadillas.

Para Vázquez Martín, la exhibición termina con una nota alegre, es decir, con una gran canción de la naturaleza.

El funcionario relacionó a Hernández con el muralismo, disciplina que ha abordado el recinto con motivo de los 100 años de este movimiento, ya que el artista inaugurará mañana su primer mural en la Facultad de Estudios Superiores Aragón. En vilo es una obra hecha en blanco y negro, de 31 por 1.80 metros, y se refiere a la situación difícil que vive el planeta.

La exposición Sergio Hernández permanecerá hasta el 28 de enero de 2024 en el Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico de la Ciudad de México).

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