Los admiradores de Franz Kafka (1883-1924) arrebataron el libro en español que publicó Galaxia Gutenberg

Mis dibujos son una escritura pictórica puramente personal: Kafka

Para los expertos, la faceta artística del autor de El proceso era fantásticagrotesca e inquietante

Cuaderno de dibujo de Kafka; y trazos realizados entre 1901 y 1907 en una hoja suelta.
Mónica Mateos-Vega
La Jornada

En 2021, los admiradores de Franz Kafka (1883-1924) prácticamente se arrebataron el libro en español que publicó Galaxia Gutenberg con todos los dibujos del autor checo. Fue descubrir una faceta que había permanecido un tanto oculta por su peso literario.

Kafka dibujante es realistafantásticogrotesco y no pocas veces inquietante, como lo describen los especialistas y seguidores que pudieron apreciar a detalle sus trazos conservados en hojas sueltas, así como en un cuaderno entero en el que se aprecian figuras humanas frágiles, desvalidas y a la vez enigmáticas y fascinantes.

Si bien se habían publicado algunas ediciones con una selección de los dibujos, la de Galaxia Gutenberg es la primera que incluye todo el material, además de algunos inéditos hasta esa fecha, con ensayos de Judith Butler, Pavel Schmidt y Andreas Kilcher, quien en la introducción del libro de 368 páginas narra que el periodista y escritor Max Brod (1884-1968), gran amigo de Kafka, conservó y recopiló no sólo los manuscritos literarios, sino también los dibujos desde el momento mismo en que nacieron.

En 2019, la Biblioteca Nacional de Israel dio a conocer ese material; fue entonces cuando por fin un tribunal resolvió la disputa judicial de más de una década sobre la propiedad del acervo. Antes de morir, Kafka había pedido a su amigo que destruyera todo, escritos y cartas.

Sin duda, sus dibujos, realizados con un manifiesto y serio interés por el arte, le parecieron poco dignos para ser conservados, pero sí los consideró así Brod, quien por su parte, hacia 1900, dibujaba con algunas ambiciones, promovía a los artistas contemporáneos y coleccionaba con plena conciencia sus obras, escribe Kilcher.

Al morir, Brod se inició una ‘‘historia kafkiana” de 11 años con relación a sus archivos. La mayoría de los documentos ya habían sido publicados, excepto la correspondencia entre los dos amigos, los diarios íntimos, las reflexiones y los dibujos de Kafka.

La madre del Franz, Julie Löwy, tuvo una educación refinada y se desenvolvió en un ámbito de profesores universitarios, bohemios y artistas del que abrevó su hijo, quien descubrió su talento para el dibujo en su primer año en la Universidad de Praga, donde estudiaba para ser abogado por orden de su padre.

Como un acto de rebeldía y para no dedicarse por entero al estudio de las leyes, se inscribió en cursos de arte, arquitectura y filosofía. Para sorpresa suya, descubrió que tenía un talento nada despreciable para el dibujo, y llenó los márgenes de sus cuadernos y libros jurídicos con sus trazos.

De acuerdo con la agencia Afp, Reiner Stach, autor de una biografía de tres tomos de Franz Kafka, sugiere que sus primeros esbozos representan un paso inicial, aunque mayor, en la cristalización de su futura creatividad literaria.

El joven universitario Kafka, el amante del arte, se sintió atraído por las obras ‘‘japonesas” de Emil Ulrich, artista judío-austriaco, quien había estudiado en Japón.

Según se cuenten las hojas y los bocetos sueltos, son alrededor de 150 dibujos en distintos formatos y soportes: hojas sueltas, recortes de papel, notas impresas o manuscritas, en pequeños juegos y en un cuaderno de 52 páginas no rayadas.

En una carta a su prometida Felice Bauer, al contarle un sueño, el escritor le hace un dibujo para describirle de mejor manera cómo iban tomados de la mano en aquella historia onírica y en seguida le dice: ¿Te gusta mi dibujo? Debes saber que tiempo atrás era un gran dibujante, pero luego me puse a aprender dibujo académico con una mala pintora y eché a perder todo mi talento. ¡Imagínate! Cualquier día de estos te mando unos dibujos viejos, para que tengas de qué reír. En aquella época, ya han pasado muchos años, esos dibujos me satisfacían más que cualquier cosa.

¿Por qué Kafka abandonó el dibujo en favor de la literatura?, es una de las preguntas que de manera constante se hacen los estudiosos de su obra.

Es posible que la respuesta se encuentre en algo que le comentó a su amigo Gustav Janouch, citado en el libro Conversaciones con Kafka (Derek Verschoyle Limited, 1953): Me gustaría mucho poder dibujar. De hecho, siempre lo intento. Sin embargo, nada resulta de ello. Mis dibujos son una escritura pictórica puramente personal, cuyo significado ni yo puedo descubrir pasado un tiempo.

Unos pocos ejemplares de Franz Kafka: Los dibujos (Galaxia Gutenberg, 2021) se encuentran despedigados en librerías mexicanas, al igual que una edición que publicó Sexto Piso en 2011 y otra de Libros del Zorro (2023) titulada Dibujos recuperados.

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