Son preparadas con una base de plátano machacado, vainilla, hielo, leche clavel, endulzante de grosella, leche condensada o como se conoce “lechera” y un poco de canela, aunque hay algunos que también le colocan una galleta de chocolate.

De acuerdo con Ismael Alcaraz Solís quien lleva casi 40 años vendiendo glorias en la ciudad de Veracruz relató que su madre quien empezó con el negocio inició vendiendo los raspados comunes con sabores de grosella, durazno y demás.

Sin embargo, recordó que en su niñez una señora era la que preparaba las glorias y poco a poco otros más la igualaron haciendo que esa receta se convirtiera en parte de la gastronomía veracruzana.

Este nuevo concepto de gloria con leche clavel es el que se hizo popular en toda la zona por lo que es común que en todo el malecón, la playa y el bulevar haya carritos ofreciendo las glorias.

Don Ismael hace su propia preparación del endulzante de grosella, por lo que aseveró que “ese es el detalle” como su receta única.

Estos, en vez de ponerle el plátano y las cremas se les aplica todos los chiles de polvo y el endulzante es de piña, mango o tamarindo.

“Hacemos raspados de todos los sabores nanche, grosella, durazno, tamarindo, las glorias con plátano y las chamoyadas y diablitos que llevan chilitos y pueden ser de tamarindo, mango o piña”, dijo.